domingo, 31 de marzo de 2024

“No llores, no tengas miedo” ¡Cristo ha resucitado!

El poder de la resurrección en el Pueblo de Dios, Jn 20:1-18

“No llores, no tengas miedo” ¡Cristo ha resucitado!, Mt 28:5. La resurrección de Jesucristo nos da suficientes motivos, razones y certezas para confiar y seguir a Jesús. La escritura nos dice que “el primer día de la semana, muy de mañana, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro…”, Jn 20:1. Aparentemente el propósito que tenían las mujeres de ir al sepulcro era llevar especies aromáticas, Mc 16:1, Lc 24:1. Quizás no sabían el trabajo realizado por Nicodemo y José de Arimatea, Jn 19:38-42. Para sorpresa de María Magdalena habían quitado la piedra que cubría la entrada. La piedra era muy grande, Mc 16:4. Ella se fue corriendo a ver a Simón Pedro y al otro discípulo. Les dijo: ¡Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde lo han puesto!, Jn 20:2. Ambos discípulos fueron corriendo al sepulcro. Al entrar, Pedro vio las vendas y el sudario que había cubierto la cabeza de Jesús. El sudario aparece prolijamente enrollado en un lugar aparte. No se trataba de un robo humano. El otro discípulo que llegó primero y entro después “Vio y creyó. Hasta entonces no habían entendido la Escritura, que dice que Jesús tenía que resucitar”, Jn 20:8-9. Nosotros como ellos también nos encontramos en un proceso de entender la escritura y poder progresar. Sin entender todo, se nos llama a creer y avanzar. La única manera de conocer a Jesús es caminar con él. En medio del camino las dudas son aclaradas y viene la certeza. María Magdalena se quedó llorando junto al sepulcro, Jn 20:10-11 y busca a Jesús como alguien que está muerto, Lc 24:5. Somos tentados a pensar que la resurrección de Jesucristo no puede ayudarnos en nuestras luchas, dudas y temores. Jesús nos invita a cambiar nuestro criterio y manera de entender las cosas. Jesús ya resucitado se le aparece a María Magdalena y la cuestiono ¿Por qué lloras? Quiere que veamos su presencia en medio de toda circunstancia. Ella solo podía ver al que cuidaba el huerto, Jn 20:15; y no se dio cuenta que era el Señor resucitado. A nosotros nos puede pasar lo mismo. Como seguidores de Jesús somos llamados a tener amplitud y no quedarnos con respuestas cerradas. Jesús no dejo sola a María Magdalena y la llama por su nombre. Ninguna situación está fuera del control de Dios y es su voz inconfundible la que nos hace recapacitar, tener esperanza y reconocer su presencia, Jn 10:3-4,16. Ella y las otras mujeres le abrazaron los pies y lo adoraron, Mt 28:9; pero su mandamiento fue de animar a los hermanos, salir al mundo y no privatizar la misión. No podemos detener a Jesús sino soltarlo y estar en su seguimiento. Demos a conocer esta noticia ¡He visto al Señor!, Jn 20:18; y que la resurrección del Señor este comprobada por la actividad y práctica de la Iglesia que se proyecta en la tarea inconclusa. No busquemos solo a Jesús para nosotros mismos sino para unirnos a su misión. Salgamos con una misión de amor compartiendo todo el evangelio con toda la humanidad

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox


Un nuevo amanecer

 ¡He visto al Señor!, Jn 20:18


"Permítanme recordarles, hermanos, el evangelio que les prediqué antes. Ustedes lo aceptaron entonces, y perseveran en él. Es por medio de este mensaje como ustedes alcanzan la salvación; es decir, si todavía lo creen firmemente. Si no, todo fue en vano. Lo primero que hice fue transmitirles lo que me enseñaron: que Cristo murió por nuestros pecados, de acuerdo con las Escrituras; que fue sepultado y que al tercer día se levantó de la tumba, según las Escrituras; que se le apareció a Cefas y, más tarde, a los doce. Después se apareció a más de quinientos cristianos a la vez, la mayoría de los cuales vive todavía, aunque algunos han muerto ya. Luego se le apareció a Jacobo, y después a todos los apóstoles. Y, por último, como a uno que había nacido fuera de tiempo, se me apareció a mí.” 1 Cor 15: 1-8

"La Pascua muestra que puedes poner la verdad en una tumba, pero no se quedará allí". La resurrección de Jesucristo nos da suficientes motivos, razones y certezas para confiar y seguir a Jesús. Ante el mal que nos desgarra, tenemos la fortaleza que nos levanta. Ante la adversidad que nos desconcierta, tenemos la fuerza que es superior. Ante el mal que nos aflige, tenemos la esperanza que nos revive. En medio de cualquier oscuridad, decepción o frustración debemos recordar una vez más que hay un nuevo día y amanecer. La luz triunfa sobre las tinieblas, la vida sobre la muerte, la justicia sobre la injusticia, la verdad sobre la mentira y el amor sobre el odio. Respira la esperanza y lucha contra la muerte. Demos a conocer esta noticia. ¡He visto al Señor!, Jn 20:18

