martes, 21 de mayo de 2024

Sorpresa

 Lo cotidiano

"Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber", Jn 4:7 

Jesús se encuentra con una mujer al borde de un pozo, que se encuadra en lo cotidiano, lo de todos los días. Jesús se detiene no porque espera convertir a alguien, sino porque está cansado, siente calor, tiene hambre y sed. La mujer llega al pozo no porque haya sido informada que se encontraba el famoso maestro de Galilea, sino porque tiene que sacar agua. Su problema es el agua, no la confesión de sus pecados. Lo que resulta insólito es la hora en este encuentro. El sol del mediodía pega fuerte y la gente prefiere quedarse en sus casas, pero la mujer- de la que se habla mucho en la ciudad - ha elegido esta hora incómoda para evitar encontrarse con algunas personas que tienen la lengua demasiado fácil para hablar de otros. Hay improvisación, sorpresa y espontaneidad en este encuentro. "Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber" La mujer se sorprendió, "Entonces le dijo a Jesús: —Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber?". Jesús suele ser inquietante y cuando desea darnos algo nos tiende una mano. El rico asume el rol de mendigo. "Jesús contestó: —Si tan solo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva". Busquemos en lo cotidiano de todos los días el "agua viva" que viene por parte del Señor y rechacemos aquellas fuentes que no traen vida. "Pues mi pueblo ha cometido dos maldades: me ha abandonado a mí —la fuente de agua viva— y ha cavado para sí cisternas rotas ¡que jamás pueden retener el agua!", Jer 2:13

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

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