GloCal es una palabra que representa la fusión de Global y Local. Es donde la acción local y global se unen en el cruce intencional de barreras, de iglesia a no iglesia en palabra y obra a favor de la extensión del Reino de Dios.
“Todos, en un mismo espíritu, se dedicaban a la oración, junto con las mujeres y con los hermanos de Jesús y su madre María.... Cuando llegó el día de Pentecostés, estaban todos juntos en el mismo lugar.”, Hch 1:14-2:1 Lucas después de su evangelio escribe otro libro donde describe el nacimiento y el desarrollo de la primera comunidad cristiana y nos ofrece dos rostros de esta realidad. Por un lado, nos encontramos con la vida interna de la comunidad basada en la enseñanza, en la comunión, en el partimiento del pan, en la oración, milagros y en compartir sus recursos con los necesitados. Por otro lado, está el dinamismo misionero sostenido por la fuerza del Espíritu, la eficacia de la Palabra y la audacia de los seguidores del Camino. En el momento que Jesús es llevado a las alturas la comunidad de los discípulos está por comenzar su propio camino histórico. El Reino de Dios avanzará por el esfuerzo misionero y la acción del Espíritu Santo. La primera imagen que encontramos son personas que están a la espera donde antes de ser un equipo apostólico son una comunidad de oración. Su misión será animada por el derramamiento del Espíritu. Sin el Espíritu, no hay vida, no hay fuerza de expansión y no hay capacidad de testimonio. Sin ese impulso la iglesia queda desprovista para entregar el mensaje. Solamente el Espíritu habilita a la iglesia para presentarse en el mundo. “Por esta razón, te recuerdo que avives el fuego del don espiritual que Dios te dio cuando te impuse mis manos. Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina”, 2 Ti 1:6-7 “El Espíritu Santo vendrá y los ayudará, porque el Padre lo enviará para tomar mi lugar. El Espíritu Santo les enseñará todas las cosas, y les recordará todo lo que les he enseñado.”, Jn 14:26
“¿Qué hacen aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse”, Hch 1:9-11.
El Espíritu Santo nos desafía a traer la realidad del cielo a la tierra. El capítulo uno de Hechos nos relata que Jesucristo les ordenó a los discípulos que no se alejaran de Jerusalén porque dentro de pocos días serían bautizados con el Espíritu Santo. “Habiendo dicho esto, ... fue llevado a las alturas... Ellos se quedaron mirando fijamente al cielo mientras él se alejaba. Se le acercaron dos hombres vestidos de blanco, que les dijeron: Galileos, ¿qué hacen aquí mirando al cielo? Este mismo Jesús, vendrá otra vez de la misma manera que lo han visto irse”, Hch 1:9-11. Estos dos hombres de blanco les indican, que hay que cambiar el enfoque y la dirección en la que tenemos puesta la mirada. “Los apóstoles no debían convertirse en exploradores del cielo”. Lo que les está diciendo es que no conseguirán que regrese el Señor con solo mirar el firmamento. Si solamente nos enfocamos en el más allá y nos alejamos del más acá, la consecuencia es que nos alejamos de los sufrimientos y angustias de la gente. “Si el ‘reino’ tiene que ver solamente con el ‘más allá’, los que predican ese ‘reino’ no tendrán mayores conflictos con el “más acá”. El Reino de Dios no es solo para mirar al cielo. Cuando la predicación solo se enfoca en el “más allá”, corre el peligro de decir y hacer poco a quienes tienen que vivir en medio de las injusticias y sufrimientos del “más acá”. Mientras permanezcamos acá, el Señor nos llama a involucrarnos en la misión. Como Jesús volverá, es en esta tierra donde debemos ser obedientes, en medio de circunstancias y dificultades bien terrenas. En el cielo está nuestro Señor sentado a la diestra de Dios y tenemos todos los recursos para vivir y desafiar al "más acá" con todo el Evangelio, Ef. 1:3, 2:6-7, Lc 10:19-20.
El día que Jesús resucitó se encontró con dos
de sus seguidores en el camino a Emaús (Lc
24:13-35). Jerusalén se había transformado en un lugar peligroso donde había
hostilidad e incertidumbre. Estos
creyentes estaban abatidos y preocupados. Se dirigían hacia el oeste y la
puesta del sol. Sus esperanzas parecían estar
muertas y enterradas.
