lunes, 28 de octubre de 2024

La vida humana

 Vivir la fe

“Cuando Jesús hizo lodo y sanó al ciego era día de descanso obligatorio. Por eso, algunos llevaron ante los fariseos al joven que había sido sanado… Los fariseos le preguntaron: —¿Cómo es que ya puedes ver? El joven les respondió: —Jesús me puso lodo en los ojos, y ahora puedo ver. Algunos fariseos dijeron: «A ese hombre no lo ha enviado Dios, pues desobedece la ley que prohíbe trabajar en sábado.», Jn 9:13-16

Como iglesia si solo nos metemos en nuestras reglas y ritos entendiendo que el quehacer religioso tiene que ver solo con el culto, la asistencia a los servicios presenciales o virtuales habremos perdido el principal foco que viene por parte de nuestro Señor: “Que la obra de Dios se manifieste”. Tendremos un divorcio entre la adoración del domingo en la celebración y la injusticia del lunes en la vida diaria. Serán temas diferentes con la prioridad siempre puesta en el templo. Ahora bien, si afirmamos que a Dios le interesa la totalidad de la vida humana y su creación, entonces no habrá lugar para una teología que nos separa del dolor, la injustica y el sufrimiento de la gente cualquiera sea su situación. Jesús confronto a las personas que veían a la religión como un fin en sí. Eran capaces de hacerse los ciegos frente a la necesidad humana. La atención y servicio al sufrimiento de la gente no es algo diferente al evangelio. Jesús viola nuestras reglas para demostrar nuestro error. Una fe en Dios que no impulsa a su iglesia a los necesitados y a buscar a la iglesia “sin iglesia” no es la fe de Jesús sino la de los fariseos. Jesús nos sigue confrontando en como vivimos la fe en Dios, que puede ser usada como un escudo para esconder y justificar la indiferencia. "Oh pueblo, el Señor te ha dicho lo que es bueno, y lo que él exige de ti: que hagas lo que es correcto, que ames la compasión y que camines humildemente con tu Dios.", Mi 6:8

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 25 de octubre de 2024

Ese hombre que se llama Jesús

 No hay otro nombre

“Ese hombre que se llama Jesús”, Jn 9:8-12

La transformación y sanidad de un ciego fue algo fuera de la experiencia humana y a la gente le costó creerla. El ciego les explico cómo había sucedido su curación. Su testimonio fue sobre “ese hombre que se llama Jesús” Cuando sus vecinos le preguntaron “¿Y dónde esta este hombre?” Su respuesta fue: “No lo sé”. Tampoco podía describir su apariencia física. Nunca lo había visto y nunca había estado con El. El ciego comenzó a desarrollar un proceso de crecimiento con la bendición de Jesús. Solo podía afirmarse en su bendición y seguir adelante. Juan les escribe a sus contemporáneos a realizar un peregrinaje, un desarrollo y proceso que esta fuera del control humano donde solo dependemos de la bendición de Jesús. Los fariseos se refugiaron en su paradigma y tradición: “Ese hombre no viene de parte de Dios, porque no respeta el sábado”. No se alegraron ante este milagro, no afirmaron la misericordia y la verdad. Para ellos la obra de Dios solo podía ser concebida dentro de su estructura y no perder el control. Estos religiosos terminan presionando e interrogando al hombre para que se coloque del lado de ellos, pero el que era ciego dio su primer paso en el seguimiento de Jesús y contradijo sus declaraciones: “Yo digo que es profeta” ¿Dónde solemos colocar nuestra confianza? ¿De qué lado nos ponemos cuando está en juego la integridad de las personas? ¿Cómo está nuestro proceso de crecimiento en el seguimiento de Jesús? ¿Qué actitudes o acciones puedo tomar para seguir a Jesús?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

jueves, 24 de octubre de 2024

Caminar humildemente

 “Que la obra de Dios se manifieste”

“Cuando Jesús hizo lodo y sanó al ciego era día de descanso obligatorio. Por eso, algunos llevaron ante los fariseos al joven que había sido sanado… Los fariseos le preguntaron: —¿Cómo es que ya puedes ver? El joven les respondió: —Jesús me puso lodo en los ojos, y ahora puedo ver. Algunos fariseos dijeron: «A ese hombre no lo ha enviado Dios, pues desobedece la ley que prohíbe trabajar en sábado.», Jn 9:13-16

