martes, 31 de mayo de 2022

En el pueblo

 Todo puede cambiar

”¿No dicen ustedes: “Todavía faltan cuatro meses para la cosecha”? Yo les digo: ¡Abran los ojos y miren los campos sembrados! Ya la cosecha está madura”, Jn 4:35
 ”La mujer dejó su cántaro, volvió al pueblo y le decía a la gente: —Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Cristo?”, Jn 4:28-29
Cuando Jesús entra en diálogo con la mujer samaritana, busca una relación no sólo con ella, sino con todo el pueblo. 
Jesús no deja solo al ser humano, nos confronta a que abramos los ojos, que nos demos cuenta de la angustia y la preocupación en la cual vivimos por las elecciones de vida que hemos realizado. Que nos animemos a reconocer nuestro cansancio y buscar a Jesús aceptando su invitación: “Vengan a mí”
Todo ha cambiado para esta mujer, todo ha cambiado para la vida de este pueblo y todo puede cambiar para nosotros.
Jesús se compromete en acompañarnos en cada momento y nos invita a experimentar su poder.
» Ustedes viven siempre angustiados y preocupados. Vengan a mí, y yo los haré descansar. Obedezcan mis mandamientos y aprendan de mí, pues yo soy paciente y humilde de verdad. Conmigo podrán descansar. Lo que yo les impongo no es difícil de cumplir, ni es pesada la carga que les hago llevar.» Mt 11:28-30
Carlos Scott

lunes, 30 de mayo de 2022

El Señor está en el trono - Pr. Norberto Saracco

CARA a CARA

 Me doy cuenta

“—Señor, me doy cuenta de que tú eres profeta.”, Jn 4:19
El relato de la mujer de Samaria tiene algo para enseñarnos cuando se nos revela la peligrosidad del encuentro con Jesús.
Ella intuye que ese encuentro cara a cara es arriesgado y comprometido. Es que pone de relieve quién soy y que busco. Es poner en discusión el planteamiento de la vida misma y cambiar radicalmente los equilibrios alcanzados. 
Su conversación con Jesús parece áspera, dura, salpicada de evasiones y revela su deseo de escapar, de no quedar atrapada, de no verse obligada para hacer una opción o de tomar una decisión.
La mujer de Samaria nos recuerda que Jesús “sabe”, conoce nuestros enredos más secretos y deja al descubierto las heridas que intentamos esconder. Él nos confronta con las verdaderas causas de nuestra insatisfacción e inquietud. Nos muestra que toda complacencia es un empobrecimiento.
Ante la mirada profunda de Jesús muchas veces deseamos desactivar lo que nos dice, neutralizar y hacer inofensivas sus provocaciones, de dejar para mañana la conversión, de diferir las decisiones más comprometedoras.
El encuentro con él, si es verdadero encuentro, no deja a las personas como estaban. Es ahí donde se descubre lo esencial. Hay una fuente que nos da la “vida entera”, pero para eso es necesario dejarnos cuestionar por aquel que da la vida plena.
"A todo el que tenga sed, yo le daré a beber gratuitamente de los manantiales del agua de la vida", Ap 21:6
"Él los guiará a manantiales del agua que da vida. Y Dios les secará cada lágrima de sus ojos.", Ap 7:17
Carlos Scott


