martes, 2 de abril de 2024

Tiempos nuevos

 Un vestido nuevo y un recipiente inédito

"Si un vestido viejo se rompe, nadie le pone un parche de tela nueva; porque al lavarse el vestido, la tela nueva se encoge y el hueco se hace más grande. » Tampoco se echa vino nuevo en recipientes de cuero viejo; porque al fermentar el vino nuevo hace que el cuero viejo se reviente. Así el vino nuevo se pierde, y los recipientes también. Por eso hay que echar vino nuevo en recipientes nuevos", Mc 2:21-22

Jesús inaugura la época del gozo y nos hace entrar en los tiempos nuevos, de los cuales el vino es el símbolo más evidente. Cuando Jesús nos toca, se viste el traje nuevo. Jesucristo nos indica que la novedad es él. Una novedad contundente, incompatible con lo viejo. El remiendo al mojarse se contrae y el vestido viejo termina por rasgarse más. Daño y ridículo. También hay recipientes de cuero viejo que están desgastados, muy usados, que no están en condiciones de soportar el ímpetu y la efervescencia del vino nuevo. "No se puede adoptar lo nuevo para remendar lo antiguo o para dejarlo caer en formas del pasado". No se pueden aceptar las cosas nuevas sino haciéndonos nuevos. Hay estructuras inadecuadas para contener y expresar el mensaje de Jesús. El tiempo de la salvación se resuelve en una experiencia de novedad. La novedad es Jesucristo qué implica una mentalidad nueva. Aquí está la necesidad de la conversión. Dios se ha abierto en un nuevo camino hacia todos nosotros por lo tanto es inútil encontrarlo en lo viejo. La reforma de la iglesia no puede reducirse a una operación de cosmética. El discípulo de Jesucristo no es el que acepta lo nuevo en pequeñas dosis. Es uno que se hace nuevo. Una persona nueva. "Dado que Dios los eligió para que sean su pueblo santo y amado por él, ustedes tienen que vestirse de tierna compasión, bondad, humildad, gentileza y paciencia", Col 3:12

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

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