viernes, 19 de julio de 2024

Mezquindad y prejuicios

 El Disturbio 

"Y poniendo las manos sobre los enfermos, Jesús sanó a algunos de ellos; pero no pudo hacer ningún otro milagro", Mc 6:5

En Nazaret la indiferencia hacia la persona de Jesús fue lo que prevaleció, pero hubo personas que se mantuvieron abiertas al Señor. Jesús choca con la mentalidad más estrecha, la mezquindad y los prejuicios, pero no se deja bloquear por esta actitud de rechazo. Un mundo cerrado, sofocante, no puede convertirse en una prisión para un profeta. Siempre hay oportunidades de seguir sembrando en otros espacios inmensos y todavía intactos. Al profeta se le perdona la inteligencia y sus prodigios, pero no el disturbio. El escándalo lo encontramos en los conformismos, de los horizontes preestablecidos. La palabra se hace subversiva cuando amenaza la estabilidad, el orden existente, los equilibrios alcanzados, el juego del poder. El profeta es el que tiene que abrir caminos nuevos y Jesús nos dice: «Les digo la verdad, el grano de trigo, a menos que sea sembrado en la tierra y muera, queda solo. Sin embargo, su muerte producirá muchos granos nuevos, una abundante cosecha de nuevas vidas", Jn 12:24. Dios nos llama a vivir un nuevo tiempo y una nueva manera de ser iglesia para los demás. 

Carlos Scott

Foto Gilbert Lennox

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