Como iglesia si solo nos metemos en nuestras reglas y ritos entendiendo que el quehacer religioso tiene que ver solo con el culto, la asistencia a los servicios presenciales o virtuales habremos perdido el principal foco que viene por parte de nuestro Señor: “Que la obra de Dios se manifieste”. Tendremos un divorcio entre la adoración del domingo en la celebración y la injusticia del lunes en la vida diaria. Serán temas diferentes con la prioridad siempre puesta en el templo. Ahora bien, si afirmamos que a Dios le interesa la totalidad de la vida humana y su creación, entonces no habrá lugar para una teología que nos separa del dolor, la injustica y el sufrimiento de la gente cualquiera sea su situación. Jesús confronto a las personas que veían a la religión como un fin en sí. Eran capaces de hacerse los ciegos frente a la necesidad humana. La atención y servicio al sufrimiento de la gente no es algo diferente al evangelio. Jesús viola nuestras reglas para demostrar nuestro error. Una fe en Dios que no impulsa a su iglesia a los necesitados y a buscar a la iglesia “sin iglesia” no es la fe de Jesús sino la de los fariseos. Jesús nos sigue confrontando en como vivimos la fe en Dios, que puede ser usada como un escudo para esconder y justificar la indiferencia. "Oh pueblo, el Señor te ha dicho lo que es bueno, y lo que él exige de ti: que hagas lo que es correcto, que ames la compasión y que camines humildemente con tu Dios.", Mi 6:8

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

Encuentro con Dios

 



lunes, 21 de octubre de 2024

La culpa es de ellos

Misericordia

“No está así debido a sus pecados ni a los de sus padres —respondió Jesús—, sino que esto sucedió para que la obra de Dios se hiciera evidente en su vida. Mientras sea de día, tenemos que llevar a cabo la obra del que me envió. Viene la noche cuando nadie puede trabajar. Mientras esté yo en el mundo, luz soy del mundo.”, Jn 9:3-5

Es sencillo y muy cruel escondernos en un legalismo que está marcado en que la “culpa es de ellos” y nunca de nosotros. Echarles la culpa a las víctimas es la mejor salida para muchos, porque de esta manera no hace falta darles una mano. Lo que se demuestra en este actuar es justificar la indiferencia frente al sufrimiento humano. ¿Cuánta gente hay herida en nuestro contexto comunitario, nacional y religioso? La sanidad del ciego fue un acto deliberado de “provocación profética”. La curación del ciego nos lanza un desafío a todos nosotros. Si la “obra de Dios” solo tiene que ver con ciertos tiempos y espacios sagrados, entonces podemos olvidarnos de lo que pasa en la calle. No podemos combinar iniquidad con cultos o servicios solemnes, Is 1:11-17. Los religiosos y otros se pusieron coléricos cuando Jesús enfatizo la misericordia por encima de la ley, del reglamento y todo legalismo. ¿Cómo funciona la fe en Dios? ¿Sirve para justificar nuestra indiferencia ante las necesidades humanas? ¿Nos impulsa a los necesitados para que sea evidente la “obra de Dios”? ¿Nos dirige a buscar a las personas que quedaron marginadas ante diferentes circunstancias? ¿Nos lleva a buscar a la iglesia “sin iglesia”? ¿Habrá un “tercer espacio” para volver a encontrarnos y caminar juntos?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox


viernes, 18 de octubre de 2024

Oportunidades y soluciones

 Transformar


“Cuando Jesús salió del templo, vio por el camino a un joven que había nacido ciego.  Los discípulos le preguntaron a Jesús: —Maestro, ¿quién tiene la culpa de que este joven haya nacido ciego? ¿Fue por algo malo que hizo él mismo, o por algo malo que hicieron sus padres? Jesús les respondió: —Ni él ni sus padres tienen la culpa. Nació así para que ustedes vean cómo el poder de Dios lo sana.”, Jn 9:1-3 

“Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. Sus discípulos le preguntaron: ¿Quién pecó él o sus padres? – Ni el pecó, ni sus padres - respondió Jesús.” La pregunta de los discípulos refleja que la enfermedad era vista como un castigo por el pecado y si un niño nacía con discapacidad le echaban la culpa a la persona o al pecado de los padres. Jesús contradijo la perspectiva de los discípulos y contradice la nuestra. Jesús vuelve a reinterpretar la ley, Ex 20:5. Ellos veían la ceguera como la consecuencia de un pecado. Jesús por el contrario vio en esta circunstancia un motivo y una oportunidad para hacer la voluntad de Dios. Jesús no buscó explicar la situación sino transformarla. Que la “obra de Dios sea evidente” y transformar el mundo es lo que Dios quiere. El llamado a los seguidores de Jesús es seguir sus obras y aún realizar otras “mayores”, Jn 14:12.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 16 de octubre de 2024

Sufrimiento ¿Quién es el culpable?