Carlos Scott

Foto
Gilbert Lennox Photography



sábado, 30 de marzo de 2024

Fiesta

 Alegría 

"Jesús les respondió: —Los invitados a una fiesta de bodas no ayunan mientras el novio está con ellos; pero llegará el momento en que se lleven al novio, y entonces los invitados ayunarán.”, Mc 2:19-20

El encuentro con Cristo es presentado como una fiesta de bodas. Es quitarnos el traje de luto, la máscara de la tristeza, los cantos de lamentación. La palabra de Dios nos anima a quitarnos el ropaje viejo y vestirnos con lo nuevo, Ef 4:22-32. No sirve remendar un vestido viejo con un parche de tela nuevo. Sería grotesco tapar los agujeros más llamativos con pedazos de aparente novedad poco creíbles. Seguir a Jesucristo es vivir de tal manera que te de ganas de bailar porque nos encontramos con un Dios que nos seduce y no que amenaza. No se trata de ser aburrido, pedante y pesado, sino estar abierto a la alegría del camino que es novedad, aventura y celebración. La fiesta y celebración es también encontrar una comunidad que sea lugar de misericordia y de humanidad. No un lugar donde el énfasis está en los decretos, observancias, códigos, sino un lugar donde se disfruta el “Espíritu del Dios vivo”. Una comunidad donde el énfasis no está en el funcionamiento, la organización, el rendimiento, la aceleración, sino una comunidad que promueve la vida y la favorece de un modo concreto en la relación, el apego, la proximidad y equidad. Hablamos de una comunidad donde el amor es la ley fundamental de la existencia. “Por lo tanto, como escogidos de Dios, santos y amados, revístanse de afecto entrañable y de bondad, humildad, amabilidad y paciencia, de modo que se toleren unos a otros y se perdonen si alguno tiene queja contra otro. Así como el Señor los perdonó, perdonen también ustedes.  Por encima de todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto”, Col 3:12-14

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 28 de marzo de 2024

Esperanza

 Un vino nuevo

"Una vez, los discípulos de Juan el Bautista y los discípulos de los fariseos estaban ayunando. Algunas personas fueron a donde estaba Jesús y le preguntaron:  —¿Por qué tus discípulos no ayunan? Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos sí lo hacen. Jesús les respondió: ...» Si un vestido viejo se rompe, nadie le pone un parche de tela nueva; porque al lavarse el vestido, la tela nueva se encoge y el hueco se hace más grande.» Tampoco se echa vino nuevo en recipientes de cuero viejo; porque al fermentar el vino nuevo hace que el cuero viejo se reviente. Así el vino nuevo se pierde, y los recipientes también. Por eso hay que echar vino nuevo en recipientes nuevos.", Mc 2:18-22

Algunas personas le piden a Jesús que sus discípulos mantengan la tradición y se ajusten al reglamento. Jesús anuncia la alegría, la esperanza y el amor en el terreno de la vida. Nos llama a entrar en los tiempos nuevos, de los cuales el vino es el símbolo más evidente, hay fiesta y celebración. Los recipientes de cuero viejo están desgastados y muy usados y no pueden soportar el ímpetu y la efervescencia del vino nuevo. Una nueva generación necesita formas nuevas y una reforma no puede reducirse a una operación de cosmética. Dios nos llama a colocarnos una ropa nueva y no usar remiendos. Implica un nuevo corazón, es conversión, transformación profunda. Los religiosos de la época de Jesús solo aceptaban un simple retoque que no les quite el poder y el control, pero Jesús no es un parche de tela nueva para ser puesta en un vestido viejo. En este tiempo se nos llama a dar un salto de fe y buscar una transformación profunda porque "Ciertamente se acerca la hora—dice el Señor Soberano— cuando enviaré hambre a la tierra; no será hambre de pan ni sed de agua, sino hambre de oír las palabras del Señor", Am 8:11

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

martes, 26 de marzo de 2024

Escándalo

 Reproches

"Una vez, los discípulos de Juan el Bautista y los discípulos de los fariseos estaban ayunando. Algunas personas fueron a donde estaba Jesús y le preguntaron: —¿Por qué tus discípulos no ayunan? Los discípulos de Juan y los discípulos de los fariseos sí lo hacen", Mc 2:18

