domingo, 7 de enero de 2024

Abramos los ojos

Partir

«¡Miren, aquí viene el Cordero de Dios!»  “Al oír eso, los dos discípulos lo siguieron”, Jn 1:36-37

Cuando Jesús pasa cerca de nuestro diario andar es un muy buen momento para partir con él. La puerta debe estar abierta de par en par no para hacer entrar, sino para salir. Ahora es el momento oportuno. “Como colaboradores de Dios, les suplicamos que no reciban ese maravilloso regalo de la bondad de Dios y luego no le den importancia. Pues Dios dice: «En el momento preciso, te oí. En el día de salvación te ayudé» Efectivamente, el «momento preciso» es ahora. Hoy es el día de salvación”, 2 Co 6:1-2. Este es el momento de zarpar, salir o comenzar a caminar. Es necesario reconocer al que pasa y dejarse llevar por él. En el capital del tiempo que tenemos hay un instante para establecer el contacto cuando el pasa. Cuando asoma el horizonte de la realidad prometida, de una vida nueva, es el momento de nacer. Él te da la gracia de seguirlo. Abramos los ojos porque el que pasa es Jesús y es todo lo que necesitamos.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 6 de enero de 2024

Estar con Él

Prisa, prontitud y celeridad

“Cuando vio que Jesús pasaba por allí, les dijo: «¡Miren, aquí viene el Cordero de Dios!», Jn 1:36

Jesús camina y pasa por allí. Quizás está cerca de tu vida, pero no se detiene. No se para y solo te ofrece la posibilidad de decidir inmediatamente. Decirle que vuelva a pasar dentro de poco, es casi imposible o poco probable. No hay demasiado tiempo para examinar la situación. Si deseamos tomar lo poco que tengo, lo indispensable, no lo podríamos alcanzar. Jesús pasa, lo puedes seguir, pero no parar. Te invita a ver dejando atrás todo lo demás. Solo podremos escucharlo cuando otras voces no sean las más importantes. Se alegrará en estar contigo cuando el “camino” se convierta en tu casa y te dará lo necesario al ver que no llevas nada. Jesús tiene un paso rápido, firme y nos llama con urgencia. “Todo el que quiera servirme debe seguirme, porque mis siervos tienen que estar donde yo estoy. El Padre honrará a todo el que me sirva.”, Jn 12:26

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

viernes, 5 de enero de 2024

Destino

Domicilio

"—Rabí, ¿dónde te hospedas? (Rabí significa “Maestro”.)”, Jn 1:38

Los discípulos solían ir detrás de un rabí no solo para frecuentar una escuela y estudiar una doctrina, sino para aprender un estilo de comportamiento. La vida de Jesús se hacía enseñanza. Ante la pregunta ¿Dónde vives? podría interpretarse por “¿Cuál es tu modo de vivir?”. Ellos expresan el deseo de conocer su persona, de compartir su destino, de participar en su misión, de vincularse a él para un camino. Jesús responde "—Vengan a ver —", Jn 1:39. Jesús no muestra un programa. Lo que ofrece es un descubrimiento progresivo, una vivencia y un auténtico camino de fe. “Ellos fueron, pues, y vieron dónde se hospedaba. Ese mismo día se quedaron con él”.  Dios nos llama a dar este paso, un salto para entrar en comunión con él. Es acercarnos para profundizar sobre su persona y participar en su proyecto. Nosotros podemos descubrir que la existencia tiene sentido, hay encuentro y vida con Jesús

