martes, 18 de febrero de 2025

“Para ti, la mejor ofrenda es la humildad"

 Jactancia y figuración

“Jesús siguió enseñando y les dijo: «¡Cuídense de los maestros de la Ley!", Mc 12:38-40

Nos encontramos en el Templo de Jerusalén y es tiempo de la Pascua. Según los historiadores llegaban a Jerusalén casi diez peregrinos por cada habitante. Era el momento oportuno para traer ofrendas y diezmos donde el Templo era el encargado de recolectarlos. Jesús dice: “Tengan cuidado de los maestros de la ley…”. Seguidamente comparte que a los maestros de la ley les gusta pasearse con ropas ostentosas, que los saluden en las plazas, ocupar los primeros lugares, apoderarse de los bienes de las viudas y a la vez hacen largas plegarias para impresionar a los demás. Jesús señala la jactancia y figuración. Jesús lanza una advertencia generalizada y describe la rigidez legalista con la explotación del poder que hacen los sacerdotes. Jesús al hablar de los maestros de la ley de Jerusalén, está enfocado principalmente en los que abusaban de su autoridad en sus visitas a los pueblos y aldeas rurales. Los acusa que les gusta hacerse ver y figurar en los primeros lugares en reuniones y cenas (probablemente festividades). Para estos maestros de la ley era algo normal. La sociedad estaba basada en el prestigio y el honor, como era toda la cultura mediterránea. La figuración era imprescindible, y estaba asociada con la riqueza y el poder. Estos religiosos participan de esa competencia por el poder, por el prestigio. Era lo que el imperio esperaba de ellos, pero no es lo que agrada a Dios. Todo el orden social en el Imperio romano expresaba esta idea (ver 1 Co 1:25-29). Si bien la crítica de Jesús apunta a los religiosos, es un tiro por elevación a todo el sistema de honores y poder. Estos maestros de la ley (que eran parte de la muy pequeña “clase media” de la época), por su ambición de “trepar” en la escala social no dudan en integrarse a un sistema de valores que contradice el sentido de disposición al servicio y humildad que predicaron los profetas de su pueblo. Dios nos vuelve a desafiar: “Para ti, la mejor ofrenda es la humildad. “Tú, mi Dios, no desprecias a quien con sinceridad se humilla y se arrepiente”, Sal 51:17

Carlos Scott 

Foto Gilbert Lennox

lunes, 17 de febrero de 2025

Un paso más hasta el último día

 Un paso más 

"El Señor nuestro Dios es el único Señor... ", Mc 12:28-34
 
"¡Escucha, ... !" Cuando escuchamos no estamos lejos del reino de Dios y debemos tener en cuenta este detalle. Es decisivo y hace falta un paso que dar. No estamos dentro simplemente por una decisión en un determinado momento. Ese fue el comienzo, pero el seguimiento de Jesús requiere cada día un paso más hasta el último día. “El maestro de la ley religiosa respondió: —Bien dicho, Maestro. Has hablado la verdad al decir que hay solo un Dios y ningún otro. Además, yo sé que es importante amarlo con todo mi corazón y todo mi entendimiento y todas mis fuerzas, y amar a mi prójimo como a mí mismo. Esto es más importante que presentar todas las ofrendas quemadas y sacrificios exigidos en la ley”, Mc 12:32-33. Que Dios nos ayude en este día a dar un paso más. El amor al prójimo es el momento verificable de nuestro amor a Dios.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 15 de febrero de 2025

No es suficiente oír y es necesario escuchar

Tomar en consideración

“… —¡Escucha, ... ! El Señor nuestro Dios es el único Señor … Al ver cuánto entendía el hombre, Jesús le dijo: —No estás lejos del reino de Dios…”, Mc 12:28-34.
 
