viernes, 24 de diciembre de 2021

Es Navidad

  Es Navidad...

Una ofensa perdonada,
un cariño inmerecido;
una vida consagrada,
un ladrón arrepentido.

Un saludo al adversario,
una esperanza al mendigo;
un amor sin calendario,
una solidaridad sin ruido.

Un lamento mitigado,
una vida renacida;
un abrazo a un refugiado,
una mano tendida.

Una derrota inhibida,
una victoria final;
una mesa compartida,
una agenda contra el mal.

Un calabozo vacío,
una familia soñada;
una comida sin lío,
una oveja reencontrada.

Una enfermedad sufrida,
una pérdida llorada;
una muerte que da vida,
una pena consolada.

Un despojo voluntario,
un misterio celestial;
un Rey débil y precario,
un reinado universal.

Todo eso y mucho más,
es Navidad...

Jorge Fernández - Madrid

Luz, en medio de la oscuridad

 Luz, en medio de la oscuridad
«Darás a conocer a su pueblo la salvación mediante el perdón de sus pecados, gracias a la entrañable misericordia de nuestro Dios. Así nos visitará desde el cielo el sol naciente, para dar luz a los que viven en tinieblas, en la más terrible 
oscuridad». Lucas 1:77-79 - NVI


Estos versículos contienen la parte final del cántico profético de Zacarías, el padre de Juan el Bautista. En él se anuncia la función del Bautista: preparar el camino para la venida del Mesías; y la misión de Jesús: dar luz «a los que viven en tinieblas, en la más terrible oscuridad».

Jesús es portador de esperanza, autor de nuestra redención, camino de salvación y luz para el mundo. La celebración de la Navidad es una fiesta de la esperanza que nos transforma. Jesús es la luz que nos ilumina en medio de las sombras de esta vida y el faro que nos orienta en medio de las tormentas de cada día. Él dijo: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no andará en tinieblas, sino que 
tendrá la luz de la vida.» (Juan 8:12).

Jesús no vino a este mundo, entonces, con el fin de reavivar las tradiciones religiosas, ni para promulgar un código moral que nos hiciera más piadosos que los demás. Su tarea no era la de un sacerdote (a la manera de los sacerdotes de Israel), sino la de un laico; la de un profeta iluminado por el Padre con el encargo de ofrecernos luz para vivir en este mundo. ¡Cuánta falta nos hace la luz en medio de tantas tinieblas!

Por eso, en el pesebre celebramos la venida de la luz que nos llena de esperanza. ¡Bendita Navidad!

Para seguir pensando:
«En esta noche… la luz que fulgura en Belén es el signo de nuestra esperanza… La Navidad es un mensaje de optimismo que yo quisiera clavar muy adentro en el corazón de cada cristiano para que esta noche…marque el principio de un reino de Dios que se espera con seguridad». Óscar Arnulfo Romero

Oración:
Pidamos al Señor que su luz ilumine nuestras vidas para que seamos testigos del mismo Evangelio de esperanza, paz y salvación que vino a comunicarnos Jesús con su venida al mundo. ¡Qué brille su luz por siempre!

Harold Segura

jueves, 23 de diciembre de 2021

NAVIDAD

En los relatos de la Navidad se destaca el lugar de las personas marginadas: ancianos, niños y pastores. Porque la salvación no procede, y nunca ha procedido, de los centros del poder, sino del poder de los márgenes.


"Todo niño quiere ser hombre,
 Todo hombre quiere ser rey,
 Todo rey quiere ser Dios,
 Solo Dios quiso ser niño." Leonardo Boff

Olor a Establo

«Hoy les ha nacido en la ciudad de David un Salvador, que es Cristo el Señor. Esto les servirá de señal: Encontrarán a un niño envuelto en pañales y acostado en un pesebre. De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: “Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad.”». Lucas 2.11–14 - NVI


El mensaje de la Navidad tiene como protagonista central a un niño. Un niño común y corriente al que hay que envolver en pañales y al que los visitantes van a encontrar acostado en un pesebre. En el centro no están los adultos; estos vendrán para cuidarlo, admirarlo y adorarlo.

