Cuando tocan a la puerta y no atendemos...
"En una colina, cerca de donde estaban, había unos dos mil cerdos comiendo. Entonces los malos espíritus le rogaron a Jesús: —¡Déjanos entrar en esos cerdos! Jesús les dio permiso, y ellos salieron del hombre y entraron en los cerdos. Los animales echaron a correr cuesta abajo, hasta que cayeron en el lago y se ahogaron... La gente fue a ver lo que había pasado. Cuando llegaron a donde estaba Jesús, vieron al hombre que antes estaba endemoniado, y lo encontraron sentado, vestido y portándose normalmente... Pero la gente le pidió a Jesús que se fuera a otro lugar, Mc 5:11-17
Cuando el demonio cede ante el más fuerte lo que le pide a Jesús es no cambiar de domicilio. "Por favor, te ruego que no nos mandes a otra parte". Donde llega el demonio lo arruina todo por lo tanto la ilusión de escapar termina en el mar. Entre los que corrieron al pueblo para contar lo sucedido, los cerdos que se ahogan y los curiosos que se acercaron no hay que perder de vista a esta persona que "lo encontraron sentado, vestido y portándose normalmente." Es una persona que ha encontrado la paz, la armonía, su identidad y la relación con Dios. Los que estaban allí temblaban de miedo y la gente le pidió a Jesús que se fuera a otro lugar. Para ellos era más importante los cerdos que ver a esta persona en su sano juicio. Jesús puede ser perturbador y peligroso cuando nos confronta con sus prioridades. Esta gente se vio amenazada por el loco del pueblo y ahora se siente amenazada por Jesús. Ellos acordaron defenderse y con buenos modales lo invitan a que deje ese lugar. »El que no está de mi parte, está contra mí. El que no me ayuda a traer a otros para que me sigan, es como si los estuviera ahuyentando.", Mt 12:30.
Carlos Scott
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