sábado, 12 de abril de 2025

Discípulos en Tiempos de Preocupación y Ansiedad - Andrés Pérez

Éxodo

 Utopía y Peregrinaje


“¡Aquí viene nuestro Dios! ¡Viene con todo su poder!”, Is 40:9-10

Cuando hablamos de estar en el camino hablamos del peregrinaje. Implica éxodo y es el viaje de los creyentes en Cristo hacia un destino determinado. El término peregrinación proviene del latín peregrinatio, significa viaje al extranjero o estancia en el extranjero. El peregrino encuentra lo sobrenatural en un lugar preciso, en el que se participa de una realidad diferente. Esta realidad está marcada por la utopía que, en el sentido positivo se emplea como proyecto o ideal de un mundo diferente.

Para los seguidores de Jesucristo la utopía es el horizonte de esperanza donde se desea llegar… y se llegará. Es el pan del camino y el anhelo de un mañana diferente. Es también la crítica del presente defectuoso. Nuestra fe es utópica en el sentido que está fundamentada en la esperanza, pero es real. Es alimentada por la promesa, se proyecta hacia adelante y tiene el anhelo de encontrar el mundo prometido por Dios. El mañana esperado es el que tiene la fuerza de transformar el presente. Es una mirada hacia el frente. El profeta Isaías nos dice: “Y ahora, Dios le dice a su pueblo: «No recuerden ni piensen más en las cosas del pasado. Yo voy a hacer algo nuevo, y ya he empezado a hacerlo. Estoy abriendo un camino en el desierto y haré brotar ríos en la tierra seca.”, Is 43:18-19. La esperanza es un principio de vida y la utopía es el motor de la historia.

La historia avanza hacia los propósitos globales de Dios donde la humanidad es bendecida, Dios es reconocido y adorado y el mal derrotado por medio del Reino de Dios. La palabra final no será el mundo presente de injusticias. No. Es el cielo y la tierra nuevos anunciada por el profeta. “Dios dijo: «Llénense de alegría, porque voy a crear algo nuevo. Voy a crear un cielo nuevo y una tierra nueva.”, Is 65:17-18. Esta es la utopía que mueve la historia y la razón que sustenta nuestra esperanza. Nuestra respuesta es unirnos a la Misión de Dios predicando el evangelio, en palabra y obra, transforma toda la existencia humana y erradica la injusticia. Dios nos invita a ser parte de este futuro y esto llena nuestra existencia de esperanza.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

viernes, 11 de abril de 2025

La gloria de servir a todos

 La Gloria del Amor 

"Les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno. Yo estoy en ellos, y tú estás en mí. Que gocen de una unidad tan perfecta que el mundo sepa que tú me enviaste y que los amas tanto como me amas a mí.”, Jn17:22-23

Somos desafiados a buscar la gloria del amor. Es la gloria de aprender a lavarnos los pies unos con otros, Jn 13:12-17. “Que se amen los unos a los otros. Así como yo los he amado, también ustedes deben amarse los unos a los otros. De este modo sabrán que son mis discípulos, si se aman los unos a los otros”, Jn 13.35-35. Es acercarnos primeramente al centro que es Dios mismo; para luego estar más cerca unos de otros “para que el mundo crea que tú me has enviado”. Implica escuchar a Dios y escucharnos unos a otros. Es la gloria de servir a todos, ser pequeños, humildes, perdonar. Es aprender a preguntar a semejanza de Jesús: ¿Qué quieres que haga por ti?, Mr 10:51. La gloria que el Señor nos muestra y enseña requiere el máximo sacrificio a costa del abandono, la traición y el maltrato. La majestad y la belleza se manifiestan de una manera diferente, Is 52:13-15; 53. No es triunfalismo barato o números que llamen la atención. Tampoco es mercadeo, lucha de poder, competencia, control, aplausos. Es humildad, amor, misericordia, justicia y verdad en contraposición con el celo, la envidia, el enojo, el orgullo y la arrogancia. Nos llama a encarnar su vida, seguir su dirección y obedecer sus principios, Fil 2:1-11. Está muy lejos de ser una gloria para exaltarnos unos a otros, apelar a las ambiciones egoístas, ser mejores que otros con justicia propia y legalismo. En Jesucristo tenemos el modelo del amor, el servicio, el perdón y la reconciliación. Solo con este tipo de gloria podemos llegar a ser uno entre nosotros e imitar al Dios trino. Necesitamos de la ayuda del Espíritu Santo.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

jueves, 10 de abril de 2025

¿Cómo bailamos juntos y damos espacio unos a otros para que exista unidad sin uniformidad, diferencia sin división, personalidad o distinción sin individualismo?

