Una espiritualidad en movimiento
Cuando pensamos en los movimientos de nuevas comunidades de fe debemos hacernos la misma pregunta que le hizo el etíope a Felipe: ¿Qué impide?Felipe era uno de los siete que había sido elegido para atender las necesidades de la comunidad, pero luego del martirio de Esteban comienza la persecución y dispersión de la Iglesia. Esto lo llevo a predicar en Samaria cuya ciudad se llenó de alegría, pero luego el Espíritu de Dios lo lleva a un lugar desértico donde se encuentra con un etíope eunuco, alto funcionario encargado de todo el tesoro de la Candace, reina de los etíopes.
En esa ocasión la escritura nos recuerda que el Espíritu Santo le dijo a Felipe que se acerque al etíope por lo cual pudo anunciarle las buenas nuevas acerca de Jesús, Hch 8:26-40. En el camino se encontraron en un lugar donde había agua y la pregunta del etíope resuena en nuestros días: “¿Qué impide que yo sea bautizado?”. La respuesta de Felipe no quedo condicionada a la estructura, presencia y decisión de los apóstoles que estaban en Jerusalén. Felipe lo bautizo y el etíope siguió alegre su camino.
El Espíritu de Dios siempre lleva a su iglesia a reformarse para ser una comunidad que le lleva alegría a la gente. Cuando el Espíritu de Dios comienza a reformar las estructuras se presentan nuevos desafíos para saber ser iglesia en un determinado contexto. Nos encontramos en un nuevo tiempo de introspección y purificación. Hay algo que está surgiendo por parte de Dios y seguir lo que el Espíritu Santo indica es unirnos a su Misión. Nuestra fe en Jesucristo nació para caminar y no para protegernos. Se nos llama a seguir formando nuevas comunidades de fe a favor de los no alcanzados.
Para Pensar: ¿Qué impide que podamos liberar y soltar a la gente? ¿Cuáles son los obstáculos? ¿Cómo podemos superarlos?
Carlos Scott
Foto Gilbert Lennox

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