Repensar la comunidad
“El número de los discípulos aumentaba considerablemente en Jerusalén, e incluso muchos de los sacerdotes obedecían a la fe.”, Hch 6:7El tiempo que nos toca vivir nos sigue desafiando a repensar la iglesia y su implicancia para iniciar nuevas comunidades de fe. Harold Segura nos habla de algunos ejes centrales a tener en cuenta: el reino de Dios (no la iglesia institucional), la conversión (no la afiliación eclesial), la fe (no la creencia dogmática) y el Evangelio (no la tradición religiosa). “Los confinamientos nos han invitado a poner el acento eclesiológico donde debían haber estado: la comunidad y no el templo, la misión y no la institución, la pastoral y no el pastor, la espiritualidad y no la religión, la catolicidad y no el catolicismo”. Somos desafiados a salir de un modelo de repetición e imitación para volver al espíritu del pentecostés y comenzar nuevas comunidades de fe. Una iglesia pública, dirigida a toda la gente, saliendo a todos los lugares, abierta al mundo, mirando hacia afuera. Una iglesia que trae alegría y esperanza por medio del evangelio a un mundo necesitado.
Carlos Scott
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