Sus sueños destruidos, era el ocaso. Parecía no tener explicación lo ocurrido
con Jesús de Nazaret.
Jesús les dio significado a las
cosas, les
presentó un gran panorama, un amanecer y sus vidas tuvieron sentido. No comenzó
por el final sino por el principio. La escritura dice:“Entonces,
comenzando por Moisés y por todos los profetas, les explicó lo que se refería a
él en todas las Escrituras”, Lc
24:27.
Jesús hablo con ellos y la
oscuridad se hizo luz.
No hubo ninguna receta mágica. La
invitación fue simplemente a leer y a entender. Acercarnos a la palabra de
Dios como realidad viva, como fuego. Confiarnos a la guía del Espíritu. Tener el coraje de arriesgar el corazón y
de ir más lejos.
“Entonces se le abrieron los ojos
y lo reconocieron…”.
En una comida común, en una casa común y con un pan común fueron como estos
hombres reconocieron a Jesús.“Se decían el uno al otro:
― ¿No ardía nuestro corazón mientras conversaba con nosotros en el camino y nos
explicaba las Escrituras?, Lc 24:32.La palabra que nos alcanza, es siempre el
fenómeno de estar en el camino.
Ellos
regresaron a Jerusalén lugar de peligro y hostilidad. Se preparaba la expansión
global de su gloria. Esta sería lanzada con los discípulos desde un lugar
peligroso: Jerusalén. Nada pudo detener
la obediencia y el gozo de entender la gran visión del Señor. “Para dejar de
caminar con pasos torpes, es necesaria una chispa, una sacudida que cambie el
ritmo de los latidos del corazón”[1]
En Jerusalén junto a todos los discípulos
Jesús mismo se puso en medio de ellos y
les dijo: Paz a ustedes…” Lc 24:36. “―Esto es lo que está escrito
—les explicó—: que el Cristo padecerá…”, Jesús acentúa la cruz. “… y resucitará al tercer
día,” Jesús acentúa su resurrección.
“y en su nombre se predicarán el arrepentimiento y el
perdón de pecados a todas las naciones, comenzando por Jerusalén.”, Jesús acentúa la urgencia de la tarea en
la misión mundial. “Ustedes son testigos de estas
cosas. Ahora voy a enviarles lo que ha prometido mi Padre; pero ustedes
quédense en la ciudad hasta que sean revestidos del poder de lo alto.” Lc
24.46-49, Jesús acentúa el
secreto del poder.
“Cuando
estalló la persecución los apóstoles no se dispersaron… Permanecieron
donde era más estratégico y, sin embargo, más peligroso. Fueron arrestados,
humillados, censurados y golpeados más de una vez (Hch 4:1-21 y 5:17-41). Pero,
aun así, continuaron. Con el tiempo, Jacobo fue muerto (Hch 12:2). Aun
entonces, siguieron en Jerusalén, rehusándose a huir… Pedro fue arrestado. Fue
necesaria una liberación angelical para terminar de convencerlo de buscar un
lugar más seguro fuera de la ciudad (Hch 12:7). No hay ninguna indicación de
que alguno del resto de los doce haya ido con él. Estas eran personas
obstinadamente obedientes. Al parecer, no había amenazas que pudieran
intimidarlos”[2]
Ser testigo implica actuar en un contexto
público. No es solo afirmar los hechos de
Jesús sino también seguirle con disposición de sufrir (Hch 14:21-23). Es un testimonio constituido por el
sufrimiento. Todo esto se da por hombres y mujeres comunes que actúan con
valor. Son estos tiempos cuando se establece el valor de seguir a Cristo. “Y
seguía aumentando el número de los que creían y aceptaban al Señor.” (Hch 5:14)
Como
iglesia en el día de hoy necesitamos que Jesús se ponga a nuestro lado y nos
abra el entendimiento para comprender las escrituras en la visión de Dios (Lc
24:45-48). Tenemos un propósito que nos transciende.Necesitamos renovar la confianza puesta en el Señor para ser testigos
fieles en la ciudad, la nación y el mundo.Es predicar el evangelio, no
claudicar, no tranzar, no negociar valores y principios. El lugar peligroso es
donde experimentamos el poder del Señor.
