jueves, 18 de noviembre de 2021

Hermano, colaborador y compañero de lucha

«Epafrodito, mi hermano, colaborador y compañero de lucha» «Es una ofrenda fragante, un sacrificio que Dios acepta con agrado» (Fil 2.25 y 4.18).

Cuando decidimos unirnos a la misión de Dios y trabajar juntos es una señal de la derrota de Satanás, la evidencia de la unidad y cooperación global. Esto fue lo que ocurrió entre el apóstol Pablo y su relación con la iglesia de Filipos. Epafrodito fue un enviado de la iglesia de Filipos, evidencio el grado más alto de la cooperación y arriesgo su vida hasta las últimas consecuencias. 

Debemos preguntarnos: ¿Por qué todavía el 27% de la población mundial no ha tenido acceso al evangelio o escaso acceso al mismo? ¿Qué pasa con los que no han tenido conocimiento del evangelio? Nuestro mundo tiene hoy 7 mil millones de gente que viven en 234 naciones geopolíticas, pero en más de 16.000 etnias. De esas etnias, más de 6.600 grupos permanecen como los menos alcanzados o no alcanzados integralmente.

“Somos desafiados a trabajar en solidaridad y comunión, con nuestras diferencias de culturas, de riqueza y de trasfondo. Implica la ayuda del Espíritu Santo y una disponibilidad de sacrificar lo nuestro para el bien de su misión”.

Preguntas para la reflexión: ¿Qué pasos puedo dar para tener una mejor relación con las iglesias de otras latitudes y que compromisos podemos elaborar juntos a favor de los menos evangelizados?

Carlos Scott

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