¿Endemoniado o exorcista?
"Jesús los llamó para que se acercaran y respondió con una ilustración. «¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?—preguntó—. Un reino dividido por una guerra civil acabará destruido. De la misma manera una familia dividida por peleas se desintegrará. Si Satanás está dividido y pelea contra sí mismo, ¿cómo podrá mantenerse en pie? Nunca sobreviviría. Permítanme darles otra ilustración. ¿Quién tiene suficiente poder para entrar en la casa de un hombre fuerte y saquear sus bienes? Solo alguien aún más fuerte, alguien que pudiera atarlo y después saquear su casa.», Mc 3:23-27.
Cuando se quiere descalificar a alguno, basta insinuar que está de parte del enemigo. Esto es lo que hicieron los maestros de la ley religiosa que habían llegado de Jerusalén. Los religiosos de ese entonces tenían un servicio de información eficaz y la predicación de Jesús se había tornado peligrosa para su ortodoxia. Jesús se movía fuera del sistema y no tenía apoyo institucional. Los hechos excepcionales de Jesús hablaban por su propia cuenta y la gente le seguía, por lo tanto, había que examinarlo y tomar las medidas oportunas. La sentencia de ellos fue que estaba endemoniado. No podían tolerar a una persona que les hiciera repensar su modelo religioso y su espiritualidad. Jesús ante las acusaciones respondió con ilustraciones: Satanás no es tan ingenuo como para luchar contra sí mismo. Si Satanás se rebela contra Satanás se auto destruye. Sin embargo, el reino de Satanás se cae no por las diferencias internas, sino porque ha llegado el más fuerte. Jesucristo es el más fuerte. Con su venida el Reino de Dios ha comenzado y se completará al final de los tiempos. En la muerte y resurrección de Jesucristo se encuentra este poder, tiene atado al enemigo y le arrebata lo que nunca le perteneció: la gente. Hoy podemos acudir a Jesús para ser liberados de todo peso del pecado, ser sanados y salvados por su inmensa gracia
Carlos Scott
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