Preguntas para reflexionar y trabajo en
grupos pequeños:
¿Qué significa estar en un lugar peligroso?
¿Cómo lo definimos? ¿Qué implicancias tiene?
¿En qué sentido los lugares donde estamos se
pueden transformar en peligrosos?
¿Cuáles son los desafíos que debemos tomar en
los lugares que Dios nos colocó?
¿Cuál es el mandato y la misión? ¿Cómo lo
podemos hacer efectivo?
[2]Hawthorne,
Steven C, Actos de obediencia, Perspectivas del movimiento cristiano mundial, P.22.2,
Editores Ralph D Winter y Steven C. Hawthorne, octubre 2016, Argentina,
“Mientras se esforzaban por verlo ascender al cielo, dos hombres vestidos con túnicas blancas de repente se pusieron en medio de ellos. «Hombres de Galilea—les dijeron—, ¿por qué están aquí parados, mirando al cielo? Jesús fue tomado de entre ustedes y llevado al cielo, ¡pero un día volverá del cielo de la misma manera en que lo vieron irse!», Hch 1:10-11
Seguir a Jesús se trata de andar y caminar. Es vivir en diferentes situaciones y aprender a frecuentar los lugares de la ausencia. Las personas vestidas de blanco confrontan a los apóstoles para que no se queden mirando al cielo. Se trata de establecer una conexión entre el cielo y la tierra. Jesús no abandonó la tierra y se hace presente por medio del Espíritu Santo. Hay un camino y huella que seguir. Son las huellas de los pies del Señor. Son pisadas que están por todos lados y nos llevan a otra parte. Muchas de estas huellas nos indican un destino, una señal, un signo. Principalmente es la señal de los clavos, la cruz y la resurrección. Jesús nos inspira a seguir su caminar y nos dice “Vengan a ver”. Hay señales por todas partes y nadie logra borrar sus huellas. Jesús las multiplica para dejarse descubrir y encontrar. Veremos cosas más grandes de las que imaginamos y solo nos queda aceptar su invitación. “Como dice la Biblia: «Para aquellos que lo aman, Dios ha preparado cosas que nadie jamás pudo ver, ni escuchar ni imaginar.», 1 Co 2:9
“Siempre
damos gracias a Dios por todos ustedes cuando los mencionamos en nuestras
oraciones. Los recordamos constantemente delante de nuestro Dios y Padre a
causa de la obra realizada por su fe, el trabajo motivado por su amor
y la constancia sostenida por su esperanza en nuestro Señor Jesucristo”, 1 Ts. 1:2-3
³Nos preguntamos ¿Cuál son las
señales de una iglesia madura? ¿Cuál es el verdadero criterio para
evaluar a la iglesia?
³Una iglesia que extiende el Reino de Dios
y utiliza los recursos que Dios les ha dado es la que aprende a vivir bajo
tres presupuestos teológicos: Fe, Esperanza y Amor
Nos
preguntamos: “¿Qué es la Fe?”
³Cuando hablamos de Fe decimos Confianza.
Es la confianza y seguridad que una iglesia local tiene puesta en Jesucristo
³Cuando hablamos de Fe hablamos de Fidelidad
³Cuando hablamos de Fe hablamos de Visión
Nos
preguntamos: “¿Qué es la Esperanza?”
üLa esperanza describe un profundo conocimiento
doctrinal que nos da estabilidad con respecto a nuestra relación
presente y futura con Dios a través de Jesucristo
ü“Es
la Esperanza reservada en el cielo”, “laconstancia sostenida por la esperanza”. Es tenacidad ante
la adversidad. Pedimos por el Espíritu de Sabiduría y Revelación para conocerle
mejor.
üEs
una Esperanza “que ilumina los ojos del corazón para que sepan a qué esperanza
él los ha llamado”. Nuestro futuro afecta el presente. Porque sabemos de
nuestro futuro nuestro presente es diferente. Jesucristo tiene toda
autoridad por encima de cualquier sistema o gobierno.
Nos
preguntamos: “¿Qué es el Amor?
