«Pero
ustedes son linaje escogido, real
sacerdocio, nación santa, pueblo que
pertenece a Dios, para que proclamen
las obras maravillosas de aquel que los llamó de las tinieblas a su luz
admirable». Pedro 2:9
La
Iglesia es la
que comparte el mensaje de salvación y es comunidad del Reino que representa el
compromiso de Dios con el
mundo.
Este compromiso se manifiesta por medio del sacerdocio universal de todos los creyentes
y por el envío de misioneros.
El
campo de misión es
el mundo entero. Dios confió el don del sacerdocio a todo el
pueblo de Dios; por la cual podemos decir que «Por medio de él, y en honor a su nombre, recibimos el don apostólico para persuadir
a todas las naciones que obedezcan a la fe» (Ro. 1:5). En este marco la iglesia es para todos y con
todos. Cada creyente sea ministro,
laico, misionero es proyectado al trabajo de solidaridad con todo el Cuerpo de
Cristo y el Mundo. La clave es
reconocer que la tarea le pertenece a la iglesia toda y actuar en consecuencia.
La vida en misión es un privilegio.
Pregunta para la
reflexión: ¿Cuál
es el trabajo que nos llama el Señor en los próximos años y qué nuevos desafíos
pone en nuestras manos?
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox
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