 Hacer lugar

“Padre, quiero que los que me diste estén conmigo donde yo estoy. Entonces podrán ver toda la gloria que me diste, porque me amaste aun antes de que comenzara el mundo» Oh Padre justo, el mundo no te conoce, pero yo sí te conozco; y estos discípulos saben que tú me enviaste. Yo te he dado a conocer a ellos y seguiré haciéndolo. Entonces tu amor por mí estará en ellos, y yo también estaré en ellos».”, Jn 17:24-26

Dejar lugar a los demás, actitud fundamental de humildad, supone al mismo tiempo respetar la identidad y la dignidad de cada uno, sin tentativa de dominio y deseo de subyugar o someter. Cada cual debe promover la libertad y la autonomía de los demás y tratarlos con el máximo amor en el respeto de las diferencias. Respetar las diferencias está lejos del deseo de centralizar, de uniformizar los pensamientos y costumbres, sino por el contrario es dar la oportunidad de apreciar las riquezas que ofrecen los otros y de gozarlas. Del trabajo realizado entre todos a partir de las diferencias, resultará una complementariedad armoniosa y reciproca vivida por el amor. Esta relación de unos con otros, exige un dialogo continuo marcado por el respeto dentro de una Inter comunión creciente. En esta fe trinitaria tenemos la ayuda del Espíritu Santo hacia una progresiva compenetración de unos con otros, conservando la identidad, creciendo en santidad, sirviendo a los demás con los dones que Dios nos dio y recibiendo lo que otros hacen por nosotros. No habrá erosión ni confusión de personalidades donde cada uno crece conforme a lo que es y de acuerdo a su vocación. Habrá intimidad, libertad, alteridad y amor. Trabajar por la verdad, la justicia y la paz serán valores claves para la realización de una humanidad que sea imagen de Dios.  La pregunta que nos hacemos es ¿Cómo bailamos juntos y damos espacio unos a otros para que exista unidad sin uniformidad, diferencia sin división, personalidad o distinción sin individualismo?

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

miércoles, 9 de abril de 2025

Be Alright (LIVE) - Evan Craft, Redimi2, Danny Gokey

Cómo nos transforma la oración - Andrés Pérez

La unidad y la diversidad en el propio diseño de la vida

 Comunión, cooperación, solidaridad y unidad

“Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean uno, así como nosotros somos uno…”, Jn 17:20-22

El sentido de cooperación, solidaridad y unidad que se basa en el Dios trinitario implica darnos lugar unos a otros. Es un sacrificio, 2 Co 8:2. “Cada vez que sentimos que la vida es demasiado complicada o demasiado fracturada -muchas piezas para resolver, demasiada diversidad, demasiadas diferencias- entonces la Trinidad, el Dios que es uno y que es tres, nos recuerda que construyó la unidad y la diversidad en el propio diseño de la vida. Podemos confiar en la unidad, y debemos saborear la diversidad. Esa es nuestra única esperanza de llevarnos bien en nuestras comunidades. Él es un Dios de paz y no un Dios en pedazos. "La Trinidad aparece como prototipo de sociedad perfecta y de esa forma ofrece un modelo de comunión social para el mundo, es decir, para los hombres y mujeres, los mayores y los niños, todos en el gran baile de la Vida. Somos llamados a crear una sociedad que responda a esta danza dadora de vida y generadora de amor. No es solo un camino de una persona a otra, sino también encuentro de amor unos con otros, que se dan mutuamente y comparten la vida. El ser humano ha sido creado a la imagen de Dios y como tal, está llamado a expresar esta relación unos con otros, dando lugar a los demás con humildad y respetando las diferencias. Es un llamado a la humanidad para recorrer este camino. La unión perfecta que se llama unidad se expresa por el amor donde cada persona es libre y misteriosamente autónoma dentro de una asociación íntima y una comunión activa. Cada persona existe en la medida que “camina” hacia la otra en proceso circular. Es un camino como un baile incesante, en el cual cada persona se dirige sin cesar a la otra en donación total. El itinerario de Dios es proceso culminado. Esta es la voluntad de Dios también en que cada persona de la humanidad complete el itinerario caminando unos hacia los otros. Esto nos lleva a valorar la comunión humana hallando un camino de entrega mutua, que culmina como encuentro de amor y vida compartida.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