ØEl amor es la manifestación de la conducta
a semejanza de Jesucristo
ØEl amor describe como deben ser nuestras
relaciones interpersonales. Se añade la dimensión de calor, ternura, cuidado,
lealtad. Somos de una misma familia
ØNuestro trabajo debe ser motivado por el
amor
Desafíos
para la Iglesia Local...
wTrabajar
con equilibrio en cada área de acción (Jerusalén, Judea, Samaria y hasta lo
último de la tierra). Dar dignidad a cada área de trabajo y que ninguna
permanezca como una “cenicienta”.
wLa iglesia se pregunta ¿Por qué hay personas que no han recibido
el evangelio? ¿Qué pasa con los que nunca han escuchado? ¿Por qué no han visto
las buenas obras de los hijos de Dios para glorificar al Padre? y actúa
en consecuencia.
wEntender que la misión transcultural y
global se nos ha dado independientemente de los recursos financieros que
tengamos. Cada iglesia y cada cristiano, sea pobre o rico, tiene el privilegio
y mandato de participar en la tarea de la misión global.
wSe considera la tarea de la misión global
como un privilegio y no como una carga. La membresía ofrenda sus propias
vidas para que el evangelio este disponible para “todos”. Se provee a los
misioneros transculturales apoyo moral, logístico, financiero, oración,
comunicación, cuidado pastoral y soporte en su retorno.
“Habiendo dicho esto, mientras ellos lo miraban, fue llevado a las alturas hasta que una nube lo ocultó de su vista”, Hch 1:9 Existe un riesgo y es el de quedarnos mirando el cielo. Alguien disgustado con la tierra y sus habitantes puede huir hacia una contemplación desconectada de las realidades más incómodas y comprometedoras. Es necesario explorar la tierra y entender por dónde Dios quiere caminar. Es aquí donde encontramos la belleza de seguir a Jesús. Es un camino que hay que inventar cada día, entre certezas e imprecisión, situaciones diversas, imprevistos, que obligan a revisar constantemente las posiciones. Es tener sentido de la realidad, sin renunciar a la esperanza. Conciencia clara de los peligros que amenazan, sin ceder a la tentación de esconderse en cómodos refugios. Es vivir alegremente lo provisional y experimentar la fuerza que viene del Espíritu. “Porque somos la obra maestra de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las pongamos en práctica.”, Ef 2:10 “Como pueden ver, la fe por sí sola no es suficiente. A menos que produzca buenas acciones, está muerta y es inútil.”, Stg 2:17 Carlos Scott
“Pero quiero que sepan que el Espíritu Santo vendrá sobre ustedes, y que recibirán poder para hablar de mí en Jerusalén, en todo el territorio de Judea y de Samaria, y también en los lugares más lejanos del mundo”, Hch 1:8 Se nos llama a ser testigos, pero ¿testigos de qué...? El testimonio para el cual los discípulos reciben poder es el anuncio concreto de lo que Dios ha hecho en la vida, muerte y resurrección de Jesús. En los escritos de Lucas el Espíritu de misión es a la vez el Espíritu de poder. El Espíritu infunde valentía a los antes tímidos discípulos. Por medio del Espíritu, Dios está en el control de la misión. Ser testigos no es ser jueces. Hay mucho juicio entre los "santos". La evidencia de que seguimos a Jesucristo es que amamos a Dios y a nuestro prójimo como a nosotros mismos. "Cuando todo ha fracasado el amor vence". Los testigos establecen el valor de seguir a Cristo. Somos testigos desde Jerusalén hasta el fin del mundo. “No deberíamos detenernos hasta que ambos extremos hayan sido alcanzados”. Todo el período entre Pentecostés y la segunda venida del Señor se ha de llenar con la misión global de la iglesia en el poder del Espíritu. Lamentablemente a veces somos testigos de una determinada "etiqueta", nombre o denominación, tradiciones, programas, sistemas o modelos. Norberto Saracco comparte que «la misión que tenemos es ser testigos. Esto no es solo hablar acerca de..., sino vivir de acuerdo a... Debemos profundizar el discipulado de tal manera de encarnar aquello de lo cual queremos dar testimonio. El mayor escándalo de la iglesia es la contradicción entre lo que dice y lo que hace. Debemos llegar al punto en que la gente simplemente diga: “yo quiero vivir como ustedes”. Sabemos que solos no podemos. Por eso en la promesa del Espíritu Santo se nos asegura que nos daría poder para ser testigos. Poder para el servicio y poder para una vida ejemplar»
