Modelos
“Los que creyeron lo que Pedro dijo fueron bautizados y sumados a la iglesia en ese mismo día, como tres mil en total”, Hch 2:40-41La palabra de Dios nos presenta buenos y malos modelos. Entre lo que no es bueno nos encontramos con el modelo de Babel, Gn 11:1-8. Se describe que eran personas religiosas, laboriosas, creativas, se superaban a sí mismas y trabajaban en equipo. Formaban un solo pueblo, hablaban un solo idioma; y todo lo que se proponían lo podían lograr. Pero Babel no es bien vista. Dios dijo “Será mejor que bajemos a confundir su idioma, para que ya no se entiendan entre ellos mismos. De esta manera el Señor los dispersó desde allí por toda la tierra, y por lo tanto dejaron de construir la ciudad”. ¿Cuál fue el problema? Babel fue el modelo de la cultura, lengua y verdad única. Había gente con virtudes y recursos, pero sin una visión hacia fuera. Estaban encerrados en sí mismo y quizás no había lugar para el valor del desacuerdo y la diferencia. Este modelo podría ser el que tienen actualmente algunas comunidades de fe. Por otro lado, nos encontramos con el modelo de Pentecostés. Fue una comunidad que proclamo las maravillas de Dios. Su énfasis no fue su estructura o "etiqueta denominacional". Se destaco la unidad sin caer en la uniformidad y celebro la fiesta de la diversidad lingüística, social, cultural y sexual (hombres y mujeres por igual recibieron el Espíritu Santo). Ninguna lengua predomino sobre las demás. Todo fue diferente en Pentecostés porque se derramo el Espíritu Santo y nació una iglesia para los demás. Compartió el mensaje, fue capaz de proyectarse en el otro y lo hizo con pasión. Hubo un sentido de unidad y misión. El centro de atención de Dios es el mundo y la extensión de su Reino. Es ahí donde es clave el rol de la iglesia. Eligio a su comunidad global como responsable de ser un instrumento del Reino de Dios. Pentecostés puede ser nuestro modelo. “Dios reunirá todas las cosas y las pondrá bajo la autoridad de Cristo”, Ef 1:9-10
Carlos Scott
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