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 4 de enero de 2024

Motivos

Profundizar

"Jesús se volvió y al ver que lo seguían, les preguntó: —¿Qué buscan?”, Jn 1:38

El evangelio suele cuestionarnos por medio de las palabras de Jesús. El Señor quiere saber cuáles son nuestros motivos para estar en su seguimiento. Hay búsquedas y búsquedas. No todas son adecuadas y pueden ser no positivas. Hay otras que nos llevan a un verdadero encuentro de vida con aquel que dijo: “Yo soy el camino”. Jesús le dijo a una multitud “—Francamente, ustedes me buscan porque comieron hasta quedar satisfechos, y no por haber entendido los milagros que hice. No se preocupen tanto por la comida que se acaba, sino por la comida que dura y que da vida eterna. Ésa es la comida que yo, el Hijo del hombre, les daré, y ya Dios mi Padre les ha mostrado que yo tengo autoridad … Yo soy el pan que bajó del cielo, y el que cree en mí tendrá vida eterna. Yo no soy como el pan que comieron sus antepasados, que murieron a pesar de haberlo comido.» … Cuando muchos de los seguidores de Jesús le oyeron enseñar esto, dijeron: —Esto que dices es muy difícil de aceptar. ¿Quién puede estar de acuerdo contigo? Pero Jesús les dijo—¿Esto los ofende? … El que da vida eterna es el Espíritu de Dios; ninguna persona puede dar esa vida. Las palabras que les he dicho vienen del Espíritu que da esa vida. Pero todavía hay algunos de ustedes que no creen… También les dijo que nadie podía ser su seguidor si Dios su Padre no se lo permitía.  Desde ese momento, muchos de los que seguían a Jesús lo abandonaron. Entonces Jesús les preguntó a sus doce apóstoles: —¿También ustedes quieren irse?  Simón Pedro le contestó: —¿Y a quién seguiríamos, Señor? Sólo tus palabras dan vida eterna. Nosotros hemos creído en ti, y sabemos que tú eres el Hijo de Dios”, Jn 6:26-69. Jesucristo nos da la “Vida Entera”

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 3 de enero de 2024

Valor

Coraje

“Al oír eso, los dos discípulos lo siguieron”, Jn 1.35-37

El que sigue al Señor no debe ser un estorbo, tampoco controlador, asfixiante, entrometido. Es alguien que deja espacio al “Otro” y espacio a la libertad de la gente. Como servidores es necesario desparecer en determinados momentos, no interferir y que cada persona tome su decisión personal. No somos sustitutos, sino servidores que ayudamos a otros a no faltar a la cita con aquel que les dice: ¿Qué buscan? Todo se trata de afrontar el riesgo de una opción personal, de una fe consciente, de un consentimiento a la iniciativa divina. Es el momento de la decisión individual y el coraje para rendirnos a un acontecimiento único, irrepetible, entregando todo no a una idea, a un sistema, sino a “Alguien” 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox
 

martes, 2 de enero de 2024

Claridad

Discernir e interpretar

"«¡Miren, aquí viene el Cordero de Dios!» Al oír eso, los dos discípulos lo siguieron”, Jn 1.35-37

Juan el Bautista se caracterizó por ayudar a sus discípulos a discernir e interpretar el momento que les tocaba vivir.  Los discípulos por estar en la escuela de Juan el Bautista terminan por encontrarse con aquel que es “Totalmente Otro” y dejan al viejo maestro. Juan no vio en Jesucristo a un competidor buscando su popularidad y anima a sus discípulos a dejarle donde indica claramente quién es el Señor. "Él debe tener cada vez más importancia, y yo tenerla menos”, Jn 3:30. El personaje principal nunca debe quedar relegado en un rincón. El testimonio como seguidores de Jesucristo debe indicar quien es el verdadero protagonista de toda la historia. El auténtico creyente debe tener claridad de su rol, que sabe entrar en escena, sin miedo, en el momento justo, y sobre todo tener coraje para salir en el momento preciso.

Carlos Scott 

Foto Gilbert Lennox 

lunes, 1 de enero de 2024

Vivir

Tiempo

“Al día siguiente, Juan estaba en el mismo lugar con dos de sus discípulos. Cuando vio que Jesús pasaba por allí, les dijo: «¡Miren, aquí viene el Cordero de Dios!» Al oír eso, los dos discípulos lo siguieron. Jesús se dio vuelta y, al ver que lo seguían, les preguntó qué querían. Ellos le preguntaron: —¿Dónde vives, Maestro? —Síganme y lo verán —contestó Jesús. Ellos fueron y vieron dónde vivía Jesús; y como eran casi las cuatro de la tarde, se quedaron con él por el resto del día.”, Jn 1:35-39

