Vivir con esperanza
“Finalmente Pedro volvió en sí. «¡De veras es cierto! —dijo—. ¡El Señor envió a su ángel y me salvó de Herodes y de lo que los líderes judíos tenían pensado hacerme!». Cuando se dio cuenta de esto, fue a la casa de María, la madre de Juan Marcos, donde muchos se habían reunido para orar. Tocó a la puerta de entrada, y una sirvienta llamada Rode fue a abrir. Cuando ella reconoció la voz de Pedro, se alegró tanto que, en lugar de abrir la puerta, corrió hacia adentro y les dijo a todos: —¡Pedro está a la puerta!”, Hch 12:11-14La oración nos da valor y hace la diferencia. El conformismo y la resignación destruye toda esperanza. Es no reconocer el poder de Dios para cambiar el mundo y vencer con el bien el mal. La esencia de la oración expresa la esperanza de que la vida puede y debe ser distinta. La naturaleza de nuestra oración es rechazar en forma absoluta y nunca aceptar como normal lo que es completamente anormal. Sabiendo que Dios reinará en plenitud y esta es la esencia de la oración, nuestra práctica de la fe consiste en ser persistentes en clamar y anhelar un presente diferente. Se nos llama a vivir con esperanza, perseverar y ser tenaces. Se trata de creer y seguir creyendo, orar y seguir confiando y “Nosotros no somos de los que retroceden”
Carlos Scott
Foto Gilbert Lennox Photography