jueves, 26 de diciembre de 2024

Jesús no apaga el entusiasmo, sino la fantasía

  Opciones

“Cuando iban por el camino, alguien le dijo a Jesús: —Te seguiré a cualquier sitio que vayas. Jesús le contestó: —Las zorras tienen sus cuevas, y las aves tienen nidos, pero yo, el Hijo del hombre, no tengo ni siquiera un sitio donde descansar. Después Jesús le dijo a otro: —¡Sígueme! Pero él respondió: —Señor, primero déjame ir a enterrar a mi padre. Jesús le dijo: —Lo importante es que tú vayas ahora mismo a anunciar las buenas noticias del reino de Dios. ¡Deja que los muertos entierren a sus muertos! Luego vino otra persona y le dijo a Jesús: —Señor, quiero seguirte, pero primero déjame ir a despedirme de mi familia. Jesús le dijo: —No se puede pertenecer al reino de Dios y hacer lo mismo que hace un mal campesino. Al que se pone a arar el terreno y vuelve la vista atrás, los surcos le salen torcidos.”, Lc 9:57-62

Jesús es contundente al expresar sus opciones con relación a su seguimiento y la misión. Hay urgencia y Jesús nos vuelve a decir “Sígueme”. Es auténtico, no esconde nada y nos muestra en que consiste este camino. No suele haber rebaja en el costo del billete. Mas que atraer parece decepcionar a todos aquellos que buscan una mejora en las condiciones del viaje. Jesús no apaga el entusiasmo, sino la fantasía. Nos llama a ser conscientes de las circunstancias, dificultades, sacrificios, renuncias y todo lo que implica el compromiso en ser discípulo. Somos llamados a ser y hacer discípulos. En la práctica el mandamiento de seguir a Jesús es idéntico al mandamiento de creer en Él. El discipulado ocurre cuando alguien responde al llamado de aprender de Jesús, cómo vivir su vida como si Jesús la estuviera viviendo. Como resultado, el discípulo se convierte en el tipo de persona que naturalmente hace lo que hizo Jesús. Lo que caracteriza al discípulo de Jesús es la mirada hacia delante. Es alguien que busca ser semejante a Jesús, está dispuesto a tener sus mismos gestos y seguir sus mismas opciones. Vive la sorpresa en las manos de Dios, un itinerario imprevisible, una aventura, cosas inesperadas, novedades y riesgos que construyen a un creyente en Jesús. Trabaja a favor de la justicia, la misericordia y la paz. Es libre, busca espacios más abiertos y no soporta una tienda angosta. Un discípulo de Jesús es alguien que está dispuesto a seguir una relación profunda y un nuevo proyecto de vida aceptando sus preferencias, pensamientos y actitudes. Es aquel que vive en Fe, Esperanza y Amor.

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

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