viernes, 13 de noviembre de 2020

MILAGROS, MÁS ALLÁ DEL MILAGRO

 MILAGROS, MÁS ALLÁ DEL MILAGRO

Casi todos los milagros de Jesús sucedieron fuera del Templo y de las sinagogas. Sus escenarios no fueron los lugares llamados sagrados. Tampoco su misión se realizó según las parámetros que los maestros de la Ley habían erigido. Fue un maestro sabio con rango laico.

Jesús fue un laico que, cuando hizo milagros, los hizo en los campos, las calles, las plazas, las casas o los lagos. En esos lugares donde desfilan los dolores y penas de la gente. Donde brotan las esperanzas tercas y asombra el valor de los más vulnerables.

Una noche sorprendió a los discípulos que navegaban en el lago. Habían trabajado toda la noche, sin obtener nada. Los encontró con las redes desocupadas, pero los despidió con las redes cargadas de pescados. Tantos que hasta tuvieron para compartir con pescadores de otras barcas.

Eran milagros que consagraban los lugares profanos: el lago. Convertían en sacramentos de vida los instrumentos de trabajo: las redes y la barca. Y trasformaban en liturgia divina los gestos solidarios: compartir la pesca con los que no habían pescado nada. Eran milagros, más allá del milagro.

LUCAS‬ ‭5:4-11‬
“Cuando acabó su discurso, dijo a Simón: — Rema lago adentro y echen las redes para pescar. Simón le contestó: — Maestro, hemos pasado toda la noche trabajando y no hemos pescado nada; pero, puesto que tú lo dices, echaré las redes. Así lo hicieron; y recogieron tal cantidad de pescado que las redes estaban a punto de romperse. Entonces avisaron por señas a sus compañeros, que estaban en la otra barca, para que vinieran a echarles una mano. Llegaron ellos y llenaron las dos barcas, hasta el punto que casi se hundían. Al ver esto, Simón Pedro cayó de rodillas delante de Jesús y le dijo: — Señor, apártate de mí, que soy un pecador. Y es que el temor los había invadido a él y a todos sus compañeros a la vista de la gran redada de peces que habían capturado. Lo mismo les ocurría a Santiago y a Juan, los hijos de Zebedeo, que acompañaban a Simón en la pesca. Pero Jesús dijo a Simón: — No tengas miedo. Desde ahora serás pescador de hombres. Y después de sacar las barcas a tierra, lo dejaron todo y se fueron con Jesús.”

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Foto de Gilbert Lennox

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