Jesús se encuentra con un maestro de la ley aparentemente sincero, honesto, comprometido con una auténtica búsqueda sin posiciones preconcebidas. El evangelio de Mateo no lo percibe de la misma manera y cuestiona las intenciones de este maestro, Mt 22:34-40. Marcos si bien no simpatiza con estos maestros hace una excepción. Jesús responde con gusto a la pregunta de este letrado, acepta su elogio y nos recuerda la importancia de escuchar. No es suficiente oír y es necesario escuchar para poner en práctica lo propuesto. La palabra se escucha cuando se convierte en un hecho, se traduce en una acción y determina un comportamiento. Se puede afirmar que se sabe solo cuando se hace. Necesitamos volver a escuchar y aprender sobre todas las cosas que ya sabemos. Dios nos desafía desde hace mucho tiempo a “escuchar”. 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

 

viernes, 14 de febrero de 2025

Para llegar al prójimo debo partir de Dios

 Cerca de su reino

"Jesús le dijo: —No estás lejos del reino de Dios…”, Mc 12:34.

El amor al prójimo nos lleva a que valoremos la justicia y sirvamos a los demás. Es algo que recibimos de Dios y por lo tanto "no estamos lejos de su reino". Este amor incluye una negación de nosotros mismos. Tiene necesidad de purificación e implica una renuncia para que este amor no se corrompa en la búsqueda de sí y en una posesión egoísta. Determinadas concepciones del amor están bajo el signo de la ligereza, la superficialidad, la despreocupación e irresponsabilidad. El amor no es cuestión de un entusiasmo pasajero o epidérmico, es algo serio y exigente. El amor está dispuesto a darlo todo y a su vez reclama el derecho a pretender todo. Se peca contra el amor si se da muy poco y también cuando se pide poco. Amar significa tener el coraje de afirmar el camino de la entrega sin reservas y seguir el signo de la gracia. Para llegar al prójimo debo partir de Dios. Solamente si encuentro a Dios, si tomo en serio su amor, logro amar al hermano. El amor al prójimo constituye la única verificación seria de mi amor a Dios. Lo que Jesús nos ofrece está lejos de ser una simplificación porque al ver que el amor parte de Dios y confronto mi amor con el suyo todo se hace complejo. No alcanzan las prácticas religiosas y hace falta algo más. Si amamos no puedo hacer solamente lo que quiero, se me pide también hacer lo que no quiero. Hay algo más para ofrecer y es lo mejor: la obediencia en el amor. »Y los buenos me preguntarán: “Señor, ¿cuándo te vimos con hambre y te dimos de comer? ¿Cuándo tuviste sed y te dimos de beber? ¿Alguna vez tuviste que salir de tu país y te recibimos en nuestra casa, o te vimos sin ropa y te dimos qué ponerte? No recordamos que hayas estado enfermo, o en la cárcel, y que te hayamos visitado.” »Yo, el Rey, les diré: “Lo que ustedes hicieron para ayudar a una de las personas menos importantes de este mundo, a quienes yo considero como hermanos, es como si lo hubieran hecho para mí.”, Mt 25:31-40

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 13 de febrero de 2025

El amor es un regalo, un don, una entrega y no es una conquista

El inicio del amor

“Uno de los maestros de la ley religiosa estaba allí escuchando el debate. Se dio cuenta de que Jesús había contestado bien, entonces le preguntó: —De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?”, Mc 12:28-34

Un maestro de la ley se presenta como un individuo leal y plantea una pregunta seria. Jesús presenta el amor a Dios y el amor al prójimo como las dos caras de un mismo mandamiento. Todo comienza con el amor de Dios hacia nosotros. “Amados hijos míos, debemos amarnos unos a otros, porque el amor viene de Dios”,1 Jn 4:7. Solo el amor de Dios hace posible el amor humano. El amor es un regalo, un don, una entrega y no es una conquista. El ser humano es capaz de amar y el amor es cuestión de receptividad. "Nosotros amamos a nuestros hermanos porque Dios nos amó primero. Si decimos que amamos a Dios, y al mismo tiempo nos odiamos unos a otros, somos unos mentirosos. Porque si no amamos al hermano, a quien podemos ver, mucho menos podemos amar a Dios, a quien no podemos ver. Y Jesucristo nos dio este mandamiento: «¡Amen a Dios, y ámense unos a otros!», 1 Jn 4:19-21. Se nos ha dado poder amar, porque el amor viene de Dios.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 12 de febrero de 2025