domingo, 29 de mayo de 2022

NECESIDAD

Si supieras de lo que tienes necesidad

“—Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús—, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida.”, Jn 4:10
Se suele vivir de costumbres y el horizonte puede ser el habitual. Solemos recorrer el mismo camino y a veces lo cotidiano se puede transformar insoportable cuando no está atravesado por la luz, sacudido por el presagio de otra cosa.
Jesús sale a nuestro encuentro para desafiarnos en aquello que podemos ser. No el recuerdo, ni siquiera el remordimiento, sino la imaginación.
Tenemos necesidad de Dios, pero muchas veces tenemos temor en admitirlo.
Tenemos necesidad de ternura, pero a veces nos colocamos la máscara de la dureza.
Tenemos necesidad de escuchar, pero seguimos hablando.
Tenemos necesidad de convicciones profundas, de sabiduría, de una meditación seria, de sinceridad con nosotros mismos, pero podemos caer en la superficialidad.
Tenemos necesidad de decidirnos, de esperanza, de comprometernos, de cortar, de la aventura y rechazamos el riesgo.
Tenemos necesidad de una verdad, de una espiritualidad profunda, de fe, fidelidad, de amor, humildad, de amigos, de una comunidad; de algo que está delante de nuestros ojos y no vemos.
En resumen, tenemos necesidad de… tener necesidad. Es ahí, donde debemos convertirnos en personas capaces de recibir.
“El que beba del agua que yo le daré no volverá a tener sed jamás, sino que dentro de él esa agua se convertirá en un manantial del que brotará vida eterna.”, Jn 4:14.
Carlos Scott

lunes, 23 de mayo de 2022

Espíritu y Verdad

 El paso de la esperanza

"—No tengo esposo —respondió la mujer. —Bien has dicho que no tienes esposo. Es cierto que has tenido cinco, y el que ahora tienes no es tu esposo. En esto has dicho la verdad.”, Jn 4:17-18
El encuentro de Jesús con la mujer de Samaria nos revela el estado de todo un pueblo. Los cinco maridos de la mujer pueden tener un valor simbólico.
Tras la toma de Samaria, según el relato de 2 R 17:24-41, el rey de Asiria, para repoblar el país, había hecho venir gente de cinco regiones diferentes. Los inmigrantes trajeron de sus cinco ciudades sus dioses y continuaron adorándolos, incluso adoptando el culto de Dios, 2 R 17:41. Este sincretismo había atraído el odio de los judíos.
En el A.T. la alianza entre Dios y su pueblo se representa frecuentemente con la imagen nupcial y el culto a los falsos dioses se define como la separación con el Dios vivo, mientras que el abandono de estos dioses era considerado como un nuevo matrimonio entre Dios y su pueblo. Recibiendo a Jesús y su mensaje ellos reencuentran el culto del Dios verdadero
»Por eso, ahora voy a seducirla: me la llevaré al desierto y le hablaré con ternura…, y convertiré el valle de la Desgracia en el paso de la Esperanza,…”, Os 2:14-15
“Quiero que demuestren amor, no que ofrezcan sacrificios. Más que ofrendas quemadas, quiero que me conozcan”, Os 6:6
“Pues mi pueblo ha cometido dos maldades: me ha abandonado a mí —la fuente de agua viva— y ha cavado para sí cisternas rotas ¡que jamás pueden retener el agua!”, Jer 2:13
“Pero se acerca la hora, y ha llegado ya, en que los verdaderos adoradores rendirán culto al Padre en espíritu y en verdad, porque así quiere el Padre que sean los que le adoren. Dios es espíritu, y quienes lo adoran deben hacerlo en espíritu y en verdad”, Jn 4: 23-24
Carlos Scott

sábado, 21 de mayo de 2022

Nuestra propia vida

Las probabilidades inexploradas

“Como tenía que pasar por Samaria, llegó a un pueblo samaritano llamado Sicar, cerca del terreno que Jacob le había dado a su hijo José. Allí estaba el pozo de Jacob. Jesús, fatigado del camino, se sentó junto al pozo. Era cerca del mediodía. Sus discípulos habían ido al pueblo a comprar comida”, Jn 4:1-8
En lo cotidiano y fatigado del camino Jesús se encuentra con una mujer de Samaria y la desafía a ver la vida de otra manera. La invita a una superación que provoca una maravilla.
Jesús profundiza y penetra en el corazón de todo ser humano para revelar sus probabilidades inexploradas. Él quiere hacernos crecer, dilatar los deseos, los sueños, ampliar nuestros horizontes y llevarnos más allá de nuestras esperanzas. Somos llamados a medirnos según el proyecto de Dios.
Jacob se limitó a excavar un pozo, pero Jesús excava dentro de nuestra propia vida. Él es la fuente inagotable de “agua viva” y nos abre un espacio a la plenitud. Jesús quiere que no pidamos a otros lo que solamente él es capaz de ofrecernos.
«¡Todo el que tenga sed puede venir a mí! ¡Todo el que crea en mí puede venir y beber! Pues las Escrituras declaran: “De su corazón, brotarán ríos de agua viva”», Jn 7:37-38
Carlos Scott

jueves, 19 de mayo de 2022

Una nueva humanidad

 Salir de donde estamos... 