“Ahora debo ir a Jerusalén, pues el Espíritu Santo me lo ordena. No sé lo que me va a pasar allá. A dondequiera que voy, el Espíritu Santo me dice que en Jerusalén van a meterme a la cárcel, y que van a maltratarme mucho. No me preocupa si tengo que morir. Lo que sí quiero es tener la satisfacción de haber anunciado la buena noticia del amor de Dios, como me lo ordenó el Señor Jesús”, Hch 20:22-23
Es interesante observar como Lucas nos muestra lo que paso en la ciudad de Éfeso, En medio de todo un despertar y avivamiento Pablo toma la determinación de ir a Jerusalén y Roma. “Después de todos estos sucesos, Pablo tomó la determinación de ir a Jerusalén, pasando por Macedonia y Acaya. Decía: «Después de estar allí, tengo que visitar Roma», Hch 19:21. Cuando le escribe a los romanos les muestra su intención: "Pero ahora que ya no me queda un lugar dónde trabajar en estas regiones, y como desde hace muchos años anhelo verlos, tengo planes de visitarlos cuando vaya rumbo a España. Espero que, después de que haya disfrutado de la compañía de ustedes por algún tiempo, me ayuden a continuar el viaje. Por ahora, voy a Jerusalén para llevar ayuda a los hermanos, ya que Macedonia y Acaya tuvieron a bien hacer una colecta para los hermanos pobres de Jerusalén”, Ro 15:23-26. El Espíritu de Dios le habla a nuestro espíritu, pero a su vez nos llama a tomar decisiones. Sin intencionalidad, determinación y decisiones concretas es difícil avanzar y ser guiados por el Espíritu de Dios. Estas decisiones deben reflejar como pensamos, vivimos y como nos extendemos en ampliar los círculos de influencia para que Dios sea conocido, adorado, la gente bendecida y el mal derrotado. Que Dios nos ayude a ser audaces confiando en el Señor.
“Maestro
-dijo Juan-, vimos a uno que expulsaba demonios en tu nombre y se lo impedimos
porque no es de los nuestros. – No se lo impidan – replicó Jesús – Nadie que
haga un milagro en mi nombre puede a la vez hablar mal de mí” Mr. 9:38-39
A Juan y a los
discípulos (protagonistas de esta historia) les preocupa la competencia, el
prestigio y el poder. Parece que las cosas no han cambiado demasiado en nuestro
tiempo. Juan expresa el sentir de todo el grupo. Ensimismados tratan de excluir
a otros.
Lo cierto es que Juan
revela el verdadero motivo de su queja. Entre lo que relata Marcos "se lo
impedimos" y luego "no se lo impidan" aparece el motivo: porque
no nos siguen, no son de los nuestros. No hace las mismas cosas que nosotros,
no sigue nuestra metodología, no pertenece a nuestro sequito, a nuestra pauta
cultural, a nuestros parámetros, lenguaje, trasfondo o simplemente "No nos pidieron permiso para hacer
esto".
Parece que los discípulos no han entendido el modelo deRecibir,
aceptar a otros, perdonar y amar. Se
quedan detenidos o prefieren Excluir. Se parecen a los fariseos que
excluyen a quienes no actúan como ellos.
Jesús responde “no se lo impidan”. En definitiva, está explicando la verdadera
intención que tenemos que tener dentro del reino. Recibir, dar oportunidades, hacer participar, no celar, no competir.
Jesús acepta a una
persona fuera del grupo que hace milagros en su nombre. Parece que el que
expulsaba demonios lo hacía en la autoridad de Jesús, pero es significativo que
Jesús no indaga acerca de su doctrina, ni tampoco sobre sus motivaciones.
Responde mostrando la alternativa del reino. Quien luche en mi nombre es parte y no enemigo.
