jueves, 23 de mayo de 2024

Confrontar

 Peligro y oportunidad

"—Pero señor, usted no tiene ni una soga ni un balde—le dijo ella—, y este pozo es muy profundo. ¿De dónde va a sacar esa agua viva? Además, ¿se cree usted superior a nuestro antepasado Jacob, quien nos dio este pozo? ¿Cómo puede usted ofrecer mejor agua que la que disfrutaron él, sus hijos y sus animales?", Jn 4:11-12

La mujer samaritana intuye que el encuentro con Jesús puede convertirse en peligroso. Ese hombre no es como los demás. En su diálogo con Jesús trata de alguna manera de escapar, librarse y no sentirse cercada. No quiere quedarse atrapada y quizás desea evadir la verdadera cuestión. "Jesús le dijo: —Ve y trae a tu esposo. —No tengo esposo—respondió la mujer. —Es cierto —dijo Jesús—. No tienes esposo porque has tenido cinco esposos y ni siquiera estás casada con el hombre con el que ahora vives. ¡Ciertamente dijiste la verdad!". Jesús la enfrenta con su verdadero problema. Al principio la mujer huye para atrás y se refugia en el pasado tratando de situar a Jesús en las categorías religiosas tradicionales. "¿Se cree usted superior a nuestro antepasado Jacob, quien nos dio este pozo? ¿Cómo puede usted ofrecer mejor agua que la que disfrutaron él, sus hijos y sus animales?". Jesús no se deja aprisionar por los esquemas del pasado porque "todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás" y la mujer intenta su última jugada hacia delante.  “Así que dígame, ¿por qué ustedes, los judíos, insisten en que Jerusalén es el único lugar donde se debe adorar, mientras que nosotros, los samaritanos, afirmamos que es aquí, en el monte Gerizim, donde adoraron nuestros antepasados?" La mujer trata de ganar tiempo y el peligro consiste en aplazar la conversión. "Entonces Jesús le dijo: —¡Yo Soy el Mesías!". Jesús desafía a la mujer y también a todos nosotros a tener un encuentro en el presente con él, aquí y ahora. "Por eso les rogamos que no menosprecien el amor que Dios les ha demostrado… ¡Escuchen! Ese momento oportuno ha llegado. ¡Hoy es el día en que Dios puede salvarlos!", 2 Co 6:1-2

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 22 de mayo de 2024

Búsqueda

 Cansancio

"Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó junto al pozo cerca del mediodía", Jn 4:6

Caminar implica cansarse. Dios continúa en la búsqueda del ser humano y el ser humano es el cansancio de Dios. Junto al pozo de agua se encuentra Jesús y la mujer samaritana y este encuentro se inicia con una petición de Jesús. "Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber". Jesús reconoce la necesidad del otro y no hace discriminación, pero a su vez el que pide pasa a ser el que ofrece. "Jesús contestó: —Si tan solo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva". "—Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna" No se trata de un pozo exterior y es cuestión de rechazar todos los espejismos. La fuente de agua viva es Jesús. Un encuentro con él y su Espíritu Santo cambia profundamente la vida y sus valores. Se encuentra la verdad, nos encontramos con Dios, con el prójimo y con nosotros mismos.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 21 de mayo de 2024

Sorpresa

 Lo cotidiano

"Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber", Jn 4:7 

Jesús se encuentra con una mujer al borde de un pozo, que se encuadra en lo cotidiano, lo de todos los días. Jesús se detiene no porque espera convertir a alguien, sino porque está cansado, siente calor, tiene hambre y sed. La mujer llega al pozo no porque haya sido informada que se encontraba el famoso maestro de Galilea, sino porque tiene que sacar agua. Su problema es el agua, no la confesión de sus pecados. Lo que resulta insólito es la hora en este encuentro. El sol del mediodía pega fuerte y la gente prefiere quedarse en sus casas, pero la mujer- de la que se habla mucho en la ciudad - ha elegido esta hora incómoda para evitar encontrarse con algunas personas que tienen la lengua demasiado fácil para hablar de otros. Hay improvisación, sorpresa y espontaneidad en este encuentro. "Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber" La mujer se sorprendió, "Entonces le dijo a Jesús: —Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber?". Jesús suele ser inquietante y cuando desea darnos algo nos tiende una mano. El rico asume el rol de mendigo. "Jesús contestó: —Si tan solo supieras el regalo que Dios tiene para ti y con quién estás hablando, tú me pedirías a mí, y yo te daría agua viva". Busquemos en lo cotidiano de todos los días el "agua viva" que viene por parte del Señor y rechacemos aquellas fuentes que no traen vida. "Pues mi pueblo ha cometido dos maldades: me ha abandonado a mí —la fuente de agua viva— y ha cavado para sí cisternas rotas ¡que jamás pueden retener el agua!", Jer 2:13

