Un evangelio transformador
”Saulo estaba furioso y amenazaba con matar a todos los seguidores del Señor Jesús. Por eso fue a pedirle al jefe de los sacerdotes unas cartas con un permiso especial. Quería ir a la ciudad de Damasco y sacar de las sinagogas a todos los que siguieran las enseñanzas de Jesús, para llevarlos presos a la cárcel de Jerusalén”, Hch 9:1-2Saulo era fariseo, ciudadano romano de nacimiento y educado bajo la tutoría de Gamaliel, Hch 23:6, 22:28, 22:3. El tuvo una experiencia dramática cerca de Damasco mientras perseguía a los seguidores de Jesucristo. “Desde el cielo lo rodeó un gran resplandor, como de un rayo. Saulo cayó al suelo, y una voz le dijo: —¡Saulo, Saulo! ¿Por qué me persigues? —¿Quién eres, Señor? —preguntó Saulo. —Yo soy Jesús —respondió la voz—. Es a mí a quien estás persiguiendo” Saulo no perseguía a Jesús, sino a la iglesia, pero el Señor le dice “Yo soy Jesús, a quien tu perseguís”. La relación entre Jesús y la iglesia es tal que perseguir a la comunidad cristiana es perseguirle a él. El que parecía ser poderoso y temible perseguidor, ahora se levanta del suelo débil y ciego. Saulo pasa tres días ciego y el Señor envía a Ananías para que reciba la vista y le comparta lo que Dios desea de él. Ananías podía haberle manifestado su enojo por perseguir a sus hermanos en la fe, pero lo primero que le dice es: «Amigo Saulo, el Señor Jesús se te apareció cuando venías hacia Damasco. Él mismo me mandó que viniera aquí, para que puedas ver de nuevo y para que recibas el Espíritu Santo». Lo llamo amigo y hermano. Jesús está dispuesto a perdonar y recibir a sus enemigos. Esta es una visión transformadora. El Señor nos enseña a ver a las personas con otros ojos. Quizás algunos puedan ser nuestros enemigos, pero se pueden transformar en hermanos y amigos por el poder transformador de Dios. Somos llamados a compartir las buenas nuevas con todos aquellos que no son de nuestra simpatía y aun con los que pueden ser nuestros enemigos. El poder transformador del evangelio nos ha alcanzado a nosotros y también puede alcanzarlos a ellos.
Carlos Scott
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