“Sean
compasivos, así como su Padre es
compasivo” Lc 6:36
El amor de Dios
es un amor incondicional. Es el amor del
verdadero Padre. Es el amor que prepara
la mesa para todos. Extiende sus brazos por igual e invita a celebrar la vida. Es un amor que nos da libertad incluyendo la
posibilidad que nos marchemos lejos de casa. Es el amor anterior y posterior a los rechazos. Es un amor que
perdona cuando volvemos arrepentidos.
El amor
incondicional es un amor que aprende a perdonar. Perdona sin rencor y amargura. Enfatiza la autoridad de la compasión y la paternidad de la
misericordia. Sed misericordiosos como vuestro Padre que esta en los
cielos es misericordioso. Perdonen como yo los sigo perdonando a ustedes.
Nuestro Dios es un Padre que celebra la vida. Se
enfoca en la alegría porque sus hijos volvieron a casa.
Jesús nos enseña el modelo de ser padre y madre. Que podamos amar
como El ama. Encarnó en su vida este modelo y nos invita a ser mansos y humildes de corazón. La buena noticia es que podemos volver a
casa, el Padre nos da la bienvenida y siempre lo quiere celebrar.
Preguntas para la
reflexión: ¿Somos personas que
brindamos amor, aceptación y perdón o estamos orientados hacia el legalismo?
¿Solemos juzgar a otros y mirarlos con un espíritu de superioridad? ¿Cómo
celebramos la vida? ¿Qué implicancia tiene esto para la misión?
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox
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