Seguir al Espíritu de Dios
“Ahora debo ir a Jerusalén, pues el Espíritu Santo me lo ordena. No sé lo que me va a pasar allá. A dondequiera que voy, el Espíritu Santo me dice que en Jerusalén van a meterme a la cárcel, y que van a maltratarme mucho. No me preocupa si tengo que morir. Lo que sí quiero es tener la satisfacción de haber anunciado la buena noticia del amor de Dios, como me lo ordenó el Señor Jesús”, Hch 20:22-23Es interesante observar como Lucas nos muestra lo que paso en la ciudad de Éfeso. En medio de todo un despertar y avivamiento Pablo toma la determinación de ir a Jerusalén y Roma. “Después de todos estos sucesos, Pablo tomó la determinación de ir a Jerusalén, pasando por Macedonia y Acaya. Decía: «Después de estar allí, tengo que visitar Roma», Hch 19:21. Cuando le escribe a los romanos les muestra su intención: "Pero ahora que ya no me queda un lugar dónde trabajar en estas regiones, y como desde hace muchos años anhelo verlos, tengo planes de visitarlos cuando vaya rumbo a España. Espero que, después de que haya disfrutado de la compañía de ustedes por algún tiempo, me ayuden a continuar el viaje. Por ahora, voy a Jerusalén para llevar ayuda a los hermanos, ya que Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una colecta para los hermanos pobres de Jerusalén”, Ro 15:23-26. El Espíritu de Dios le habla a nuestro espíritu, pero a su vez nos llama a tomar decisiones. Sin intencionalidad, determinación y decisiones concretas es difícil avanzar y ser guiados por el Espíritu de Dios. Estas decisiones deben reflejar como pensamos, vivimos y como nos extendemos en ampliar los círculos de influencia para que Dios sea conocido, adorado, la gente bendecida y el mal derrotado. Que Dios nos ayude a ser audaces confiando en el Señor.
Carlos Scott
Foto Gilbert Lennox
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