Siempre hay lugar en su corazón...
Una mujer tenía una niña poseída por un espíritu maligno, fue y se arrojó a los pies de Jesús. Esta mujer era extranjera, sirofenicia de nacimiento, y le rogaba que expulsara al demonio que tenía su hija, Mc 7:24-26. Esta mujer exclamo: “hasta los perros comen debajo de la mesa las migajas que dejan los hijos”, Mc 7:28. ¿No puedo comer lo que los hijos arrojan al piso?
La mujer reconoce que está debajo de la mesa. Ha sido marginada. Solo le llegan algunas migajas. Encima de la mesa está el pan que es el evangelio para todos los pueblos y etnias, pero puede ser desvirtuado cuando solo caen algunas migajas. La mujer se vuelve voz de los marginados.
“Jesús le dijo: Por haberme respondido así, puedes irte tranquila; el demonio ha salido de tu hija”, Mc 7:29. Jesús encuentra una fe verdadera en la periferia y muy distante de lo que esperaba de los hijos verdaderos, Ro 9:25, Mt 21:43. Se fundamenta la misión universal de Dios, Ef. 2:14, Ga 3:26-28.
Somos desafiados a imitar a Jesús y servir el pan a los que están debajo de la mesa. Jesús es el pan de vida para todos los pueblos y todas las etnias.
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox
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