Señor Dios:
En estas semanas previas a la Navidad anhelamos conocer el sentido, el poder y el misterio de aquella gran misión por la cual viniste a salvarnos de nuestros pecados.
Ayúdanos a enfocarnos en la buena noticia que ha causado gran gozo en la gente alrededor del mundo y a través de los siglos.
Nos admiramos ante la venida del Señor Jesús, que ha modelado la historia del mundo y ha cambiado incontables millones de personas. Necesitamos este evangelio en épocas de tribulación para no volvernos cínicos, dubitativos, temerosos ni vengativos. Fortalece nuestra fe durante épocas desafiantes.
Nos regocijamos en la proclamación de Emanuel, Dios con nosotros. Isaías dijo: «Porque nos ha nacido un niño, se nos ha concedido un hijo; la soberanía reposará sobre sus hombros, y se le darán estos nombres: Consejero admirable, Dios fuerte, Padre eterno, Príncipe de paz».* Necesitamos el gobierno de Cristo, el Señor, porque la humanidad está fuera de control.
Necesitamos al «Consejero admirable» porque deambulamos en ignorancia y necedad la mayor parte del tiempo.
Necesitamos al Salvador que es «Dios fuerte», capaz de salvar y preservar.
Necesitamos al «Padre eterno» que nos protege y provee no solo lo que pensamos que necesitamos sino lo que realmente precisamos.
Necesitamos al «Príncipe de paz» debido a las tensiones entre las naciones del mundo, porque hay miles de personas cuyo corazón está entenebrecido con pensamientos de homicidio y terrorismo, y porque incluso amigos y parientes pelean tan a menudo entre sí.
Siempre hemos necesitado un Salvador. Pero ahora más que nunca.
En el nombre de Jesús el Cristo, Hijo de Dios, Salvador. Amén. *Isaías 9.6
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