La redención no resultará de una gesta militar dirigida por los adultos, ni de la genialidad técnica de un adulto iluminado. Nos llegará por una vía más sencilla: un niño indefenso la traerá.

El niño del pesebre nos expone el lugar que ocupan «los débiles» en los complejos procesos de trasformación humana. Ellos siempre han sido vistos como objetos de trasformación (por los que debemos hacer algo), aunque, en la realidad de Dios, son sujetos de ella (pueden hacer algo por todos). Acerca de este principio, enseña el apóstol Pablo que «la locura de Dios es más sabia que la sabiduría humana, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fuerza humana» (1Co 1.25).

Entre los enfermos, los niños y niñas, las personas con alguna privación física, los migrantes indocumentados, los indígenas y tantas personas más que son tratados como insignificantes, se revela la gracia salvadora de Dios. Se podrá soñar con otro mundo posible a partir de estos «débiles»
despojados de poder antes que con los fuertes del mundo… solo hábiles para consolidar sus estrategias del poder inútil.

Entre pañales y olor a establo reposa la esperanza del mundo.

Para seguir pensando:
«Nos ha nacido un niño, un Dios se nos ha dado, Hay que nacer de nuevo, desnudos como el niño, Descalzos de codicia, de miedo y de poder, sobre la tierra roja. Hay que nacer de nuevo, abiertos al Misterio, ungidos de esperanza». Pedro Casaldáliga (teólogo y escritor catalán-brasileño)

Oración:
Se estima (2021) que 150 millones de niñas y 73 millones de niños menores de 18 años se han visto obligados a mantener relaciones sexuales forzadas o han sido víctimas de otras formas de violencia y explotación sexual con contacto físico. Pidamos al Señor para que sepamos cómo trabajar con la población menor de edad vulnerable a este flagelo para que ellos también, con nosotros, se conviertan en sujetos de transformación que reduzcan el riesgo de ser víctimas de algún tipo de explotación sexual

Harold Segura

miércoles, 22 de diciembre de 2021

Por amor a los seres humanos, Dios se convierte en un ser humano. La encarnación hace posible la esperanza. Hace posible el amor. Hace posible la transformación de la vida. Un encuentro con Jesús cambia la vida.


En Navidad:
los ángeles hablan,
una anciana tiene un hijo,
una virgen queda embarazada,
un sacerdote se queda mudo,
el rey es burlado,
los campesinos reciben primero las noticias del cielo
y Dios se hace humano en un niño pobre, migrante y marginal.
LO IMPOSIBLE ES POSIBLE.

Esperanza que confronta

«De sus tronos derrocó a los poderosos, mientras que ha exaltado a los humildes. A los hambrientos los colmó de bienes, y a los ricos los despidió con las manos vacías!». Lucas 1.52–53 - NVI


La esperanza cristiana no es ingenua; sabe que lo que espera (paz, justicia y vida plena) requiere la confrontación con los poderes que se oponen a sus ideales. En la Biblia esos poderes son representados a veces por medio de figuras y símbolos que apuntan a la realidad del mal (dragones de siete cabezas, bestias imperiales, etc.).

El reino de Dios avanza en contra del antireino de maldades. Y María lo sabía muy bien; por eso su cántico de celebración (Magníficat) está compuesto en términos de una victoria que se gana y una derrota que debe ser aplaudida.

Ella dice que el trono de los poderosos será derrocado, que los humildes serán honrados, que los que padecen hambre por fin serán saciados y que los ricos injustos —también por fin— serán devueltos sin sus acostumbradas fortunas. ¡Qué valiente María!

La alegría de ella y la razón por la cual llama a Dios Magnífico es porque él «Hizo proezas con su brazo; desbarató las intrigas de los soberbios» (1.51). La victoria del Señor es el triunfo de la justicia sobre los que buscan perpetuar la iniquidad, de la paz sobre los que quieren que las guerras permanezcan por siempre y de la vida plena sobre los que conciben planes de muerte.