“—Si supieras lo que Dios puede dar, y conocieras al que te está pidiendo agua —contestó Jesús—, tú le habrías pedido a él, y él te habría dado agua que da vida…  —Señor, dame esa agua para que no vuelva a tener sed ni siga viniendo aquí a sacarla.  —Ve a llamar a tu esposo, y vuelve acá —le dijo Jesús. —No tengo esposo —respondió la mujer. —Bien has dicho que no tienes esposo. Es cierto que has tenido cinco, y el que ahora tienes no es tu esposo. En esto has dicho la verdad.  —Señor, me doy cuenta de que tú eres profeta”, Jn 4:10-19
Jesús nos ofrece beber un agua que nos confronta con nuestra identidad: ¿Quién soy? ¿Qué busco?.
Nos encontramos con una mujer cuya vida es difícil y dolorosa. Jesús le pide que traiga a su esposo, no la critica y tampoco la rechaza. Es una invitación a que reconozca su sed no satisfecha.
Jesús le demuestra su interés a diferencia de sus vecinos. Le muestra lo que puede ser, de lo que está llamada a ser, una belleza que alcanzar, de una armonía que encontrar. Ella tiene que elegir entre esquivar a Jesús o abrirse a su propósito.
La mujer niega tener esposo, pero no revela su situación real. Jesús reacciona con generosidad, no la obliga a enfrentarse con un espejo acusador y sentir horror.
Frente a un espejo solemos detenernos para contemplarnos, admirarnos o detestarnos. Jesús nos coloca delante una imagen inédita y diferente. Es una imagen no narcisista, pero esplendorosa donde podemos entender la exigencia y el reclamo de una superación. Es la llamada a una metamorfosis y cambio profundo. Hay un regalo que Dios nos da para tener una “vida entera”, completa, no dividida, en abundancia.
“No se trata, para él, de restaurar al ser humano viejo, de volverle a dar la posibilidad de funcionar mejor o menos mal, sino de dar a luz al ser humano nuevo”. Es como lo hizo con Nicodemo, con la Samaritana, y lo puede hacer con cada uno de nosotros. Es un poder que solo viene de lo “alto”: es nacer de nuevo, nacer del Espíritu de Dios”.
Carlos Scott

miércoles, 18 de mayo de 2022

El protagonista

La escena principal 

“Así que cuando los samaritanos fueron a su encuentro le insistieron en que se quedara con ellos. Jesús permaneció allí dos días, y muchos más llegaron a creer por lo que él mismo decía.  —Ya no creemos sólo por lo que tú dijiste —le decían a la mujer—; ahora lo hemos oído nosotros mismos, y sabemos que verdaderamente este es el Salvador del mundo.”, Jn 4: 25-42
El verdadero testigo se limita a sugerir y deja entrever una realidad fascinante. Es capaz de encender una chispa que despierta una espera, un deseo secreto y escudriña dentro de una nostalgia.
Es una persona que no mendiga un reconocimiento. Su característica es la pasión y la discreción. Es capaz de iluminar, pero también de eliminarse. Debe saber acercarse, pero también saber desaparecer en el momento oportuno.
La mujer Samaritana dijo: "Vengan a ver" y no vengan a verme. No se trata de una estructura, etiqueta, organización o determinados sistemas con sus personajes. 
El protagonismo principal siempre es y lo tiene Jesús. Se trata de "Dios con nosotros" y como los Samaritanos lo hemos oído y experimentado. Ahora sabemos que Jesús es el único Salvador para la "vida entera".
Carlos Scott

