Recordar la historia
“Así como Jonás estuvo en el vientre del gran pez durante tres días y tres noches, el Hijo del Hombre estará en el corazón de la tierra durante tres días y tres noches.” Mt 12:40Jonás fue un profeta que quiso huir de su responsabilidad. Su desobediencia le llevó a una situación de angustia y desesperación. En el momento más desesperante se acordó de Dios y pudo reflexionar. “Al sentir que sé mi iba la vida, me acordé del Señor, y mi oración llegó hasta ti, hasta tu santo templo”, Jonás 2:7. La religiosidad que profesaba Jonás no le ayudó a obedecer. La obediencia no pasa por estar cerca del templo. Estar cerca del templo no es sinónimo de estar más cerca de Dios. Por mucho que nos quedemos en el ámbito de la religiosidad, la iglesia o el templo, Dios no se queda ahí, Jn 3:16. Jonás servía a un pequeño Dios de su institución. Corremos el riesgo de limitar la acción de Dios a la esfera de la Iglesia, como Jonás quería limitarla a la esfera de Israel. Esta actitud lleva a la desobediencia. La tentación de Jonás es la tentación de la Iglesia: ¡No te metas! Jonás representa a un patriota nacionalista cuya desobediencia no es por capricho o por falta de valor. Su desobediencia tiene que ver con buscar beneficios únicamente para su propia “institución”. Los religiosos de ese tiempo se quedaron con sus propios argumentos, tradiciones y no supieron ver algo más. Es ver a Jesús con los ojos de la fe. Hoy somos llamados a proclamar que en Jesús hay salvación y liberación.
Carlos Scott
Foto Gilbert Lennox
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