Caminante
El evangelio de Juan nos invita a comenzar un viaje hacia una aventura. Se trata de una experiencia de naturaleza arriesgada, de eventos inesperados y en determinadas ocasiones está presente cierta clase de peligro. Nos lleva de los caminos polvorientos de Palestina, a un “territorio sagrado” que no conocemos y que no podemos recorrer con nuestras viejas sandalias en los pies. La revelación no pretende explicar a Dios, sino ponernos en contacto con su misterio. Dios no está lejos y el encuentro requiere profundas exploraciones. Dios deja su casa y se hace caminante. Evidencia lo que es claro y manifiesto. “El que es la Palabra existía en el principio con Dios… Entonces la Palabra se hizo hombre y vino a vivir entre nosotros. Estaba lleno de amor inagotable y fidelidad. Y hemos visto su gloria, la gloria del único Hijo del Padre”, Jn 1:2, 14. Dios se ha revelado en la persona de Jesucristo y nos invita a salir de nuestra oscuridad en dirección a la luz. La luz todo lo descubre no para destruirnos sino para salvarnos. Nos anima a salir de nuestras sombras, ser cuestionados por la luz y ser sanos. "Su amor es inagotable". La luz fija la cita en la otra orilla y nos espera con los brazos abiertos.Carlos Scott
Foto Gilbert Lennox
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