Diferencia sin división
«Les enviamos a Judas y a Silas. Ellos personalmente les explicarán el acuerdo a que hemos llegado”, Hch 15:23-27Desde la perspectiva de Lucas, el Concilio de Jerusalén fue muy importante porque lo que estaba en juego era el evangelio mismo y el seguimiento a Jesucristo. Se trataba de un movimiento que incluía a toda persona de cualquier etnia que llegara a creer en Jesús y ser salvo por la gracia del Señor. Pedro, Santiago y tantos más llegan a la conclusión que no hay que poner obstáculos a los gentiles que aceptan a Jesucristo. La asamblea ratifica el principio de la libertad y de la autonomía. La carta que se les envía afirma la importancia del Espíritu Santo como guía de la comunidad. Hay una escucha humilde de la voz del Espíritu por parte de todos y por lo tanto han decidido no imponerles más cargas que lo básico para que reine la comunión o sea una buena convivencia entre gentiles y judíos. Lo contrario significaba ser una secta dentro del judaísmo que incluía circuncidarse y obedecer la ley de Moisés. Pedro dijo: “Dios no ha hecho ninguna diferencia entre ellos y nosotros, pues también a ellos les perdonó sus pecados cuando creyeron en Jesús”, Hch 15:9. Estos acontecimientos nos dejan algunas reflexiones. Es Dios quien purifica el corazón de las personas y no la aceptación de nuestra práctica religiosa. Debemos ser lentos para juzgar. “No llames a algo impuro si Dios lo ha hecho limpio”, Hch 11:9. Debemos confiar en el trabajo del Espíritu Santo en las vidas de los nuevos creyentes y en los nuevos movimientos. Busquemos la evidencia de la obra de Dios. Animemos a los creyentes a obedecer y confiar en el Espíritu Santo. Ayudemos a la gente a descubrir por sí mismos principios bíblicos para hallar respuestas sabias y seguir a Jesucristo. Vivamos la unidad sin caer en la uniformidad, la distinción sin caer en el individualismo o personalismo, vivamos la diferencia sin caer en la división. Que nuestra existencia sea como una danza de vida y amor girando en rededor unos con otros. Que nos podamos mirar cara a cara y caminar hacia el otro, sin separación y confusión. Vivamos la unidad en la diversidad.
Carlos Scott
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