No sigue a Jesucristo
quien afirme su doctrina, sino aquél que actúa como Él. La fe es práctica, es
seguimiento, no es tener el nombre o la etiqueta correcta. Jesús les dijo: “El que no está contra nosotros está a favor
de nosotros. Les aseguro quecualquiera
que les dé un vaso de agua en mi nombre por ser ustedes de Cristo no perderá su
recompensa.” Mr. 9:40-41
Solo hay dos lados:
contra nosotros o por nosotros. Jesús dice que debemos aceptar toda ayuda a la
causa del Reino, si es en su nombre, con su autoridad.
El
texto nos invita a valorar lo bueno que nos ofrecen personas ajenas a nuestra
manera de ver las cosas.
Quien ayude a
satisfacer la sed de los que son de Cristo será recompensado en el reino. Son
las implicancias de actuar "en mi nombre". Una teología muy amplia y
abarcativa. No hay pérdida de recompensa para aquellos que están
dispuestos a dar un vaso de agua a los que son de Cristo.
Jesús acepta a todos
los que hacen obra de misericordia y justicia en su nombre. En
otras palabras, nadie tiene el monopolio en la misión o en determinados
ministerios. La lección es que tenemos que aprender a trabajar con
todos aquellos que tienen una práctica redentora y recibir agradecidos su
ayuda, su vaso de agua en nombre de Jesucristo.
Necesitamos
aprender a recibirnos unos a otros y a recibir de otros. Jesús lo demostró
cuando recibió un vaso de agua de la mujer samaritana. La posición de responsabilidad o
mal llamada “poder” cuando es vista como privilegio para abusar de ella y no
como don para el servicio, siempre es excluyente. El resultado de esto
en las iglesias y en los movimientos misioneros es el sectarismo. Lo contrario es el Reino que implica una
comunidad abierta que invita y no un grupo cerrado que limita. Este pasaje
es un duro golpe para todos los que desean encerrase puertas adentro, ya sea
excluir o encerrarse en un sistema.
Preguntas para la reflexión y trabajo en grupos
pequeños:
¿Cómo respondo en mi caso particular ante
circunstancias similares en la iglesia, movimiento misionero, movilización,
comunidad, etc.? ¿Suelo excluir a las personas?
¿Qué implica una posición de responsabilidad?
¿Soy una persona abierta que invita a otros a formar parte o limito la
integración?
¿Qué significará para nosotros dar un vaso de
agua o recibirlo por parte de otro que tiene un trasfondo diferente? ¿Es un
peligro o una oportunidad? ¿Estoy abierto a recibir un "vaso de agua"
de los demás?
¿Cuál es el vaso de
agua que puedo dar a la iglesia en mi región o en otras latitudes?
"Entonces los que estaban reunidos con él le preguntaron: —Señor, ¿es ahora cuando vas a restablecer el reino a Israel?", Hch 1:6 Con la venida de Jesús el Reino de Dios se ha inaugurado. “Más que un mandato misionero lo que vemos en los escritos de Lucas es lo que el Espíritu realiza. Es un Espíritu misionero”. “El don del Espíritu es el don de involucrarse en la misión, porque la misión es consecuencia directa del derramamiento del Espíritu". La tentación de los primeros discípulos fue pensar en su propio Reino, Hch 1:6. El Reino de Dios es un reino Universal, multicultural, multiétnico, que abarca el cosmos, toda la tierra, todas las etnias, toda lengua, todas las personas, todas las naciones. Los apóstoles mantenían aspiraciones estrechas y nacionalistas. Estaban preocupados por su propio Israel e independencia. La respuesta de Jesús fue ampliar su horizonte, Hch 1:8. El tema clave es que el Reino de Dios no tolera ningún nacionalismo estrecho. Mientras que ellos le preguntan por la restauración de Israel, Jesús les responde hablándoles de una misión hasta lo último de la tierra. Lo que debían saber es que habrían de recibir poder de manera que entre la venida del Espíritu y la segunda venida del Hijo habrían de ser sus testigos en círculos cada vez más amplios. Una iglesia llena del Espíritu de Dios entiende que el evangelio es universal. Es para todos sin excepción, Hch 10:34. Es una iglesia que tiene un amor amplio: Toda lengua, toda cultura, toda etnia está en el corazón de Dios. Es una iglesia que está ampliando las fronteras del Reino de Dios. Carlos Scott