El apóstol Juan nos describe un acontecimiento que cambió toda su vida. Se trata de su propia historia. Este momento transitorio se transformó en un momento decisivo. Las horas comunes se pueden transformar en decisiones que nos regalan una “vida entera”. La sabiduría del corazón consiste no en saber cuánto, sino cómo y para qué se vive. El contenido del día viene dado por el encuentro con el Señor. Tanto para Andrés, Juan y después Simón, y más tarde para Felipe y Natanael, esa jornada ha sido diferente, rica de tiempo, por ser rica de significado. Ellos han aprovechado esta oportunidad, invirtieron tiempo, no faltaron a la cita, no han dejado escapar este momento favorable. Dios nos llama a reflexionar sobre nuestro tiempo que está lleno de todo, pero no siempre de significado, de esencia o trascendencia. Nuestra oración puede ser la misma que el salmista expresó cuando dijo “Enséñanos a pensar cómo vivir para que nuestra mente se llene de sabiduría.”, Sal 90:12 “Pido que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre glorioso, les dé el Espíritu de sabiduría y de revelación, para que lo conozcan mejor.”, Ef 1:17

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 31 de diciembre de 2023

Cambio

Autenticidad

La misión de Juan el Bautista fue bautizar para dar a conocer y manifestar la identidad del Señor, Jn 1:29-34. ¿Cómo entendía Juan la identidad de Cristo? Anuncio tres temas fundamentales. Su primer gran anuncio fue ¡Aquí tienen al Cordero de Dios que quita el pecado del mundo!, Jn 1:29. Juan compara a Cristo con un cordero y nos ofrece una imagen de su identidad. Los corderos son vulnerables. Jesucristo se hizo vulnerable para compartir nuestras penas, alegrías, frustraciones y sueños, Fil 2:5-8. Es el cordero de Dios que se hizo vulnerable y quita nuestro pecado. Se rebajó, se humilló. Ser semejante a Jesucristo en su identidad implica que en el Reino de Dios “la sumisión y la quietud son las características de los más fuertes”. Al decir que Jesús quita el pecado del mundo estamos diciendo que lo divino puede tocarnos y cambiarnos a nosotros. Sería muy difícil o casi imposible ver un cambio en nuestras propias vidas si Jesús no quita el pecado. Su segundo gran anuncio fue que Jesucristo es el que Bautiza con el Espíritu Santo, Jn 1:33. Necesitamos de este bautismo para nacer de nuevo y día tras día andar en nueva vida. Es saturar nuestro ser con su Espíritu. Significa hundirnos, sumergirnos, empaparnos de Él. Es algo divino que ningún otro puede hacer, Jn 20:19-23. Su tercer gran anuncio fue que Jesucristo es el Hijo de Dios, Jn 1:34. Conocer la identidad de Cristo es un don del cielo. “En ese momento le había sido revelado a Juan que Jesús no era otro que el Hijo de Dios”. “Nosotros le conocemos porque él escogió darse a conocer”. Jesucristo es el Cordero de Dios que quita el pecado del mundo, es el que nos bautiza con el Espíritu Santo y es el Hijo de Dios. ¿Lo crees? Te invito a creer y entregarte a Jesús. Tu pecado es borrado y perdonado, eres bautizado por su Espíritu Santo y una nueva vida comienza porque solo el Hijo de Dios puede hacer esto.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

sábado, 30 de diciembre de 2023

Desaparecer

Tiempo de salida
"Juan lo miró y declaró: «¡Miren! 
¡Ahí está el Cordero de Dios!», Jn 1:36


