Una nueva humanidad
La imagen de Dios es comunitaria y la Trinidad ofrece un modelo de comunión social para el mundo, es decir, para los hombres y mujeres, los mayores y los niños, todos en el gran baile de la Vida.
Cada persona existe en la medida que “camina” hacia la otra. Esta es la voluntad de Dios también en que cada persona de la humanidad complete el itinerario caminando unos hacia los otros. Esto nos lleva a valorar la comunión humana hallando un camino de entrega mutua, que culmina como encuentro de amor y vida compartida.
Somos llamados a seguir esta vocación en caminar, participar y construir una comunión a pesar que el pecado obstaculiza esta unión y que no será perfecta antes del final de los tiempos.
Nos toca vivir en función de la misión de Dios y contribuir constantemente a la realización de la unidad que Jesús pide en una de sus más profundas oraciones, Jn 17:21.
Somos llamados a crear una sociedad que responda a esta danza dadora de vida y generadora de amor.
Carlos Scott
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