Ante el poder de turno
“Los soldados que estaban a punto de interrogar a Pablo se retiraron velozmente cuando se enteraron de que era ciudadano romano, y el comandante quedó asustado porque había ordenado que lo amarraran y lo azotaran. Al día siguiente, el comandante ordenó que los sacerdotes principales se reunieran en sesión con el Concilio Supremo judío. Quería averiguar de qué se trataba el problema, así que soltó a Pablo para presentarlo delante de ellos”, Hch 22:29-30… “A la mañana siguiente, un grupo de judíos se reunió y se comprometió mediante un juramento a no comer ni beber hasta matar a Pablo… Entonces el comandante llamó a dos de sus oficiales y les dio la siguiente orden: «Preparen a doscientos soldados para que vayan a Cesarea esta noche a las nueve. Lleven también doscientos lanceros y setenta hombres a caballo. … Luego el gobernador ordenó que lo pusieran en la prisión del cuartel general de Herodes”, Hch 23:1-35Pablo en medio de los conflictos con los religiosos y el poder político de turno supo moverse con astucia. Supo hacer valer sus derechos reclamando lo necesario en el tiempo justo. Algunas veces las autoridades tratan de desentenderse de los problemas de la gente y en especial de aquellos que no tienen oportunidad de hacer valer su justa causa. “Habla a favor de los que no pueden hablar por sí mismos; garantiza justicia para todos los abatidos. Sí, habla a favor de los pobres e indefensos, y asegúrate de que se les haga justicia”, Pr 31:8-9. “Declárame inocente, oh Señor, porque he actuado con integridad; he confiado en el Señor sin vacilar. Ponme a prueba, Señor, e interrógame; examina mis intenciones y mi corazón. Pues siempre estoy consciente de tu amor inagotable, y he vivido de acuerdo con tu verdad”, Sal 26:1-3
Carlos Scott
Foto Gilbert Lennox
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