Los que no aman la paz, ni sueñan con la justicia muy poco encontrarán qué celebrar junto al pesebre.

Para seguir pensando:
«¡Nadie lo sabe aún, pero los pobres, los hambrientos y los humillados han vencido! Y esta desconocida de catorce años es su inesperada representante. No se necesita ser freudiano para percatarse de la agresividad tácita en las palabras de María: mi hijo triunfará, invertirá y desagraviará todas nuestras previas humillaciones; nuestro pueblo será exaltado en él... y yo seré el origen de todo esto». Carmiña Navia (teóloga colombiana)

Oración:
A nivel mundial, el hambre es el mayor riesgo para la salud; mata más personas que el SIDA, la malaria y la tuberculosis juntos. Según Naciones Unidas (2021), en el mundo mueren 24.000 personas de hambre, o por causas relacionadas, cada día. Clamemos al Señor porque esta y tantas otras condiciones infrahumanas en nuestro mundo, que aguardan por justicia, nos muevan a unirnos al Dios Magnífico que es poderoso para levantar al pobre, al hambriento y al humillado y convertirlo en sujeto de transformación

Harold Segura

martes, 21 de diciembre de 2021

Saltar de alegría

 «Pero, ¿cómo es esto, que la madre de mi Señor venga a verme? Te digo que tan pronto como llegó a mis oídos la voz de tu saludo, saltó de alegría la criatura que llevo en el vientre. ¡Dichosa tú que has creído, porque lo que el Señor te ha dicho se cumplirá!». Lucas 1.43–45 - NVI


La alegría no ha sido una virtud acentuada por la pastoral cristiana. Ni la liturgia, ni la teología (que es otra forma de liturgia) la han reconocido con toda su magnitud. Por el contrario, en muchos casos, hablar de fe es llamar a todo lo que contradiga la alegría: el dolor sacrificial, la ascesis y el desprendimiento de todos los placeres terrenales (todo lo que produzca alegría). ¿No ha sucedido así por muchos siglos?

Para los antiguos griegos existían tres virtudes que contribuían a la formación de un ciudadano perfecto: la justicia, la fortaleza y la templanza. Platón añadió una más, la prudencia. Después la fe cristiana, siempre interesada en entablar diálogos con las filosofías de su momento (en este caso con los estoicos), consideró que esas cuatro virtudes morales eran las que contribuían a desarrollar una vida bienaventurada. A las virtudes anteriores se agregaron después tres virtudes teologales (porque se refieren a Dios): la fe, la esperanza y la caridad. 

Pero, ni las virtudes cardinales, ni las teologales incluyeron la alegría. La dejaron afuera, quizá por considerar que un aspirante a la santidad debía ser circunspecto y conducirse con sobriedad y decoro. Incluso los viejos monjes llegaron a discutir acaloradamente si Jesús se rió alguna vez. 

Pero, ¿acaso es posible vivir cristianamente sin disfrutar y expresar la alegría? Juan el Bautista, desde el vientre de su madre Elizabet «saltó de alegría» (1.44). 

Para seguir pensando: 
«Según sea el concepto y la experiencia que cada cual tiene de Dios, así será su vida cristiana, concretamente en cuanto se refiere y afecta a la alegría que se disfruta o, por el contrario, a la tristeza que se soporta, por más que a esa tristeza le pongamos el piadoso nombre de “resignación cristiana”». José María Castillo (teólogo español) 

Harold Segura

lunes, 20 de diciembre de 2021

EL SEÑOR SE ACORDÓ

Eran dos personas ancianas; ambas descendientes de la tribu de Aarón (de la casta sacerdotal) y, lo más importante, reconocidas por actuar con rectitud y por ser fieles observantes de los preceptos del Señor. Credenciales suficientes para creer que no experimentaban problemas, pero los tenían. También los justos viven la vida entre frustraciones y alegrías.