Una vida que siempre se está ampliando

Escuchar

“La reina de Saba también se levantará contra esta generación el día del juicio y la condenará, porque vino de una tierra lejana para oír la sabiduría de Salomón. Ahora alguien superior a Salomón está aquí, pero ustedes se niegan a escuchar.”, Mt 12.42

Jesús hizo referencia a la historia de Jonás y la reina de Sabá quien vino de los confines de la tierra para escuchar la sabiduría de Salomón. Ahora hay alguien más grande que esta entre nosotros. No hay rey, gobierno o político en el mundo más grande que Jesús y el desafío es escuchar a Dios. La historia de Jonás nos apela porque “Jonás salió y acampó al este de la ciudad. Allí hizo una enramada y se sentó bajo su sombra para ver que iba a suceder con la ciudad”, Jon 4:5. Jonás espera ver la destrucción de la ciudad de Nínive. En respuesta a ese enojo Dios le da una lección: “Para aliviarlo de su malestar, Dios el Señor dispuso una planta, la cual creció hasta cubrirle a Jonás la cabeza con su sombra. Jonás se alegró muchísimo por la planta, pero al amanecer del día siguiente Dios dispuso que un gusano la hiriera y la planta se marchito”, Jon 4:6-7. Necesitamos experimentar la gracia de Dios y actuar en consecuencia. Significa estar siempre agradecidos, cuando crece la planta y cuando la planta se seca. Cuando la planta o calabacera se seca esto también puede ser señal del cuidado de Dios y no es menor que cuando la planta crece. Dios la hace crecer para cuidar y alegrar a Jonás, pero Dios la hace morir porque nos quiere llevar a otro nivel y dimensión. La vida del cristiano debe ser una vida que siempre se está ampliando. Quizás nuestras plantas se sequen de vez en cuando para hacernos solidarios con un mundo de necesidad, donde el sol abrasa y no hay calabaceras con que cubrirse. Tal vez sentados frente a nuestras plantas secas Dios nos diga: “te dueles por esta dificultad ¿y no ves que yo me duelo por las grandes dificultades y dolores del mundo al que te envío? Dios mira por los débiles e indefensos. Jonás se sentó esperando que Dios cediera en su manera de pensar, mientras tanto Dios está esperando por miles de Jonases que cedan y que cambien en su manera de amar.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 11 de febrero de 2025

Dios nos salva con el propósito de que “ya no vivamos para sí”, 2 Co 5:15 y podamos ser un canal de salvación a otros, Is 49:6

 Salvación

“El día del juicio los habitantes de Nínive se levantarán contra esta generación y la condenarán, porque ellos se arrepintieron de sus pecados al escuchar la predicación de Jonás. Ahora alguien superior a Jonás está aquí, pero ustedes se niegan a arrepentirse.”. Mt 12:41

La palabra Salvación viene de la raíz de la palabra ensanchar, abrir camino, dar libertad, salvar tanto físicamente como espiritualmente. Jonás pudo declarar: “La salvación viene del Señor”, Jon 2:8-9. El profeta se da cuenta que por querer huir de Dios no encuentra esa libertad, y ahora tras su experiencia traumática conoce que la salvación viene de Dios. La historia de Jonás revela que es un profeta que quiere serlo bajo sus propias condiciones. Prefiere quedarse cerca del templo, pero sin escuchar a Dios. En el fondo del mar descubre que debe obedecer a Dios y Dios le escucha a Él. Dios le da a Jonás una segunda oportunidad: “Anda, ve a la gran ciudad de Nínive y proclama el mensaje que te voy a dar”, Jon 3:1-10. Dios no salva a Jonás para Jonás mismo. La razón de salvar a Jonás no es para que continuara su camino a Tarsis (España) o para que regrese a Israel. Dios no lo salva porque es hebreo, elegido, especial, ungido, profeta, sino porque desea salvar a Nínive y quiere utilizar a Jonás no por lo que es él, sino por lo que hará a través de él. Dios nos salva con el propósito de que “ya no vivamos para sí”, 2 Co 5:15 y podamos ser un canal de salvación a otros, Is 49:6. Dios salva a su iglesia en el día de hoy no tanto por ella misma sino por su misión al mundo. Nosotros necesitamos un arrepentimiento como los Ninivitas de la época de Jonás. Es volver a Dios cuando hemos estado muy lejos de Él.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 10 de febrero de 2025

