viernes, 24 de mayo de 2024

Deseo profundo

Aridez, sed y anhelo

"—Por favor, señor—le dijo la mujer—, ¡deme de esa agua! Así nunca más volveré a tener sed y no tendré que venir aquí a sacar agua", Jn 4:15

Tener hambre y sed de Dios es una expresión que se utiliza para describir el deseo profundo de una persona de tener una relación más íntima con Dios. Va más allá de un programa, una liturgia y asistencia a los cultos. Quienes experimentan esta sed anhelan una conexión más profunda con el Dios de la vida, buscando su presencia y proximidad. Este anhelo es como el de una tierra reseca que anhela el agua para saciar su sed. "Dios mío, tú eres mi Dios. Con ansias te busco desde que amanece, como quien busca una fuente en el más ardiente desierto", Sal 63:1. "¡Demos gracias a Dios por su amor, por todo lo que ha hecho en favor nuestro ¡Dios calma la sed del sediento, y el hambre del hambriento!". Sal 107:8-9. Jesús profundiza y excava en nuestro interior, deja al descubierto una necesidad y nos hace conscientes de lo que no tenemos. Recorrer siempre el mismo camino se puede hacer pesado cuando no está iluminado por otra cosa. Jesús nos dice «El que tenga sed, venga a mí. Ríos de agua viva brotarán del corazón de los que creen en mí. Así lo dice la Biblia.», Jn 7:37-38-El salmista exclamó "Tú eres el Dios de la vida, y anhelo estar contigo", Sal 42:2 

Carlos Scott 

Foto Gilbert Lennox

 

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