Nacer a la vida
Nicodemo era una persona importante en Jerusalén y seguramente pertenecía al concilio político - religioso del pueblo judío. Quizás estaba un poco alejado de los miembros del sanedrín que dirigían el templo.
En su encuentro con Jesús fue desafiado a nacer a la vida, Jn 3:1-13. Jesús le dijo: “De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios” (Jn 3:3). Nuestro trasfondo cualquiera que sea no garantiza que vivimos en una correcta relación con Dios, con nuestro prójimo y la creación. Jesús nos vuelve a decir: “Tienen que nacer de nuevo” (Jn 3:7).
Jesús nos confronta con nuestra identidad, quién realmente soy y que pretendo. Es una invitación a ir al principio, comenzar de nuevo, un proceso de crecimiento y transformación. Es nacer de nuevo, “desde arriba” o “de lo alto”. Es nacer del Espíritu.
El nacer del Espíritu representa el poder divino. “El ser humano tiene que pasar por una transformación que uno mismo es incapaz de lograr y que debe venir como don de Dios. Está fuera de nuestro poder y control”
El Reino de Dios nos confronta y a su vez nos invita a todos. Nos invita a nacer a la vida y al amor
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