martes, 8 de agosto de 2023

Confianza y tranquilidad

 Una misma fe

“En aquel tiempo Herodes Agripa gobernaba a los judíos, y empezó a maltratar a algunos miembros de la iglesia. Además, mandó que mataran a Santiago, el hermano de Juan. Y como vio que esto les agradó a los judíos, mandó que apresaran a Pedro, que lo encerraran hasta que pasara la fiesta de la Pascua, y que cuatro grupos de soldados vigilaran la cárcel. Herodes planeaba acusar a Pedro delante del pueblo judío y ordenar que lo mataran, pero no quería hacerlo en esos días, porque los judíos estaban celebrando la fiesta de los panes sin levadura”, Hch 12:1-4

Nos encontramos con dos historias paralelas de dos apóstoles: Jacobo, el hermano de Juan y Pedro. Lucas nos cuenta sobre la muerte de Jacobo y el encarcelamiento de Pedro en un tiempo de persecución. Lo que tenemos aquí es el primer caso de persecución que no es ejecutado por los judíos, sino por medio de los puestos oficiales por Roma. Nos ofrece dos ejemplos donde por la misma fe en Dios uno es ejecutado y el otro es liberado. No se nos dice que uno tuviera más fe que el otro y se supone que los cristianos habrán orado muy fervientemente por Jacobo como lo hicieron por Pedro. La palabra de Dios nos enseña que el Señor nos puede librar y hay que tener fe, pero también dice que no siempre la fe produce el resultado esperado y más agradable. El libro de hebreos nos habla de personas que realizaron milagros y alcanzaron triunfos, pero se nos dice también de “otros” que, por la misma fe los mataron a pedradas, los partieron en dos con una sierra, o los mataron con espada, He 11:33-38. Jacobo murió por su fe y Pedro fue liberado por la misma fe. No hubo una fe mejor y otra peor. Fue la misma fe y como seguidores de Jesús nos ponemos en las manos de Dios de tal manera que podamos estar a su disposición en toda clase de circunstancias. “En medio de todos nuestros problemas, estamos seguros de que Jesucristo, quien nos amó, nos dará la victoria total”, Ro 8:36

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

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