Una nueva comunidad de fe implica que la gracia de Dios esté accesible a todos y todas. Su ideal será el poder del amor y no el amor al poder. Hablamos de una iglesia que siempre se está reformando porque lo importante para el Espíritu Santo no es la estructura sino la misión.
Una nueva comunidad de fe implica ser inclusivos y no exclusivos. Nos desafía a ser una iglesia abierta donde las personas puedan tener voz y ser escuchadas.
Una nueva comunidad de fe implica una comunidad eclesial donde se ejerce el sacerdocio de todos los creyentes. Es una comunidad cuyo énfasis está en su horizontalidad y no en el clericalismo, jerarquía, estructura.
Una nueva comunidad de fe implica que lo importante es el evangelio y no la tradición eclesial, el reino de Dios y no la iglesia institucional, nacer de nuevo y no la afiliación religiosa, la comunidad y no el templo, la espiritualidad y no el legalismo, la misión y no la religión, la llenura del Espíritu y no la gerencia
Una nueva comunidad de fe implica la empatía, relación, proximidad, pertenencia y equidad y no una cultura del rendimiento, la competencia, el poder y la aceleración
Una nueva comunidad de fe implica una iglesia abierta al Espíritu Santo. No pierde su capacidad de asombro y percibe el milagro.
Una nueva comunidad de fe implica una comunidad que camina y camina porque Jesús se define como el camino y nos espera en otra parte. Es una fuerza centrífuga, un pueblo que vive en salida.
Para Pensar: ¿Cuáles pueden ser otras implicancias a tener en cuenta para formar una nueva comunidad de fe?
Carlos Scott
Foto de Vinod Baskaran
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