 ¿Quién tiene la culpa?

“Maestro, ¿quién tiene la culpa de que este joven haya nacido ciego? ¿Fue por algo malo que hizo él mismo, o por algo malo que hicieron sus padres?”, Jn 9:2

En términos generales es cierto que el sufrimiento es consecuencia del pecado. Hay sufrimiento en el mundo porque no es el mundo que Dios quería. No lo es porque los seres humanos hemos empleado mal la libertad. Por el pecado humano entro la muerte en el mundo. “Por medio de un solo hombre el pecado entró en el mundo y por medio del pecado entró la muerte; fue así como la muerte pasó a toda la humanidad, porque todos pecaron”, Ro 5:12. Entonces el sufrimiento (sea por enfermedad, guerras o aun por causas naturales) no debería existir. Es consecuencia del pecado, pero esto no implica que hay una relación individual y directa. Las personas muertas en diferentes lugares del mundo ya sea por guerras, persecución, pestes, hambrunas, abusos de todo tipo, falta de higiene y salud han sufrido por el pecado, pero no por el suyo propio, sino por el de la humanidad. El pecado es una realidad no solo individual, sino también estructural y hasta afecta a la misma naturaleza. “La creación espera el día en que será liberada de la muerte y la descomposición, ... Pues sabemos que, hasta el día de hoy, toda la creación gime de angustia como si tuviera dolores de parto; y los creyentes también gemimos—aunque tenemos al Espíritu Santo en nosotros como una muestra anticipada de la gloria futura—porque anhelamos que nuestro cuerpo sea liberado del pecado y el sufrimiento. Nosotros también deseamos con una esperanza ferviente que llegue el día en que Dios nos dé todos nuestros derechos como sus hijos adoptivos, incluido el nuevo cuerpo que nos prometió.”, Ro 8:21-23. Cuando venga la redención final y completa y el pecado ya no exista más, también desaparecerá todo sufrimiento. “Él secará sus lágrimas, y no morirán jamás. Tampoco volverán a llorar, ni a lamentarse, ni sentirán ningún dolor, porque lo que antes existía ha dejado de existir”, Ap 21:4. "Sus frutos dan vida eterna, y sus hojas sirven para sanar las enfermedades de todo el mundo", Ap 22:1-3, Is 65:17-25

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

domingo, 13 de octubre de 2024

Calidad de vida

 Ver

“Cuando Jesús salió del templo, vio por el camino a un joven que había nacido ciego”, Jn 9:1

Cuando miramos a la sociedad en todas sus facetas que bueno sería enfocarnos en cómo contribuir para que pueda haber una mayor calidad de vida. Que pueda haber más oportunidades y soluciones a los problemas sociales y estructurales que vienen como consecuencia de una vida alejada del plan de Dios. Jesús vio a un joven y era ciego. Jesús observa y mira. Jesús esta predispuesto a ver una realidad y no quedarse afuera de esta realidad. No hay reflexión y posterior acción sino estamos dispuestos a ver, a mirar, observar y ser parte de esta realidad. Nuestro desafío es traer respuestas concretas ante el sufrimiento de la gente. Es darme cuenta de que ahí está el campo de misión. Toda la iglesia es misionera. Como iglesia si solo nos metemos en nuestras reglas y ritos entendiendo que el quehacer religioso tiene que ver solo con la asistencia a los servicios presenciales o virtuales habremos perdido el principal foco que viene por parte de nuestro Señor: “Que la obra de Dios se manifieste”. Jesús confronto a las personas que veían a la religión como un fin en sí. Eran capaces de hacerse los ciegos frente a la necesidad. “Y al ver la gran cantidad de gente que lo seguía, Jesús sintió mucha compasión, porque vio que era gente confundida, que no tenía quien la defendiera. ¡Parecían un rebaño de ovejas sin pastor! Jesús les dijo a sus discípulos: «Son muchos los que necesitan entrar al reino de Dios, pero son muy pocos los discípulos para anunciarles las buenas noticias. Por eso, pídanle a Dios que envíe más discípulos, para que compartan las buenas noticias con toda esa gente.», Mt 9:35-38

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

“El Señor lo necesita"

  Elegir y decidir “Jesús y sus discípulos llegaron al Monte de los Olivos, cerca de los pueblos de Betfagé y Betania, y de la ciudad de Jer...