Sorpresas
El capítulo primero de Juan está lleno de sorpresas y la más grande de todas es que Dios entró en la historia humana. La escritura nos dice que Dios se hizo hombre en la persona de Jesucristo. Dios se ha metido donde estamos nosotros y nos entiende desde adentro”. Juan nos dice que “en él estaba la vida y la vida era la luz de la humanidad”, Jn 1:4. Jesucristo no solo nos da la vida sino también la luz que nos guía en esta vida. Es una luz que resplandece en las tinieblas y las tinieblas no pueden extinguirla. Es un mensaje de esperanza en medio del dolor y el quebranto. Juan escribe a personas afligidas por las tinieblas. Les da ánimo con su anuncio. ¡La luz resplandece! y quiere animar a los que sufren para que sigan adelante. Es una luz que puede guiarnos en medio de las tinieblas de nuestros conflictos, de los grandes problemas y circunstancias adversas. Junto con la visión de la majestad de Jesucristo nos encontramos con esta buena nueva que la luz triunfa sobre la oscuridad y no puede ser vencida. Esta luz verdadera ha venido a este mundo para alumbrar a todo ser humano, Jn 1:9. Somos desafiados a creer en la luz y seguir creyendo. Es una luz que no puede ser extinguida. Ahora bien, tiene un precio creer. Implica acercarnos a la luz y dejar que esta luz nos examine, nos descubra y muestre quienes somos. La luz divina nos revela lo que muchas veces no queremos aceptar, Jn 3:20. Jesús nos quiere examinar y evaluar, Ef 5:13-14. Vuelve a visitarnos en este tiempo y se acerca a todos incluyendo a los que decimos ser “suyos”. El evangelio de Juan nos llama a creer y a ser transformados. “¡Levántate y resplandece que tu luz ha llegado! ¡La gloria del Señor brilla sobre ti!”, Is 60:1Carlos Scott
Foto Gilbert Lennox
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