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 20 de mayo de 2024

Sed

 Agua fresca

"En el camino, tenía que pasar por Samaria. Entonces llegó a una aldea samaritana llamada Sicar, cerca del campo que Jacob le dio a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob; y Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó junto al pozo cerca del mediodía. Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber. Él estaba solo en ese momento porque sus discípulos habían ido a la aldea a comprar algo para comer. La mujer se sorprendió, ya que los judíos rechazan todo trato con los samaritanos. Entonces le dijo a Jesús: —Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber?”, Jn 4:4-9

Nos encontramos con Jesús en la región de Samaria y más específicamente en la aldea de Sicar. Jesús va camino a Galilea y está cansado por la larga caminata, es cerca del mediodía y se sienta junto a un pozo de agua. Es un extraño, que se toma la libertad de hablar con una mujer. Jesús, maestro de la libertad, viola las prohibiciones impuestas por los fanatismos y deja de lado la discriminación. Es un judío diferente de los demás que le pide agua a una enemiga. La conversación se inicia con dificultad y desconfianza. El agua constituye el tema obligado, pero Jesús cambia y se convierte en alguien que ofrece un don misterioso. Él hace referencia a una fuente que no tiene nada que ver con aquel pozo. Toca el argumento de la sed, pero está hablando de otro tipo de sed. Hay frescura en medio del diálogo como el agua que brota en la profundidad. Jesús nos vuelve a decir: "—Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna", Jn 4:13-14

Carlos Scott


Foto 
Gilbert Lennox

12 - Conclusión

domingo, 19 de mayo de 2024

Tema obligado

 Agua fresca 

"En el camino, tenía que pasar por Samaria.  Entonces llegó a una aldea samaritana llamada Sicar, cerca del campo que Jacob le dio a su hijo José.  Allí estaba el pozo de Jacob; y Jesús, cansado por la larga caminata, se sentó junto al pozo cerca del mediodía. Poco después, llegó una mujer samaritana a sacar agua, y Jesús le dijo: —Por favor, dame un poco de agua para beber.  Él estaba solo en ese momento porque sus discípulos habían ido a la aldea a comprar algo para comer. La mujer se sorprendió, ya que los judíos rechazan todo trato con los samaritanos. Entonces le dijo a Jesús: —Usted es judío, y yo soy una mujer samaritana. ¿Por qué me pide agua para beber?”, Jn 4:4-9

Nos encontramos con Jesús en la región de Samaria y más específicamente en la aldea de Sicar. Jesús va camino a Galilea y está cansado por la larga caminata, es cerca del mediodía y se sienta junto a un pozo de agua. Es un extraño, que se toma la libertad de hablar con una mujer. Jesús, maestro de la libertad, viola las prohibiciones impuestas por los fanatismos y deja de lado la discriminación. Es un judío diferente de los demás que le pide agua a una enemiga. La conversación se inicia con dificultad y desconfianza. El agua constituye el tema obligado, pero Jesús cambia y se convierte en alguien que ofrece un don misterioso. Él hace referencia a una fuente que no tiene nada que ver con aquel pozo. Toca el argumento de la sed, pero está hablando de otro tipo de sed. Hay frescura en medio del diálogo como el agua que brota en la profundidad. Jesús nos vuelve a decir: "—Cualquiera que beba de esta agua pronto volverá a tener sed, pero todos los que beban del agua que yo doy no tendrán sed jamás. Esa agua se convierte en un manantial que brota con frescura dentro de ellos y les da vida eterna", Jn 4:13-14

