Salvación y Bendición
El profeta Isaías nos dice: “Y cuando él venga, abrirá los ojos de los ciegos y destapará los oídos de los sordos. El cojo saltará como un ciervo, y los que no pueden hablar ¡cantarán de alegría! Brotarán manantiales en el desierto y corrientes regarán la tierra baldía. El suelo reseco se convertirá en laguna y los manantiales de agua saciarán la tierra sedienta. Crecerán las hierbas de pantano, las cañas y los juncos donde antes vivían los chacales del desierto", Is 35:5-7.
La vida de Jesús manifiesta la autoridad y el poder de Dios en acción. Su acción redentora se manifestó cuando expulsaba a los demonios, sanaba, liberaba a la gente de la opresión del diablo y llamaba a todos al arrepentimiento dando el perdón, Mc 1:14-45, 2:1-12. No había pasividad y tampoco resignación. Su muerte en la cruz, la resurrección y la venida del Espíritu Santo completaron su obra.
Dios quiere bendecir a las naciones y la salvación abre la puerta a la bendición. Jesús ama a toda la humanidad, nos llama al arrepentimiento y nos ofrece perdón, Jn 8:36.
“Y saben que Dios ungió a Jesús de Nazaret con el Espíritu Santo y con poder. Después Jesús anduvo haciendo el bien y sanando a todos los que eran oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”, Hch 10:38.
El reino de Dios es un "Ya" porque ha comenzado en la persona del Señor Jesucristo y a su vez es un "Todavía No" porque no se ha realizado en plenitud, por lo tanto, el reino ha de venir.
La misión de Jesús y su reino es anunciar la buena noticia que Dios ha venido a derrotar el mal, salvar y bendecir a la gente de todos los pueblos y reinar sobre todas las naciones, Mt 12:28
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