El crecimiento de su Reino es un gran misterio. "Jesús también les puso esta otra comparación: «Con el reino de Dios pasa algo parecido a lo que sucede cuando un hombre siembra una semilla en la tierra. No importa si ese hombre está dormido o despierto, o si es de noche o de día; la semilla siempre nace y crece sin que el campesino entienda cómo. La tierra produce primero el tallo, después la espiga, y finalmente las semillas. Y cuando llega el tiempo de la cosecha, el campesino recoge las semillas.», Mc 4:26-29.
En esta parábola se señala claramente lo que el ser humano puede y no puede hacer. Podemos y debemos sembrar, cosechar, dormir y levantarnos, pero no podemos producir el fruto.
La semilla es acompañada por la tierra. El texto dice: "la semilla nace y crece..., la tierra produce..." ¿Qué significa esta expresión? La tierra y la semilla dan fruto. Implica un crecimiento sin una razón visible. Se desarrolla independientemente del entendimiento del sembrador. Se trata de algo realizado por Dios mismo.
Cuando lo aplicamos a la iglesia y la plantación de nuevas comunidades de fe significa que hay procesos que parecen producirse “por sí mismos”. Lo que sí sabemos es que el fruto que surge “por sí mismo” de la semilla es, en realidad, una obra de Dios. "Yo planté, Apolos regó; pero el crecimiento lo ha dado Dios. Así que ni el que planta es algo ni el que riega, sino Dios que da el crecimiento, 1 Co 3:6-7. El Reino de Dios crece de todas maneras.
Este es un mensaje importante para librar a los creyentes y a las iglesias de las preocupaciones y ansiedades. Si estamos esparciendo la semilla del evangelio, de todas maneras ésta crecerá. El Reino puede parecer pequeño al principio y su crecimiento puede ocurrir en formas que no podemos entender o ver.
Para Pensar: ¿Cuál es nuestra parte en este proceso? ¿Cómo avanza el Reino de Dios? ¿Quién produce el crecimiento? ¿Quién debe ser reconocido?
Carlos Scott
Foto de Gilbert Lennox
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