Estar cerca del templo no es sinónimo de estar más cerca de Dios

 Recordar la historia

“Así como Jonás estuvo en el vientre del gran pez durante tres días y tres noches, el Hijo del Hombre estará en el corazón de la tierra durante tres días y tres noches.” Mt 12:40

Jonás fue un profeta que quiso huir de su responsabilidad. Su desobediencia le llevó a una situación de angustia y desesperación. En el momento más desesperante se acordó de Dios y pudo reflexionar. “Al sentir que sé mi iba la vida, me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo templo”, Jonás 2:7. La religiosidad que profesaba Jonás no le ayudó a obedecer. La obediencia no pasa por estar cerca del templo. Estar cerca del templo no es sinónimo de estar más cerca de Dios. Por mucho que nos quedemos en el ámbito de la religiosidad, la iglesia o el templo, Dios no se queda ahí, Jn 3:16. Jonás servía a un pequeño Dios de su institución. Corremos el riesgo de limitar la acción de Dios a la esfera de la Iglesia, como Jonás quería limitarla a la esfera de Israel. Esta actitud lleva a la desobediencia. La tentación de Jonás es la tentación de la Iglesia: ¡No te metas! Jonás representa a un patriota nacionalista cuya desobediencia no es por capricho o por falta de valor. Su desobediencia tiene que ver con buscar beneficios únicamente para su propia “institución”. Los religiosos de ese tiempo se quedaron con sus propios argumentos, tradiciones y no supieron ver algo más. Es ver a Jesús con los ojos de la fe. Hoy somos llamados a proclamar que en Jesús hay salvación y liberación.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 7 de febrero de 2025

Se nos llama a confiar, cambiar y seguir a Jesús

 Señales

“Un día, algunos maestros de la ley religiosa y algunos fariseos se acercaron a Jesús y le dijeron: —Maestro, queremos que nos muestres alguna señal milagrosa para probar tu autoridad. Jesús les respondió: —Solo una generación maligna y adúltera exigiría una señal milagrosa; pero la única que les daré será la señal del profeta Jonás”, Mt 12:38-39

Cuando los fariseos o religiosos le pidieron a Jesús una señal que lo identificara como representante de Dios, él los rechazó. Jesús hizo referencia a la experiencia del profeta Jonás, que se constituyó en señal de la acción de Dios porque, después que él estuvo tres días y tres noches en el vientre de un gran pez, los ninivitas se arrepintieron al escuchar su predicación.  La respuesta del Señor Jesús nos lleva a recordar esta historia. “El Señor le dio el siguiente mensaje a Jonás, hijo de Amitay: «Levántate y ve a la gran ciudad de Nínive. Pronuncia mi juicio contra ella, porque he visto lo perversa que es su gente»”, Jon 1:1-2. Dios le envía a predicarles a los Asirios que son los enemigos de su pueblo y conocidos por su maldad y crueldad. Para Israel, Nínive (cerca de Mosul, Irak) es símbolo de lo malo y perverso. Ahora Dios lo manda para allá. Debe levantarse: Ir y predicar contra ella. Este hecho, el ir hacia ellos es señal de que Dios también es Dios de Nínive. No está excluida de su amor y compasión. A Jonás se lo describe como el “hijo de Amitay” que quiere decir “hijo de la verdad”. Es una persona que se cree en posesión absoluta de la verdad, pero cuando la verdad de Dios lo confronta lo que hace es huir. Somos día a día confrontados con la verdad de Dios y se nos llama a confiar, cambiar y seguir a Jesús

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

¿Cuál es el fruto que busca el Señor en medio de su pueblo?

Procesos intencionales “Cuando llegaron a Jerusalén, Jesús entró en el templo y empezó a sacar de allí a los que estaban vendiendo y compran...