martes, 8 de abril de 2025

En busca del bien de los demás

 Gloria y Encarnación

» No te pido solo por estos discípulos, sino también por todos los que creerán en mí por el mensaje de ellos. Te pido que todos sean uno, así como tú y yo somos uno, es decir, como tú estás en mí, Padre, y yo estoy en ti. Y que ellos estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me enviaste. »Les he dado la gloria que tú me diste, para que sean uno, como nosotros somos uno.”, Jn 17:20-22

Juan quiere enseñarnos otro concepto de gloria totalmente distinto. En nuestro medio por lo general se suele buscar el beneficio propio o algo para sí mismo, Jn 5:44; 7:18. En el evangelio, el momento máximo y supremo de gloria es cuando Jesucristo entrega su vida en la cruz. Mientras muchos se rinden gloria mutuamente, Jesús se sacrifica en busca del bien de los demás. “Porque ni aún el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos”, Mr 10:45. Esta gloria y servicio de buscar el bien para los demás está lleno de gracia y verdad. Es misericordia y verdad. Se revela como un Dios fiel y misericordioso en el largo caminar de la humanidad y de su pueblo. La gloria que Dios le otorga a Jesucristo tiene una relación directa con la encarnación. Dios se hizo hombre en la persona de Jesucristo y Juan nos dice que hemos contemplado su gloria. Es una manifestación de servicio y entrega. Se identificó con los temas y problemas de la gente. Su modelo implica sacrificarse por los demás y buscar su bienestar. La encarnación es el modelo para la misión de la Iglesia, Jn 20:21.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

Misión de Dios: Desafíos y oportunidades

lunes, 7 de abril de 2025

Convivir en la diversidad

 Caminar hacia el centro

“Padre, así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has enviado.”, Jn 17:20-22

El texto de Juan 17 presenta el modelo de la unidad sobre la base del amor trinitario. El Señor ruega al Padre “que sean uno, así como nosotros somos uno”, Jn 17:22 y abre una nueva perspectiva a nuestra mente, donde sugiere que seamos semejantes a la unión entre las Personas divinas de la trinidad. Sugiere la unidad en la verdad y el amor. Se nos llama a ser una comunidad trinitaria que es abierta e invita. Nos desafía a cerrar las grietas en la iglesia y en la sociedad. La fe y amor trinitario es mutuamente sacrificial donde cada persona renuncia a sí misma para encontrarse realizándose en las otras. La oración de Jesús fue oída por el Padre, así que, en Cristo y en la perspectiva de Dios, ya somos uno. El cuerpo de Cristo desde su perspectiva es indivisible. “Nuestro pasado puede ser denominacional, pero nuestro futuro es ecuménico. Nuestro gran desafío es como convivir en la diversidad”. Ser una comunidad trinitaria implica que hay diversidad sin uniformidad, diferencia sin división y distinción sin individualismo. La comunidad de la iglesia debe ser como una danza de vida y amor. Debemos dejar la división, pero no la diferencia; dejar la uniformidad, pero no la diversidad; dejar el individualismo, pero no la distinción y personalidad. La comunidad implica danzar alrededor, danzar en torno e intercambiar lugares. Es cuando estamos compenetrados con el otro respetando su personalidad. Hacer espacio para otros, vaciarnos de nosotros mismos y ser humildes. Respetar, dar dignidad y tener una relación cara a cara.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox