miércoles, 22 de abril de 2020

Obreros de Paz

Obreros de paz “Bienaventurados los pacificadores porque ellos serán llamados hijos de Dios” Mateo 5:9, RV60 El tradicional concepto cristiano de paz es ausencia de conflicto. En vista de ello, y según muestra el pasaje que nos sirve de referencia, los pacificadores son aquellos que no tienen conflicto con nadie. Bienaventurados los que carecen de conflicto. Felices los que no se meten en líos con nadie. Obviamente ésta es una mirada incompleta de la paz. Es lo que el teólogo alemán Dietrich Bonhoeffer llamaría: “paz barata”. Escuche cómo Dios recrimina a su pueblo a través del profeta Jeremías. “…desde el profeta hasta el sacerdote, todos son engañadores. Y curan la herida de mi pueblo con liviandad, diciendo: Paz, paz; y no hay paz”. (Jer. 6:14, RV60) La ausencia de paz en la otrora ciudad de Jerusalén se debía a la violencia, la maldad, los robos y las injusticias que sufría el pueblo (lea con atención Jeremías 6:6-7). En un contexto así es imposible tener paz, aunque fuera el profeta o el sacerdote quien a viva voz la promoviera. “No hay paz en un contexto de injusticia”. “No hay paz donde hay hambre”. “No hay paz donde hay desigualdad social”. “No hay paz donde faltan oportunidades para la educación de todos”. “No hay paz donde no hay bienestar general”. “No hay paz donde hay explotación, falta de libertad, miseria, sufrimiento, enfermedad, etc.” De acuerdo a este concepto más amplio de paz, el shalom de Dios, entonces debemos pensar en que los pacificadores a los que Jesús se refiere en su bienaventuranza son aquellos que trabajan por establecer la paz, es decir, por crear las condiciones necesarias para que exista paz entre los hombres y, en consecuencia, trabajan por quitar los obstáculos que la impiden (injusticia, hambre, explotación, corrupción, mentira, fraude, violencia, etc.). “Dichosos los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”. Mateo 5:9, NVI. Ante esta definición amplia de paz, podemos decir con toda certeza que Juan el Bautista fue un pacificador, aunque confrontó duramente a las autoridades de su pueblo (Lc. 3:7-14). Jesús fue un pacificador aunque condenó la injusticia y mostró un camino nuevo y justo a seguir (Mt. 10:34). El apóstol Pablo fue un pacificador aunque creaba disturbios en casi todos los lugares que visitaba (véase por ejemplo: en Filipos, Hch. 16; en Atenas, 17:15). Es válido preguntarse, en el caso de estos tres ejemplos de pacificadores: ¿Cómo acabaron sus días terrenales? Permítame preguntarle, ¿es usted un pacificador según este segundo concepto que complementa al anterior? ¿Qué estamos haciendo por lograr la paz en nuestro país? ¿Qué estamos haciendo para evitar las injusticias y mentiras que nos rodean? ¿Somos agentes de paz en nuestro vecindario, en nuestro lugar de trabajo, en nuestra propia casa? ¿Estamos dispuestos a ser pacificadores al estilo de Juan, Jesús y Pablo, aunque eso nos lleve a la confrontación o a la pérdida de esa paz barata y pasajera? Registremos nuestro nombre al de innumerables obreros que trabajan incansablemente por la paz desde el lugar donde Dios los ha puesto. Ellos y nosotros somos llamados hijos de Dios. Carlos A López

domingo, 19 de abril de 2020

LA FE EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS: NO ES BUENO ESTAR SOLO

LA FE EN LOS TIEMPOS DEL CORONAVIRUS: NO ES BUENO ESTAR SOLO. Mateo 26:37-39 ¡Qué sorprendente es este pasaje! Vale la pena ver cómo Jesús reacciona en un momento de crisis, probablemente la más grande que nunca en su corta vida tuvo que afrontar. En primer lugar, el Maestro se muestra vulnerable. Vale la pena observar las emociones tan profundas que experimentó en aquellos momentos -aflicción, angustia, tristeza de muerte-. En segundo lugar, el Maestro comparte todas sus emociones con el Señor, las vuelca con Él. El Padre siempre es una válvula de escape saludable para nuestro caos emocional. Ante Él no es preciso avergonzarse ni tratar de mostrarse políticamente correcto. Pero esto, aunque importante, en el caso de Jesús no pareció ser suficiente. Necesito la presencia cercana de sus amigos y poder explicarles también a ellos cómo se sentía. No se avergonzó de compartir su tensión emocional con ellos. ¿Qué nos enseña esto en los tiempos del COVID 19? Que no debemos estar avergonzados de nuestras emociones. Que Dios siempre es un oído amable y que no juzga para poder descargarnos, ventilarnos con Él. Que todos necesitamos amigos cercanos que nos oigan, que no nos juzguen por lo que sentimos, que nos permitan ser vulnerables. Felix Ortiz Fernández