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

11 - Consejos para los supervisores

sábado, 18 de mayo de 2024

Luz

 Verdad

“Que otros puedan ver que están haciendo lo que Dios quiere", Jn 3:21.  "Yo soy la verdad", Jn 14:6  

Dios nos llama a actuar conforme a la verdad. La mentira, la injusticia y el robo habitual convertido en norma han conseguido en muchos casos anular la conciencia. Actuar conforme a la verdad significa dejarse conducir por la Palabra y, por tanto, venir a la luz que es Jesús. "Aquel que es la luz verdadera, quien da luz a todos" se ha acercado a nuestras vidas. "Los que hacen lo correcto se acercan a la luz". El que actúa conforme a la verdad solo quiere que todo esté delante de Dios. "Todos los que hacen el mal odian la luz y se niegan a acercarse a ella porque temen que sus pecados queden al descubierto", Jn 3:20. Vivir conforme a la verdad es tomar en serio el evangelio y mantenernos fieles a sus ideales. No es la oscuridad y el silencio los que brindan la verdad y la bondad. No dejemos que el bien sea sospechoso, burlado, censurado, incluso difamado y condenado a la oscuridad. "Pues todos ustedes son hijos de la luz y del día; no pertenecemos a la oscuridad y a la noche", 1 Ts 5:5. "Pues antes ustedes estaban llenos de oscuridad, pero ahora tienen la luz que proviene del Señor. Por lo tanto, ¡vivan como gente de luz! Pues esa luz que está dentro de ustedes produce solo cosas buenas, rectas y verdaderas.", Ef 5:8-9. "Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce los pensamientos que me inquietan. Señálame cualquier cosa en mí que te ofenda y guíame por el camino de la vida eterna". Sal 139:23-24

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

10 - Ideas para jóvenes plantadores de iglesias

viernes, 17 de mayo de 2024

Vida entera y eterna

 Lo que Dios quiere

"Los que hacen lo correcto se acercan a la luz, para que otros puedan ver que están haciendo lo que Dios quiere", Jn 3:21

Siempre existe un camino de Dios hacia el ser humano y nos desea profundamente. Se trata de creer en Jesucristo, es decir, en el amor revelado. Todo se juega en el terreno de la fe y el amor. "—Nosotros también queremos realizar las obras de Dios—contestaron ellos—. ¿Qué debemos hacer? Jesús les dijo: —La única obra que Dios quiere que hagan es que crean en quien él ha enviado", Jn 6:28-29. Sin la fe, sin Dios, la vida humana experimenta la soledad. Nuestro propio juicio está determinado por la aceptación o por el rechazo del amor. "Dios mostró cuánto nos ama al enviar a su único Hijo al mundo, para que tengamos vida eterna por medio de él. En esto consiste el amor verdadero: no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él nos amó a nosotros y envió a su Hijo como sacrificio para quitar nuestros pecados", 1 Jn 4:9-10. Si la vida "entera y eterna" es creer en el amor manifestado por Dios, también la vida aquí abajo debe ser vivida en el amor para que sea vida. Quien no ama no vive. Quien no ama tiene una "vida aparente". "Queridos amigos, sigamos amándonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama es un hijo de Dios y conoce a Dios; pero el que no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor", 1 Jn 4:7-8. No se trata solo de creer en este amor, sino de recibirlo de él. Dios nos llama a que vayamos a la fuente. El amor del Señor siempre es más grande y más obstinado que el rechazo del ser humano. Él sale al encuentro, nos vuelve a llamar, continúa haciendo resonar la invitación a pesar de nuestra sordera y distracción. Él no fuerza, no rompe la puerta, sino que reaparece regularmente para llamar. La fe en el seguimiento de Jesús es algo serio y comprometedor

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

09 - Historias de éxito en la plantación de iglesias

Transformar lo superficial

  En marcha “Mientras bajaban de la montaña, Jesús les ordenó que no contaran a nadie lo que habían visto hasta que el Hijo del hombre se le...