Juan el Bautista no se amargó por no tener el papel principal en la película. Se alegró de ocupar su rol y en este caso dejo sus pretensiones teniendo una perspectiva adecuada de sí mismo. Juan alegremente le da el lugar a Jesús, Jn 1:35-37. “La verdadera persona religiosa es ‘uno que cede el puesto’. Es decir, el verdadero testigo no es nunca pesado, asfixiante, absorbente, sino que hace sitio a los demás. Cede el puesto al otro. Concede espacio a la libertad de los otros… El testigo auténtico es uno que sabe desaparecer en el momento justo, para dejar libre el campo a los verdaderos e insustituibles protagonistas del encuentro… paga el precio quizás más difícil: el marcharse de puntillas, para no molestar, sin esperar siquiera un gesto de saludo, o una invitación a la fiesta” En nuestro mundo y contexto es clave en todo tiempo comprender cuál es el tiempo de la acción y el tiempo de la salida.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox
 

viernes, 29 de diciembre de 2023

Posición

Sin nombramiento oficial

Cuando leemos algunos relatos sobre Juan el Bautista nos damos cuenta de que no tenía un puesto institucional. Los dirigentes y líderes religiosos solían verse amenazados si surgía algún tipo de competencia. La situación de Juan el Bautista por la falta de respaldo institucional era precaria, pero “toda la gente de la región de Judea y de la ciudad de Jerusalén acudía a él". No por esto perdió el sentido u orientación de su identidad. El ejemplo de Juan el Bautista es su servicio humilde, generoso y desinteresado. Esto nos impacta y Jesús habla de Juan como el más grande de los profetas, Mt 11:7-15. Cuando Jesús fue a ser bautizado por Juan, este último trato de disuadirlo: “Yo soy el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?”, Mt 3:14. Jesús como Juan nos muestra el ejemplo de la humildad. Jesús se hizo bautizar por Juan y se solidarizó con las multitudes. Jesús se presenta no separado de los otros, sino en la hilera de los pecadores sin ser pecador, Is 53:12, 2 Co 5:21. Jesús y Juan no sacaron provecho de su posición. La plenitud del Espíritu de Dios se manifiesta en la humildad, la solidaridad con el Pueblo de Dios y la entrega total a la causa del Reino de Dios.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 28 de diciembre de 2023

Significado

Identidad

“Este es el testimonio de Juan cuando los judíos de Jerusalén enviaron sacerdotes y levitas a preguntarle quien era. No se negó a declararlo, sino que confesó con franqueza: Yo no soy el Cristo”, Jn 1:19-20

¿Por qué los judíos enviaron a preguntarle a Juan acerca de su identidad? Para los judíos Juan representaba un enigma, nadie lo conocía, venia del desierto. Su aparición repentina exigía una explicación. ¿Quién eres tú? Fue categórico y su primera respuesta fue: “Yo no soy el Cristo”. “¿Quién eres entonces? –le preguntaron-. ¿Acaso eres Elías? No lo soy. ¿Eres el profeta? No lo soy... ¡Tenemos que llevar una respuesta a los que nos enviaron! ¿Cómo te ves a ti mismo?”, Jn 1:21-22. Juan se veía como una voz que llamaba al pueblo a preparar el camino del Señor. Nada más que una voz, Is 40:3. Lo importante era su función, Jn 1:6-8. Reconocía y hablaba de que solo el Mesías es quien toca y cambia las vidas. Se veía como un instrumento y siervo de Dios. “No era la luz, sino que vino para dar testimonio de la luz”. Daba testimonio de Jesús y anuncio su presencia. “Cualquier grandeza que poseyera provenía de la grandeza de Aquel cuya venida anunciaba”, Jn 3:27. Juan buscaba la sencillez. No buscaba gloria, poder o una posición elevada. No se creía el único o el más importante. Entendía que la gente le pertenecía a Dios. No son las instituciones, nuestros métodos y programas los que cambian a las personas. Con su vida señalaba a Jesucristo. A su vez se veía a sí mismo, como más bajo que un esclavo. “Yo no soy digno ni siquiera de desatarle la correa de las sandalias”, Jn1:27. “Tener en claro nuestra identidad es el principio de un ministerio sano”. 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Abrir los ojos

  Caminar y ser abiertos “Seis días después, Jesús llevó a Pedro, a Santiago y a Juan hasta un cerro alto, para estar solos. Frente a ellos,...