lunes, 16 de octubre de 2023

Igualdad

Sin excepción y sin discriminación 

“Por aquel tiempo llegó a la ciudad de Éfeso un hombre que se llamaba Apolo. Era de la ciudad de Alejandría, y sabía convencer a la gente con sus palabras, pues conocía mucho de la Biblia. Apolo sabía también algo acerca de Jesús, y hablaba con entusiasmo a la gente y le explicaba muy bien lo que sabía acerca de Jesús. Sin embargo, conocía solamente lo que Juan el Bautista había anunciado. Un día Apolo, confiado en sus conocimientos, comenzó a hablarle a la gente que estaba en la sinagoga. Pero cuando Priscila y Áquila lo escucharon, lo llevaron a su casa y le explicaron en forma más clara y directa el mensaje de Dios”, Hch 18:24-26

Priscila y Aquila estaban dedicados al ministerio en Éfeso y un aspecto sobresaliente fue su relación con Apolos. Apolos era una persona ilustrada, hablaba con fervor y enseñaba, pero no conocía todo el contenido y los alcances de la buena noticia del reino de Dios. Priscila y Aquila lo tomaron bajo su tutela y lo instruyeron con mayor precisión en el camino de Dios. Es interesante observar cómo aparece primero el nombre de una mujer. En la historia han surgido reacciones antifeministas limitando la autoridad de la mujer en la iglesia. Se oculto la tradición de mujeres que habían realizado cosas extraordinarias y una de ellas es Priscila. La historia de la iglesia antigua fue primero abierta a las mujeres y luego más cerrada. En la historia de la misión los que compartían el mensaje eran tanto varones como mujeres y viajaron a lugares remotos, abrieron brechas, fundaron iglesias, enseñaron teología, pero determinadas corrientes limitaron la participación de la mujer. Priscila al igual que las cuatro hijas de Felipe nos señalan el mensaje de Pedro en Pentecostés. El Espíritu y sus dones se derrama por igual en todas las personas y es destructor de todo privilegio. Ante la obra del Espíritu no debemos colocar límites y debemos ceder a todo lo que Dios quiere realizar, sin excepción y sin discriminación. No resistamos al Espíritu y su obra.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 




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