jueves, 16 de abril de 2020

Quebrantamiento

- Cuando hablamos de la iglesia local estamos hablando de una comunidad que experimenta el quebranto. Una comunidad sana es una comunidad que se forma a través de la prueba y aflicción. * David aprendió a ser quebrantado de corazón. Un corazón integro se forma a través de la prueba y la aflicción. Condimento infaltable para que Dios afirme a sus hombres. Descubrió que nada sirve tener un corazón orgulloso, soberbio, altivo, Sal 19:12. * “Escudríñame, OH Dios y conoce mis inquietudes, conoce mi corazón, pruébame y ve si hay en mi camino malo y guíame en el camino eterno”, Sal 139:23-24. No conocemos nuestro corazón, pero Sí le podemos pedir a Dios que nos haga conforme a su corazón. * El quebrantamiento nos lleva a un nuevo nivel de madurez y fe. David fue quebrantado. Sufrió por el celo y la envidia de Saúl; fue engañado. Lo rebajaron de grado militar, procuraron matarlo, lo persiguieron, anduvo en cuevas, en el desierto, se tuvo que hacer pasar por loco para ser aceptado por los extranjeros y enemigos. Sufrió la burla de otros y la incomprensión de sus 600 hombres: "¿Cómo que no mataste a Saúl?”. Quebrantamiento que da integridad. “Yo no toco al ungido de Dios”. Amor a Dios y sujeción a su propósito. * El quebrantamiento nos lleva a fortalecernos en Dios en la más dura aflicción. “Y David se fortalecía en el Señor su Dios”, “Y David consultaba con su Dios”, 1 S 30:6-7. * Dios nos llama a “Servir a nuestra propia generación por el propósito de Dios”. Él cumple su propósito, aunque a veces no lo parezca. David pensó: “Saúl me va a matar”, ni se acordaría que fue llamado a ser Rey..., pero Dios cumplió su propósito en David porque él “vivió bajo su autoridad”. ¿Estamos experimentando algún tipo de quebrantamiento? ¿Que podemos aprender en este tiempo? Carlos Scott

domingo, 12 de abril de 2020

Servicio online 12 de abril de 2020

“No llores, no tengas miedo”

“No llores, no tengas miedo” ¡Cristo ha resucitado! (Mt 28:5). La resurrección de Jesucristo nos da suficientes motivos, razones y certezas para confiar y seguir a Jesús. En medio de cualquier oscuridad, desilusión o frustración debemos volver a recordar que hay un nuevo día y un nuevo amanecer. La luz triunfa sobre las tinieblas, la vida sobre la muerte, la justicia sobre la injusticia, la verdad sobre la mentira y el amor sobre el odio. Sin entender todo, se nos llama a creer y avanzar. La única manera de conocer a Jesús es caminar con él. En medio del camino las dudas son aclaradas y viene la certeza. María Magdalena se quedó llorando junto al sepulcro (Jn 20:10-11) y busca a Jesús como alguien que está muerto (Lc 24:5). No ve a Jesús resucitado. Somos tentados a pensar que la resurrección de Jesucristo no puede ayudarnos en nuestras luchas, dudas y temores. Jesús nos invita a cambiar nuestro criterio. Jesús cuestiono a María Magdalena ¿Por qué lloras? Quiere que veamos su presencia en medio de toda circunstancia. Como seguidores de Jesús somos llamados a tener amplitud. Jesús no dejo sola a María Magdalena y la llama por su nombre. Ninguna situación está fuera del control de Dios. Ella y las otras mujeres le abrazaron los pies y lo adoraron (Mt 28:9) pero su mandamiento fue de animar a los hermanos, salir al mundo y no privatizar la misión. No podemos detener a Jesús sino soltarlo y estar en su seguimiento. “Vivir de acuerdo con la resurrección de Jesucristo es permitir que su voluntad sea la guía para todo aspecto de nuestra vida” Demos a conocer esta noticia ¡He visto al Señor! (Jn 20:18). Salgamos con una misión de amor compartiendo todo el evangelio con toda la humanidad ¿Qué implicación práctica tiene para nuestra propia vida y la vida de la iglesia ¡He visto al Señor!? Carlos Scott

sábado, 11 de abril de 2020

RESPIRAR ESPERANZA, LUCHAR CONTRA LA MUERTE

RESPIRAR ESPERANZA, LUCHAR CONTRA LA MUERTE “En esto, Jesús les salió al encuentro y las saludó; ellas abrazaron sus pies y lo adoraron. Jesús entonces les dijo: — No tengan miedo. Vayan a llevar la noticia a mis hermanos. Díganles que se dirijan a Galilea; allí podrán verme.” (MATEO‬ ‭28:9-10‬). Las dos mujeres, María la de Magdala y la otra Maria, se dirigieron muy temprano hacia la muerte (hacia Jesús que estaba muerto) y se encontraron con la vida (había resucitado). Pisaban tierra firme y, en forma inesperada, un fuerte temblor movió esa tierra. Iban para cuidar a un ser humano muerto y se les apareció un ser angelical, relampagueante y vestido de blanco. Partieron con temor y regresaron con alegría. Jesús había resucitado y ellas también. La resurrección de Él conlleva la resurrección nuestra. La fe en aquella resurrección se traduce en nuestra vida resucitada. Quien cree que “Dios lo resucitó de entre los muertos” vive como resucitado entre tanta muerte. Respira esperanza y lucha contra la muerte. Es vida que demuestra que el amor es más poderoso que la muerte. “... Por tanto, si Cristo venció a la muerte resucitando por el glorioso poder del Padre, es preciso que también nosotros emprendamos una vida nueva. Si hemos sido injertados en Cristo compartiendo una muerte como la suya, compartiremos, también su resurrección.” (ROMANOS‬ ‭6:4-5‬).‭ Harold Segura

Jesús lavo los pies de Judas

Dejar los prejuicios

  Desliz "¿Tú qué opinas?", Jn 8:5 Dios nos llama a purificar nuestra vida y la forma de ver la vida. Se trata de salir de nuestro...