"Cuando todo ha fracasado, el amor vence"
"Entonces los malos espíritus le rogaron a Jesús: —¡Déjanos entrar en esos cerdos! Jesús les dio permiso, y ellos salieron del hombre y entraron en los cerdos. Los animales echaron a correr cuesta abajo, hasta que cayeron en el lago y se ahogaron. Los que cuidaban los cerdos corrieron al pueblo y contaron a todos lo sucedido. La gente fue a ver lo que había pasado. Cuando llegaron a donde estaba Jesús, vieron al hombre que antes estaba endemoniado, y lo encontraron sentado, vestido y portándose normalmente. Los que estaban allí temblaban de miedo. Las personas que vieron cómo Jesús había sanado a aquel hombre empezaron a contárselo a todo el mundo. Pero la gente le pidió a Jesús que se fuera a otro lugar", Mc 5:12-16
Un endemoniado se encuentra con Jesús y es liberado. Esto hubiese sido motivo de una gran fiesta, pero Jesús tiene la desagradable sorpresa de encontrarse con personas que no quieren saber nada de su presencia. ¿Qué fue lo que pasó? La gente del lugar se enfadó porque perdieron 2000 cerdos y todo sucedió por sanar a una sola persona, endemoniada y loca. Seguramente las reacciones que encontró Jesús fueron de fastidio, irritación e incomodidad. Quizás le dijeron: "Sí sanar y salvar a una sola persona, loca y endemoniada significa que vas a tocar la economía de la región y nuestras prioridades; ¡No te enojes Jesús por lo que te vamos a decir!; ¡No te queremos aquí!" Cuando los corazones son controlados por la avaricia, el egoísmo, y determinados intereses le quitamos a otros la posibilidad de celebrar la vida. Los apóstoles también estarían asombrados. Se arriesgaron a perder su barca y sus vidas por seguir a Jesús y ahora los echan. Seguir a Jesús implica que una sola persona lo vale todo. Todo nuestro esfuerzo, recursos, todo nuestro amor. La tarea se puede dar por terminada cuando nos echan muy sutilmente o simplemente cuando no se entiende que Jesús quiere transformar nuestro duro corazón. La transformación es posible, solo si le entregamos lo que más nos cuesta. Jesús es el Señor de la vida y no se conforma en quedar relegado. Jesús espera que nos alegremos en perder para ganar.
Carlos Scott
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