Ella, Elizabet, era estéril, tal como Sara, Rebeca, Raquel, la madre de Sansón, también la de Samuel y tantas otras que padecieron la discriminación social y lucharon contra la duda de pensar que Dios se había olvidado de ellas.

Siendo una persona de avanzada edad, le resultaría difícil esperar que se le cumpliera el sueño de su vida: tener un hijo. Hay edades para alimentar ciertas ilusiones, y otras para olvidarlas… comentan los realistas.
Pero, cuando ya no había nada que esperar, llegó el milagro. Zacarías fue sorprendido por la visita del ángel Gabriel, quien le anunció que su esposa tendría un hijo. ¡Para no creerlo! Tan sobrecogedora fue la sorpresa que el anciano sacerdote reaccionó como cualquier persona normal, con incredulidad y temor (1.18).

El nombre de él, Zacarías, significa el Señor se acordó. Se acordó para darles el regalo inesperado de Juan el Bautista, quien fue el predecesor de Jesús. Nunca es tarde para esperar lo que humanamente ya no es esperable. Mientras quede vida, siempre debe alimentarse la esperanza.

LUCAS 1.5–7 - NVI
«En tiempos de Herodes, rey de Judea, hubo un sacerdote llamado Zacarías, miembro del grupo de Abías. Su esposa Elisabet también era descendiente de Aarón. Ambos eran rectos e intachables delante de Dios; obedecían todos los mandamientos y preceptos del Señor. Pero no tenían hijos, porque Elisabet era estéril; y los dos eran de edad avanzada».
PARA SEGUIR PENSANDO:
«La esperanza vieja es la más dura de perder». Elizabeth Barrett Browing (poetisa inglesa, 1806–1861)

Harold Segura
Foto de Gilbert Lennox

domingo, 19 de diciembre de 2021

NAVIDAD

"Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído, pues todo sucedió tal como se les había dicho." — Lucas 2.20


Durante el nacimiento de Jesús, en medio de la suciedad de un establo, se cumplió un milenio de promesas, profecías y esperanzas. Los pastores oyeron, vieron y todo fue como les habían dicho. Años después, Jesús nos diría de tantas maneras diferentes: «Yo soy la luz que ha venido al mundo» (Jn. 12.46), «…yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia» (Jn. 10.10), «Yo para esto nací, y para esto vine al mundo: para dar testimonio de la verdad» (Juan 18.37). Entonces…

Cuando sentimos la suciedad de la vida en este mundo, podemos focalizarnos en la pureza de Cristo.

Cuando nos sentimos débiles, podemos reposar en el poder de Cristo.

Cuando estamos enfermos, podemos recordar que Él es el Gran Médico.

Cuando estamos confundidos, podemos recurrir a Sus palabras para orientarnos.

Cuando nos sentimos dañados, podemos recordar que Él dijo que no acabará de romper la caña quebrada ni apagará la mecha que apenas arde.

Cuando sabemos que hemos pecado, podemos conocer Su perdón.

Cuando estamos descarriados, podemos recordar que Él se llamó a sí mismo «el camino».

Cuando hemos mentido, podemos recordar que Él se llamó a sí mismo «la verdad».

Cuando sentimos que nuestra energía y nuestro entusiasmo menguan, podemos recordar que Él mismo se llamó «la vida». Y así, podemos orar:

Gracias, Señor Jesucristo, por humillarte y asumir forma de ser humano. Gracias por empujar lejos la oscuridad de este mundo y de mi vida. Gracias por vivir entre nosotros de modo que podamos ver cuánta vida podemos tener. Permíteme vivir las siguientes 52 semanas a la luz de tu presencia y tu poder continuo en este mundo. Y luego poder celebrar nuevamente la Navidad, con alegría.

