En el centro de la comunidad: La Celebración
La celebración es una experiencia común de alegría, un canto de acción de gracias. Se celebra el hecho de estar juntos y se da gracias por el don que se nos ha dado. La celebración alimenta los corazones, vuelve a dar esperanza y fuerza para vivir los sufrimientos y las dificultades de la vida cotidiana. La celebración es Jesús.
Una celebración es el acto específico de una comunidad por el que las personas se alegran y dan gracias al Padre por haberlas unido, por velar por ellas y amarlas, porque ya no están solas, encerradas en su aislamiento e independencia, sino formando un cuerpo en donde cada uno/a tienen su lugar.
La celebración es una fiesta y un momento de acción de gracias en que se agradece a Dios un suceso histórico donde su amoroso poder se ha manifestado a la humanidad. La celebración, no sólo es una acción pasada, sino una realidad presente. Celebrar no es recordar exclusivamente lo que pasó, es vivirlo hoy.
La celebración es el grito de alegría con Dios donde unos/as y otros/as son conducidos de la soledad a la amistad, del desánimo a la esperanza. Esta alegría surge de la unidad, y ésta nace del amor, de recibirnos y aceptarnos unos a los otros y a Dios. Esta fiesta... es la alegría con Dios, con Jesús y el Espíritu Santo.
Carlos Scott
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