Verdadero
Jesucristo se presenta como el “YO SOY”. “Yo soy” todo lo que las naciones necesitan. “Yo Soy” lo que mi pueblo está buscando. Jesús se revela como el único y verdadero. Revela su identidad mediante una multitud de símbolos como la luz, el pan, el agua, el camino, la vid. Jesús se presenta como el único y verdadero. Él es la luz que da la vida y rechaza las propuestas falsas. Puede tener competidores, pero no competencia. Es único y nos invita a enfocarnos en su dirección. No le agrada que le demos a otros lo que por derecho le corresponde a él. “Pues mi pueblo ha cometido dos maldades: me ha abandonado a mí —la fuente de agua viva— y ha cavado para sí cisternas rotas ¡que jamás pueden retener el agua!”, Jer 2:13. No podemos conseguir de otros lo que únicamente él puede darnos. Jesús nos recibe con nuestras frustraciones, insatisfacción y cansancio. Su vida nos da plenitud. No rechaza a quienes golpearon otras puertas y buscaron agua de pozos contaminados. En las búsquedas inadecuadas nos dice: “—Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna”, Jn 4:13-14
Carlos Scott
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