Mel Lawrenz - Alegría de Navidad

sábado, 18 de diciembre de 2021

NACIMIENTO

 "Así que fueron de prisa y encontraron a María y a José, y al niño que estaba acostado en el pesebre. Cuando vieron al niño, contaron lo que les habían dicho acerca de él, y cuantos lo oyeron se asombraron de lo que los pastores decían. María, por su parte, guardaba todas estas cosas en su corazón y meditaba acerca de ellas. Los pastores regresaron glorificando y alabando a Dios por lo que habían visto y oído, pues todo sucedió tal como se les había dicho". (Lucas 2:16-20)


Dios eligió a los pastores como las primeras personas en escuchar las noticias sobre el nacimiento de Jesús. Ese es un pensamiento hermoso en sí mismo.

Pero lo que también es interesante es cómo responden los pastores a esta noticia. La fe no es pasiva sino activa. Dios actúa, luego reaccionamos. Y vale la pena imitar la reacción de los pastores.

Los pastores vieron.

Después de escuchar acerca de Jesús, van a investigar. Ellos comienzan a buscar. Esto es importante para nosotros también. El Nuevo Testamento y su mensaje sobre Jesús merecen nuestra consideración. ¿Se puede confiar en los relatos del Evangelio? ¿La resurrección realmente sucedió? ¿Está Jesús vivo y llamándome hoy? Estas son preguntas que vale la pena explorar. Necesitamos ver por nosotros mismos.

Los pastores cuentan.

Después de ver a Jesús, les cuentan a otros acerca de él. Se dan cuenta de que el nacimiento de Jesús es una buena noticia para todos y contaron lo que se les había dicho acerca de él.  Cuando vemos algo grandioso, naturalmente les decimos a los demás y solemos hacer esto. El evangelio no es diferente.

Los pastores adoran.

El texto dice que volvieron "glorificando y alabando a Dios". Esto puede tomar muchas formas. Debemos adorar con nuestras palabras, orando y agradeciendo a Dios continuamente. Deberíamos adorar con el canto. Debemos adorar con nuestras acciones, viviendo rectamente; buscando el amor y la justicia en el mundo.

Para conocer a Jesús, sería prudente aprender de los pastores.

Nate Edmondson

viernes, 17 de diciembre de 2021

PASTORES

"En esa misma región había unos pastores que pasaban la noche en el campo, turnándose para cuidar sus rebaños. Sucedió que un ángel del Señor se les apareció. La gloria del Señor los envolvió en su luz, y se llenaron de temor." Lucas 2:8-9


Los pastores fueron vistos injustamente como personas que eran menospreciadas por su trabajo poco atractivo y "sucio". Y estas son las personas a quienes Dios anunció el nacimiento del Rey. No se parecían a las élites respetadas ni a las muy influyentes. Los ángeles no aparecieron en el centro de Jerusalén. La gloria de Dios se mostró en aquellos sin gloria.

Y esto tiene dos implicaciones importantes para nosotros.

Primero, tenemos que renunciar a nuestra propia gloria. Renunciar a buscar formas de hacernos un nombre y de mostrar que estamos por encima de nuestros pares. Nos comparamos con la esperanza de encontrar algo que nos pueda distinguir ... algo que nos haga gloriosos.

El evangelio nos habla que el camino hacia arriba es el que va para abajo. Dios escogió a los pobres para ser ricos en fe y herederos del Reino. Renunciemos a nuestra propia gloria para que podamos ver la gloria de Dios. Si queremos ver al Rey, debemos convertirnos en esos pastores que no estaban en el centro del poder.

Segundo, tenemos que amar a los que no tienen gloria.

El mundo dará prioridad a aquellos con poder y privilegios.  El evangelio dice: no hay personas ni lugares pequeños. En Cristo, todos son hijos de Dios por la fe.

Esto significa que en las iglesias no debemos favorecer a quienes pueden dar más. No debemos priorizar a las personas en función de su trabajo o educación. No debemos mostrar favoritismo. Somos llamados para amar a todos. Creemos en las personas. ¿Y por qué debemos hacer estas dos cosas?

Porque Jesús hizo estas dos cosas por nosotros.

Nate Edmondson

Manos a las piedras

  Recurrente "En nuestra ley, Moisés manda que a esta clase de mujeres las matemos a pedradas.", Jn 8:5 Lamentablemente los que su...