Nos encontramos con un relato donde es cuestionada la autoridad de Jesús y el comportamiento de sus seguidores es lo que causa el escándalo. A mucha gente le cuesta entender que la presencia de Jesús representa un tiempo de alegría para su pueblo. Lo contrario representa la piedad mal entendida que suele generar un espacio sofocante con las respectivas prescripciones legales. Jesús se mueve en el terreno de la vida, del gozo y el amor. En vez de salir al encuentro con Dios con nuestros propios méritos, se nos llama a un espacio de Gracia para recibir el amor del Señor, celebrarlo y compartirlo con otros. "Dios es amor". 1 Jn, 1:8

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

lunes, 25 de marzo de 2024

Dios no es un premio para los justos

 El premio

"Jesús los oyó y les contestó: —Los que necesitan al médico son los enfermos, no los sanos. Y yo vine a invitar a los pecadores para que regresen a Dios, no a los que se creen buenos", Mc 2:17

Los que se consideran muy justos suelen observar desde fuera y no suelen mezclarse con la atmósfera de algunas mesas. Suelen ver las cosas a la distancia, permanecen en sus puestos, encerrados en su mundo, estructura o sistema. Son prisioneros de sus perspectivas y se encuentran bloqueados en sus propios puntos de vista. Para estar en el seguimiento de Jesús y entender, hay que salir fuera, esto es, entrar en el mundo de los demás. Es cambiar la perspectiva y ver las cosas con los ojos de Jesús. Podemos formar parte cuando estamos dispuestos a comprometernos, cuando no hay temor al contagio y estamos decididos a no vivir separados de la realidad. Jesús nos encuentra ahí donde estamos, no se excluye, no toma distancia y comparte la condición humana. Para sentarse a la mesa con Cristo hay que dejar el propio puesto, el propio papel, abandonar el propio punto privilegiado de observación. Únicamente mezclados con los demás invitados, comenzaremos a entender algo. Para cualquier persona, incluso los justos es posible la conversión. "Uno que sabe" puede ser siempre admitido a ser "uno que aprende". Dejemos la "secta de los separados", para ponernos a la mesa con los demás. Dios no es un premio para los justos. El pecador que está perdido parece ser un premio para Dios.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Oramos por Daniel, Marta e Iker y el País Vasco

 


domingo, 24 de marzo de 2024

Con toda la gente

 Sectarios

"Cuando algunos maestros de la Ley, que eran fariseos, vieron a Jesús comiendo con toda esa gente, les preguntaron a los discípulos: —¿Por qué su maestro come con cobradores de impuestos y con gente de mala fama?", Mc 2:16

Jesús se dirige a los que tienen necesidad de él. No excluye a los justos. Ellos se excluyen a sí mismos en la medida en que, creyendo ser justos, están convencidos de no tener necesidad de médico y rechazan la solidaridad con los pecadores. Podemos decir que, donde llega Dios, no hay lugar para ninguna discriminación entre las personas. Existe un título que hace a todos iguales en su mesa: la necesidad de él. La llamada de Jesús es una llamada a la conversión. Somos llamados por Jesús como pecadores que necesitan arrepentirse y comenzar una nueva manera de ser en esta vida. Jesús no ha venido a traernos un certificado de salud y honorabilidad, sino la curación, la salvación hoy. En esta historia puedo descubrir quién soy haciéndome una pregunta: ¿Tengo necesidad de Jesús o puedo desentenderme de él?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

sábado, 23 de marzo de 2024

Regresar a Dios

 Personas de mala fama

"Jesús le dijo: «Sígueme.» Mateo se levantó enseguida y lo siguió. Más tarde, Jesús y sus discípulos estaban cenando en la casa de Mateo. Muchos de los que cobraban impuestos, y otras personas de mala fama que ahora seguían a Jesús, también fueron invitados a la cena. Cuando algunos maestros de la Ley, que eran fariseos, vieron a Jesús comiendo con toda esa gente, les preguntaron a los discípulos: —¿Por qué su maestro come con cobradores de impuestos y con gente de mala fama? Jesús los oyó y les contestó: —Los que necesitan al médico son los enfermos, no los sanos. Y yo vine a invitar a los pecadores para que regresen a Dios, no a los que se creen buenos", Mc 2:13-17

