jueves, 24 de agosto de 2023

Poder de Dios

 Una obediencia renovada.

“Así que el mensaje del Señor se extendió por toda esa región…Y los creyentes se llenaron de alegría y del Espíritu Santo”, Hch 13:44-52

Cuando los dirigentes judíos vieron a toda una multitud reunida en la ciudad para oír a Pablo y Bernabé se llenaron de celos y envidia. Lo que ahora había sido propiedad solo de ellos pasa a ser de toda una multitud y lo que se teme es perder el control de la sinagoga. “Entonces Pablo y Bernabé hablaron con valentía … Pues el Señor nos dio este mandato cuando dijo: “Yo te he hecho luz para los gentiles, a fin de llevar salvación a los rincones más lejanos de la tierra”. “Pues no me avergüenzo de la Buena Noticia acerca de Cristo, porque es poder de Dios en acción para salvar a todos los que creen, a los judíos primero y también a los gentiles”, Ro 1:16. El poder del evangelio no es otro que el poder que viene del Espíritu Santo. Es un poder que rompe todos los moldes porque las puertas deben estar abiertas, debe haber amplitud y nuevas maneras de ser iglesia para los demás. Lo que está en juego no son nuestras tradiciones, jerarquía o “etiquetas denominacionales”. Tampoco se trata de que se una a la comunidad gente como nosotros. Lo único y significativo es el nombre del Señor para que todas las personas reciban su bendición, el mal sea derrotado y el nombre de Dios sea reconocido y adorado. El resultado de lo acontecido fue que echaron a Pablo y Bernabé de la ciudad, pero la palabra del Señor se extendió en toda esa región. Finalmente, los que quedaron fuera no son a los que echaron, sino los que promovieron la expulsión. Dios nos llama a una obediencia siempre renovada.

Carlos Scott

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