martes, 17 de mayo de 2022

Asumir el Riesgo

El riesgo de la búsqueda

“—Sé que viene el Mesías, al que llaman el Cristo —respondió la mujer—. Cuando él venga nos explicará todas las cosas. —Ese soy yo, el que habla contigo —le dijo Jesús... La mujer dejó su cántaro, volvió al pueblo y le decía a la gente: —Vengan a ver a un hombre que me ha dicho todo lo que he hecho. ¿No será este el Cristo? Salieron del pueblo y fueron a ver a Jesús… Muchos de los samaritanos que vivían en aquel pueblo creyeron en él por el testimonio que daba la mujer: «Me dijo todo lo que he hecho", Jn 4: 25-42
Un encuentro con Jesús es una invitación para estar en el camino de su seguimiento.
Este descubrimiento personal es participación y comunicación a todas las personas. Hay un deseo de una celebración en comunidad.
El paso de “creer” a “compartir” se convierte en algo que no puede guardarse para sí. Es invitar a otros para que experimenten un encuentro con Jesús.
Esta mujer tiene un testimonio muy simple: “Vengan a ver” y cuenta su propia experiencia. Lanza un interrogante, insinúa una duda e invita a ponerse en el camino. No ofrece una solución prefabricada y es indispensable que cada uno llegue a su conclusión personal.
Cada uno tiene que recorrer su propio camino y la experiencia de la Samaritana es introductoria y no conclusiva. Cada cual debe asumir el riesgo de la búsqueda.
Carlos Scott

lunes, 16 de mayo de 2022

Resistencias, fugas y malentendidos

Un encuentro en el camino
“Entonces la mujer le dijo: —Señor, déme usted de esa agua, para que yo no vuelva a tener sed, ni tenga que venir aquí a sacarla. Jesús le dijo: —Ve a llamar a tu esposo y regresa aquí con él.  —No tengo esposo —respondió la mujer. Jesús le dijo: —Es cierto, porque has tenido cinco, y el hombre con el que ahora vives no es tu esposo. Al oír esto, la mujer le dijo: —Señor, me parece que usted es un profeta. Desde hace mucho tiempo mis antepasados han adorado a Dios en este cerro, pero ustedes los judíos dicen que se debe adorar a Dios en Jerusalén. Jesús le contestó: —Créeme, mujer, pronto llegará el tiempo cuando, para adorar a Dios, nadie tendrá que venir a este cerro ni ir a Jerusalén…”, Jn 4:15-24.
Jesús nos suele encontrar en el camino. Muchas veces este camino que solemos recorrer está salpicado de resistencias, fugas y malentendidos.
Jesús nos ofrece una vida que puede saciar nuestra búsqueda; el sentido de la existencia y su propósito. Deja al descubierto nuestra necesidad y nos hace conscientes de lo que no tenemos. Solo Él puede saciar nuestra sed interior.
La mujer muestra su cansancio, le falta significado y no tiene orientación. Está cansada de trabajar para nada y su situación matrimonial así lo refleja.
Jesús consigue abrir una brecha y la mujer se salva en el momento que pide. Jesús nos pide romper con nuestra situación de dispersión, de multiplicidad. Él busca nuestra lealtad y seguimiento.
Una vez más nuestro buen Dios muestra que su amor es más fuerte que todas las infidelidades que podemos cometer. Dios no se resigna a que estemos separados de Él y está dispuesto a rehacer nuestra historia y volver a empezar. El quiere que salgamos de nuestro propio encierro, insuficiencia y precariedad.
“Dios es espíritu, y los que lo adoran, para que lo adoren como se debe, tienen que ser guiados por el Espíritu. Se acerca el tiempo en que los que adoran a Dios el Padre lo harán como se debe, guiados por el Espíritu, porque así es como el Padre quiere ser adorado. ¡Y ese tiempo ya ha llegado!”, Jn 4: 23-24
Carlos Scott