Jesús siempre nos sorprende. Jesús pasa, ve, elige y llama. Este llamado implica dejar algo atrás. Es dejar de vivir bajo nuestras propias condiciones para aceptar ser discípulo de Jesús. ¿Quién es Jesús y para quién ha venido? Su identidad solo se descubre identificando a los destinatarios de su misión. Se entiende quién es Jesús cuando no lo aislamos de los demás y lo podemos descubrir por sus opciones. Jesús se sienta a la mesa con gente poco recomendable y se enfrenta con aquellos que les gusta murmurar. Es maravilloso ver el seguimiento que se traduce en dejar una vieja manera de ser aceptando las nuevas condiciones del Maestro. Jesús exige determinadas renuncias, pero no corta las raíces de las personas. Jesús busca personas para las opciones más difíciles, pero no las separa de la gente. La casa de Jesús se encuentra en todas partes, con tal que estén aquellos por los cuales él ha venido. Lo importante no es el propietario de la casa, sino quiénes son los invitados. Los enfermos en este caso son los que están dentro y es claro que el médico esté rodeado de sus pacientes. Seguir a Jesús implica estar con los pecadores y no con los que se creen buenos, "No he venido a llamar a los que se creen justos, sino a los que saben que son pecadores y necesitan arrepentirse», Lc 5:32 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 22 de marzo de 2024

Horizonte

 Ver más allá

«¿Cómo se atreve éste a hablar así? ¡Lo que dice es una ofensa contra Dios! Sólo Dios puede perdonar pecados.», Mc 2:7

Este es un relato que tiene dos encuentros. Uno es con el paralítico y el otro con los religiosos. Jesús ve la fe de los que llevan al paralítico, observa a los maestros de la ley y ve el mal más profundo que tiene el ser humano. Jesús antes de actuar se dedica a leer lo que está escondido en unos y otros. Los religiosos son impecables en su razonamiento. Sólo Dios puede perdonar pecados y solo Dios quita el pecado del ser humano que lo separa de una correcta relación con él y el prójimo, pero las conclusiones a las que llegan son apresuradas: ¡Lo que dice es una ofensa contra Dios! Marcos describe la hostilidad de estos religiosos que pretenden el monopolio de la verdad y no toleran un espíritu autonomista que esté opuesto a su centralismo religioso. Sus principios tienen una sola dirección: “La verdad está de nuestra parte” y se han vaciado contra lo nuevo. No logran imaginar lo diferente, se niega la entrada de lo inesperado y no pueden permitir que le hagan un agujero en el techo. La inquietud queda lejos, y exorcizada. Todo está ordenado, cada cosa en su lugar y no hay sitio para más. Nosotros también corremos el riesgo de cortar las alas a la esperanza, abolir el riesgo, enjaular al Espíritu, de salir fuera, al descubierto. Quizás nuestro pecado son las virtudes, verdaderas o presuntas, que nos impiden descubrir nuestro mal oculto. Jesucristo se presenta una vez más a nuestras vidas y pretende una abertura en nuestro ser y llegar a lo profundo de nosotros mismos. Jesús quiere ver nuestra fe y nuestra búsqueda. “Cuando Jesús vio la gran confianza que aquellos hombres tenían en él, le dijo al paralítico: «Amigo, te perdono tus pecados… Pues voy a demostrarles que yo, el Hijo del hombre, tengo autoridad aquí en la tierra para perdonar pecados» Entonces le dijo al que no podía caminar:«Levántate,...y vete a tu casa». En ese mismo instante, ... aquel hombre se levantó, ...y salió de allí", Mc 2:5:12. Dios no se ha limitado a dejarse sentir. Se ha dejado ver. Se ha hecho rostro. Su nombre es Jesús.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 21 de marzo de 2024

El milagro

 «¡Jamás hemos visto algo así!»

“Y el hombre se levantó de un salto, tomó su camilla y salió caminando entre los espectadores, que habían quedado atónitos. Todos estaban asombrados y alababan a Dios, exclamando: «¡Jamás hemos visto algo así!», Mc 2:12

No todos pudieron observar el milagro y creer. Para ver y encontrarnos con Jesús se necesitan los ojos de la fe. Los religiosos se autoexcluyeron y no lograron imaginar lo diferente, a no ser una copia suficientemente parecida a sus modelos. Hay personas que les cuesta salir fuera, al descubierto. Es realmente extraño que el que anuncia los caminos de Dios tropieza con el odio y la persecución de los que enseñan los caminos de Dios. La fisura algunas veces se presenta no con aquellos que no creen, sino con el ambiente religioso. No es cuestión de hacer una abertura en el techo, sino hacer un lugar en el corazón. Todo depende de una decisión libre, de una toma personal de conciencia. Jesús desea ver nuestra fe y que no llamemos equivocadamente a otras puertas. “A eso se refieren las Escrituras cuando dicen: «Ningún ojo ha visto, ningún oído ha escuchado, ninguna mente ha imaginado lo que Dios tiene preparado para quienes lo aman», 1 Co 2:9

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Abrir los ojos

  Caminar y ser abiertos “Seis días después, Jesús llevó a Pedro, a Santiago y a Juan hasta un cerro alto, para estar solos. Frente a ellos,...