"Tienen que nacer de nuevo”, Jn 3:7.
Las palabras de Jesús siguen vigentes: “De veras te aseguro que quien no nazca de nuevo no puede ver el Reino de Dios”, Jn 3:3.
Es nacer de nuevo, “desde arriba” o “de lo alto”. Es nacer del Espíritu.
Nacer del Espíritu representa el poder divino. “El ser humano tiene que pasar por una transformación que uno mismo es incapaz de lograr y que debe venir como don de Dios. Está fuera de nuestro poder y control”.
Jesús habló del Espíritu como el viento, Jn 3:8; y ambos están fuera del poder humano: van donde quieren sin poder entender desde donde se mueven o a donde van.
El Reino de Dios nos confronta y a su vez nos invita a todos. Nos invita a nacer de nuevo y a participar en la misión de Dios. Es un llamado a reconocer nuestra limitación, renunciar a nuestras pretensiones y dejar que Jesús nos salve.
Carlos Scott
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