Dios cuenta de a uno
Frente a Dios podemos correr el riesgo de tropezar con el uno. Dios se detiene en el uno, o sea en la persona. Parece no tener intención de seguir contando y no hay modo de hacerle arrancar de ahí. Solamente una persona representa el total, la cifra máxima, el valor absoluto. La proximidad, pertenencia, equidad y apego nos muestra a Dios cercano en la persona de Jesucristo. Su amor, empatía, aceptación y perdón siempre está a nuestro alcance. Dios hace nuevas todas las cosas y nos recuerda que nosotros somos ese uno singular, especial, único y a su vez nos desafía a buscar al otro uno. Si preguntásemos al Pastor supremo cuántas ovejas componen su rebaño, probablemente le oiríamos responder que él bendice a todo su pueblo, pero que él ve siempre sólo una. Hoy y cada día te ve a ti y hoy también me ve a mí. Gracias Señor.
"Mientras Jesús enseñaba, se le acercaron muchos de los que cobraban impuestos para el gobierno de Roma, y también otras personas a quienes los fariseos consideraban gente de mala fama. Al ver esto, los fariseos y los maestros de la Ley comenzaron a criticar a Jesús, y decían: «Este hombre es amigo de los pecadores, y hasta come con ellos.» Al oír eso, Jesús les puso este ejemplo: «Si alguno de ustedes tiene cien ovejas, y se da cuenta de que ha perdido una, ¿acaso no deja las otras noventa y nueve en el campo y se va a buscar la oveja perdida? Y cuando la encuentra, la pone en sus hombros y vuelve muy contento con ella. Después llama a sus amigos y vecinos, y les dice: “¡Vengan a mi casa y alégrense conmigo! ¡Ya encontré la oveja que había perdido!”» De la misma manera, hay más alegría allá en el cielo por una de estas personas que se vuelve a Dios, que por noventa y nueve personas buenas que no necesitan volverse a él.», Lucas 15:1-7
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