Desliz
"¿Tú qué opinas?", Jn 8:5Dios nos llama a purificar nuestra vida y la forma de ver la vida. Se trata de salir de nuestro propio egoísmo, de la indiferencia, para abrirnos hacia el otro en una actitud de simpatía, cordialidad, discreción, delicadeza y benevolencia. Un llamado a la libertad implica dejar los prejuicios, las sospechas y la desconfianza. Se espera estar libres del instinto de separación, condenación y discriminación. El rechazo hacia el otro puede marcar una vida que lo castiga a la soledad e insignificancia. Una actitud de indiferencia tiene el poder de eliminar a una persona. El Señor nos alienta a detenernos y recibir a otros sin forzar. Se trata de quitar la agresividad, dureza y malicia. En definitiva, es ser sensible al otro, es decir, capaz de ver al otro como me gustaría ser visto si estuviera en aquella situación concreta. Dios una vez más nos llama a abrir las manos y dejar caer nuestras piedras. "No se conviertan en jueces de los demás, y así Dios no los juzgará a ustedes. Si son muy duros para juzgar a otras personas, Dios será igualmente duro con ustedes. Él los tratará como ustedes traten a los demás. ¿Por qué te fijas en lo malo que hacen otros, y no te das cuenta de las muchas cosas malas que haces tú? Es como si te fijaras que en el ojo del otro hay una basurita, y no te dieras cuenta de que en tu ojo hay una rama. ¿Cómo te atreves a decirle a otro: “Déjame sacarte la basurita que tienes en el ojo”, si en tu ojo tienes una rama? ¡Hipócrita! Primero saca la rama que tienes en tu ojo, y así podrás ver bien para sacar la basurita que está en el ojo del otro.", Mt 7:1-5
Carlos Scott
Foto Gilbert Lennox
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