jueves, 19 de diciembre de 2024

Dios nos quiere llevar a una existencia “liberada”

 La provocación de Jesús

“Conviértete en uno de mis seguidores …”, Mc 10:21

Nuestro Dios nos provoca y a su vez nos invita. Nos provoca que salgamos fuera de nuestra manera de ver las cosas. Es perder para ganar. Es dejar para poder recibir. Dios nos quiere llevar a una existencia “liberada” de todas las esclavitudes, incluso del saber acumulado y custodiado celosamente. Es desechar las fórmulas tranquilizadoras y entregarnos a las conversaciones punzantes de un Jesús itinerante que nos llama a la aventura. Su provocación consiste en revisar lo que nos falta, pero desprendernos de aquello que nos detiene. El desprendimiento es el acto más grandioso de la adoración. Para entender el riesgo y la grandeza de una vocación, tenemos necesidad no solo de decir “Si” a esto, sino también “No” sobre aquello. En su provocación de amor no podemos conseguir descuentos, tampoco hacer arreglos razonables, atenuar su llamado y minimizar el compromiso. En el seguimiento tampoco deberíamos intentar recuperar lo dejado. Lo pasado, está pisado, quedó atrás. Vivir a media el seguir a Jesús se puede transformar en una vacuna que nos puede inmunizar contra cualquier lanzamiento. Neutraliza en su raíz toda voluntad de lanzarse a la aventura. Su provocación amorosa nos estimula, pero vivir a media nos desanima. Jesús no le retiró a esta persona su afecto y este joven se marcha con aquel cariño que ya no le abandona, pero se puso muy triste y se fue desanimado. Es el remordimiento lo que más le atormenta y lo que hubiese podido ser. La llamada rechazada se convierte en una apelación continua, un reclamo tenaz, aunque silencioso. “Adviérteles a los ricos de este mundo que no sean orgullosos ni confíen en sus riquezas, porque es muy fácil perder todo lo que se tiene. Al contrario, diles que confíen en Dios, pues él es bueno, y nos da todo lo que necesitamos para que lo disfrutemos. Mándales que hagan el bien, que se hagan ricos en buenas acciones. Recuérdales que deben dar y compartir lo que tienen.  Así tendrán un tesoro que, en el futuro, seguramente les permitirá disfrutar de la vida eterna”, 1 Timoteo 6:17-19

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox 

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