viernes, 11 de febrero de 2022

Regreso

Camino de regreso, Lc 15:1-32

Dios nos ama profundamente y nos recibe con los brazos abiertos, pero el camino de regreso se hace largo cuando consideramos el amor de Dios en forma condicional.

Cuando caminamos al encuentro con Dios albergamos dudas si seremos bien recibidos. Dios nos ama siempre en cualquier condición en la que nos podemos encontrar. Su palabra nos dice que con amor eterno nos ama (Jeremías 31:3). Nos conoce desde el vientre donde fuimos formados. No somos alguien sin nombre o desconocidos para Dios (Salmo 139:13-16).

Otras veces el camino de regreso se hace largo porque nos cuesta volver a confiar. La vida hace que pasemos experiencias de rechazo y estas experiencias traumáticas muchas veces nos hacen dudar y volver a confiar. Creemos que con Dios puede ser lo mismo.

El camino de regreso se hace largo cuando creemos que no tenemos valor y esto genera culpa falsa. A veces el problema es que podemos rechazamos a nosotros mismos. Necesitamos que Dios nos rescate de esto. Dios nos puede liberar de estos pensamientos y sentimientos. Debemos creer y afirmarnos en su palabra (Salmo 27:10, Jeremías 1:5, Isaías 41:9-10, 49:15-17)

El camino de regreso también se hace largo cuando preferimos llevar una pesada carga. Creemos que nuestras buenas obras serán tomadas como ofrenda y justicia para complacer o satisfacer a Dios. Preferimos auto lastimarnos para que nos acepte. Pensamos en un Dios severo y justiciero más que pensar en un Dios de Gracia.

El camino se hace corto cuando dejamos a Dios ser Dios. Creer lo que nos dice, seguirle y que haga lo que tiene que hacer. Que Dios pueda hacer todo el trabajo de sanación, salvación, regeneración y renovación en cada uno de nosotros. Para esto es clave creer, confiar y entregarnos a su amor.

Carlos Scott​

Foto de Gilbert Lennox 


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